En la comunidad Inti Wara Yassi requieren alimentos para los huéspedes, que en su mayoría son felinos. Foto: Claudie Ruel

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Rocío Lloret Céspedes

 

En los refugios de animales silvestres hay guacamayas tuertas, zorros a los que les cortaron la cola, loros con una pata fracturada, ocelotes que estaban como mascotas en moteles. Hay felinos que vieron morir a sus madres siendo crías y monos que fueron decomisados cuando intentaban venderlos como mascotas o vivían encadenados. Son seres que conocieron la maldad del ser humano y que, en su mayoría, nunca más podrán volver a su hábitat.

En Bolivia hay 26 centros de custodia, como los llama el Estado, los cuales acogen a más de cuatro mil individuos de distintas especies, muchas de ellas en grave riesgo de extinción. Estos lugares están en Cochabamba, Santa Cruz, Beni, Tarija, Oruro y La Paz. Algunos –el mayor número- son privados y viven del turismo y del voluntariado. Otros, como los zoológicos municipales y los CAD (Centros de Atención y Derivación de Animales Silvestres) dependen de las Alcaldías y de las Gobernaciones, respectivamente.

Este mamífero también es parte de los huéspedes de Ser Fauna.
Parte de la dieta de los animales son frutas y verduras frescas, que por ahora escasean. Foto: Ser fauna

Muchas veces estas instituciones estatales derivan a sus “huéspedes” a los refugios de animales particulares por falta de espacio. Por ejemplo, en el Parque de las Aves Agroflori, de Cochabamba, hay ocelotes, tortugas y aves rapaces, en total casi 900, aunque los mamíferos no son su especialidad. “Los de la Gobernación me dicen: ‘Marcelo, por favor, no tenemos dónde dejar este mono o esta águila, que se queden con ustedes tres semanas’. Ya. Pero las tres semanas se vuelven tres años y ya no se van. Eso es lo que está pasando”, cuenta Marcelo Antezana, fundador de este parque de las aves situado en Quillacollo.

Lo mismo sucede con La Senda Verde (La Paz). Solo entre noviembre del año pasado y enero del presente, recibió más de 25 animales, todos mamíferos y cuatro de ellos felinos, lo que significa que necesitan alimentarlos con carne fresca.

Lee también: Preocupa el aumento de animales silvestres que necesitan estar en refugios

A ello hay que sumarle que al no haber este tipo de sitios en todo el país, algunos de los más grandes reciben especies de otros departamentos. Todos estos traslados son supervisados y autorizados por autoridades pertinentes. Incluso cuando se solicita liberar a alguno se debe seguir un trámite, porque hasta se puede poner en peligro a toda una especie.

“El 80 por ciento de estos animales no pueden volver a su hábitat por seguridad. Cualquier animal silvestre que ha sido tratado con un antibiótico, puede ser portador de una enfermedad y si se lo suelta, puede llevar ese virus o enfermedad a la colonia nativa, y puede ser el causante de la muerte de toda su especie en ese lugar. Por eso, en nuestro caso, cuando lo hacemos, contamos con el permiso de Pofoma (Policía Forestal y Preservación del Medio Ambiente) y la Gobernación”, asegura Antezana.

El otro gran problema para la reinserción es que estos ya son seres disminuidos al haber recibido maltrato y no pueden valerse por sí mismos. Con los que así se considera, se intenta que tengan el menor contacto posible con humanos, para que en un tiempo prudente retornen a su hábitat, pero estos son los menos. La trata y tráfico en el país los condena a vivir confinados.

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Los refugios en su peor momento

Este mono capuchino macho estaba en poder de una familia, que decidió entregarlo al santuario de Yolosa. Foto: Senda Verde

Desde octubre del año pasado, cuando se desató una crisis político-social que derivó en la renuncia del entonces presidente Evo Morales, los centros de custodia se vieron duramente afectados económicamente. En aquel momento, todos a su turno pidieron ayuda para poder mantener a sus individuos. No había comida y tampoco podían movilizarse por los bloqueos instalados en los ingresos a muchos de estos santuarios, que están en las afueras de las ciudades. Incluso hubo aves que murieron por los ruidos de las manifestaciones.

Este año, cuando empezaban a recuperarse, la emergencia sanitaria por el coronavirus los ha vuelto a golpear. Esta vez, los responsables avizoran un futuro desolador ante la zozobra que ha provocado la pandemia.

“Desde una semana