La región amazónica perdió un millón de hectáreas de superficie de agua dulce en diez años

Datos revelados por la plataforma de monitoreo Mapbiomas Agua, de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), muestran un panorama preocupante: los países amazónicos perdieron un millón de hectáreas de agua dulce.

Lago Titicaca (Bolivia). Foto: Miriam Telma Jemio.

Un grupo de expertos de la coalición de organizaciones de la sociedad civil Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) analizó imágenes satelitales y datos sobre el área ocupada por ríos, glaciares y lagos en países amazónicos. Lo que encontró fue que, si se compara con la tendencia que había entre 2000 y 2012, la región perdió un millón de hectáreas de superficie de agua dulce entre los años 2013 y 2022.

Este es el primer estudio realizado por este colectivo sobre la cobertura de agua dulce o superficial en todos los países amazónicos. La investigación resalta que el millón de hectáreas representa una pérdida del 4 % de la superficie acuática de los países amazónicos.

De los países analizados, Colombia tuvo la mayor pérdida (224 000 hectáreas),  le siguieron Bolivia (135 000), Perú (73 000), Venezuela (66 000), Brasil (498) y Ecuador (7000).

Vista al río Magdalena desde el municipio de Puerto Boyacá en Colombia. Foto: Juan Carlos Contreras.

“En Perú, Ecuador y Bolivia la disminución fue sostenida durante los años. En los demás países, hubo un periodo húmedo inicial y luego en los últimos años una fuerte sequía”, explica Tina Olivera, bióloga venezolana y coordinadora de Sistemas de información Socioambiental de la organización de la sociedad civil Wataniba.

En 2022 se registró una recuperación en las cifras de superficie acuática en los países; incluso, en Brasil se presentaron algunas inundaciones, explica Olivera.

Los especialistas que realizaron el análisis señalan que los glaciares de la región están camino a la desaparición y que la cuestión no es si dejarán de existir, sino cuándo.

La situación es preocupante, debido a que la cuenca amazónica tiene por lo menos la quinta parte de toda el agua fluvial del planeta.

Los expertos consultados señalan que la disminución de agua superficial afecta a las comunidades que dependen de la pesca o la agricultura para su subsistencia.

Balsas en el río Apaporis. Foto: GAIA Amazonas – Juan Gabriel Soler.

Países en los que disminuye el agua

Olivera señala que la tendencia a nivel regional es que se ha disminuido la cantidad de agua superficial que los ecosistemas logran retener, pese a que “haya momentos de crecidas importantes”. En los años estudiados, agrega, es la primera vez que se ve un periodo de sequía tan largo en la región.

Agrega que aunque en Brasil, el año 2022 fue el que tuvo la mayor superficie acuática, “el país venía de una crisis hídrica sostenida de más de ocho años”. Esta tendencia de reducción también se observó en los últimos ocho años en Venezuela, Colombia, Surinam, Guyana y Guayana Francesa, aunque con variaciones en el tiempo. A diferencia de estos países, en Perú, Ecuador y Bolivia, el patrón fue de una pérdida sostenida. “En todo el periodo estudiado hubo caída en la superficie acuática en Perú, Ecuador y Bolivia”, dice Olivera.

En Venezuela, Olivera, señala que “el agua ha venido disminuyendo, especialmente en las zonas más secas como Falcón, Barquisimeto, es decir, en zonas que ya tenían rasgos desérticos”. Agrega que lugares como el Complejo Hidroeléctrico Uribante Caparo, en el Estado Táchira, han visto fuertes reducciones de nivel de agua. “Incluso, pueblos que estaban hundidos por la construcción de la presa, volvieron a aparecer”, dice. Comenta que en algunas áreas de la Amazonía venezolana también han disminuido las lluvias.

La plataforma Mapbiomas de la RAISG muestra que nueve países amazónicos perdieron un millón de hectáreas de agua dulce. Crédito: Mapbiomas Agua.

En los llanos orientales de Colombia sucede algo particular. “La pérdida de agua es muy alta”, explica John Aguilar, especialista en investigaciones geosatelitales en Gaia Amazonas, una fundación ambiental colombiana.

En Perú, la zona semiárida, ubicada en la costa, es la que tiene más pérdida. “Las áreas que ya tenían menor agua fueron las que siguieron perdiendo más en términos de porcentajes”, dice Efraín Turpo Cayo, ingeniero topógrafo y agrimensor en el Instituto del Bien Común (IBC), otra organización participante en el estudio.

Crecida del río Dulcepamba, marzo 2023. Foto: Defensoría del Pueblo de Ecuador.

Bolivia experimentó un descenso preocupante de la superficie de agua en comparación con el promedio: llegó a las 1,46 millones de hectáreas de superficie acuática, cuando en promedio son 1,6 millones de hectáreas, de acuerdo con el análisis histórico de los últimos 23 años, según explicaron los expertos de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) en Bolivia. “Los casos más representativos, son el lago Poopó, la laguna Concepción, el Pantanal, las tierras inundables de los Llanos de Moxos, entre otros”, señala Eva Mollinedo, subgerente desarrollador en MapBiomas Agua en la FAN.

El lago Poopó es un lago salado ubicado en la zona andina que, en los últimos años, perdió una gran superficie de agua y no ha podido recuperarse, explica Mollinedo. La especialista menciona que la laguna Concepción, identificada como sitio humedal de protección internacional Ramsar, se secó en un lapso de tres a cuatro meses en 2020 y, desde entonces sigue así, afectando a la biodiversidad de la región, principalmente a la fauna.

La plataforma Mapbiomas Agua permitirá ver las tendencias de cobertura acuática en los países amazónicos. Crédito: Mapbiomas Agua.

Deforestación y el cambio climático

Los cuatro expertos señalaron que las actividades humanas pueden estar detrás de la reducción de la superficie acuática. “Estos patrones (de pérdida de agua) se conectan con el uso del suelo que se ha hecho. Algunas áreas no serían víctimas de este proceso si no hubieran transformado las condiciones físicas y naturales de esas zonas”, señala Olivera y agrega que otra sería la situación si en la región “se hubieran respetado el ancho de los ríos o si se hubieran controlado los fenómenos de deforestación”.

John Aguilar menciona que en Colombia, en los llanos orientales de la Orinoquía —una de las regiones con más deforestación—, se observa una mayor pérdida de superficie acuática.

Marlene Quintanilla, directora de investigación en FAN, comenta que en Bolivia “la deforestación, el cambio de uso de suelo para la actividad agropecuaria o para ampliar el área urbana, los incendios, el cambio climático, fenómenos como El  Niño y La Niña, y otras actividades humanas han alterado el flujo natural del agua”.

Deforestación en Sierra de la Macarena, Colombia. Foto: Jorge Luis Contreras.

Efraín Turpo Cayo señala que, además, la dinámica de disminución puede responder al cambio climático. “Hay un cambio en el régimen hidrológico”, dice.

La deforestación y la pérdida de superficie acuática tiene consecuencias negativas para las sociedades. “En 2022 hubo desastres en Venezuela por deslaves. Tuvieron que ver con procesos de deforestación y actividades de minería”, explica Olivera. Comenta que cuando se deforesta o se remueven sedimentos, el suelo ya no cuenta con cobertura vegetal capaz de retener el agua, por lo que “cuando hay crecidas se ven los desastres naturales”.

Rodney Camargo, sugerente en monitoreo de la FAN, explica que Bolivia también ha afrontado “eventos de sequía e inundaciones mucho más frecuentes e intensos y esto va impactando la dinámica natural de los cuerpos de agua”.

Turpo Cayo señala que en los países latinoamericanos también hay impactos negativos en la economía y en los ecosistemas. Y recalca que hay comunidades que dependen del agua para su sustento como los pescadores.

La desaparición de los glaciares

Un hallazgo adicional del estudio de la RAISG es que el área de los glaciares en Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela se ha disminuido en un 55 % desde 1985.

En el Perú, los glaciares de la Cordillera Blanca han retrocedido 30 % en 30 años, mientras que la Cordillera Vilcanota lo ha hecho en un 50 % en el mismo periodo de tiempo. Foto: Cortesía Thomas J. Mueller.

En algunos países, los glaciares casi han desaparecido. “En Venezuela, han disminuido un 97 %”, dice Olivera. Y en Colombia, se han reducido en un 60 %.

Mollinedo, especialista de FAN en Bolivia, dice que en los glaciares ubicados en la región andina se observó una reducción dramática en el periodo de 1985 a 2022, con una superficie desaparecida aproximada de 47 000 hectáreas, es decir, el 61 % de su superficie se perdió.

Para Aguilar de Gaia, la reducción en los glaciares es catastrófica. “La pregunta no es si van a desaparecer, que ya es un hecho, sino cuándo”, dice.

Entre las consecuencias del deshielo de glaciares, Olivera y Aguilar explican que las comunidades que viven cerca de ellos pueden perder fuentes de agua de subsistencia. Otra posibilidad es que si el deshielo se da en capas más profundas de los glaciares, se pueden liberar componentes tóxicos. Entre estos, el hierro, que puede ser riesgoso para el consumo humano y del ganado.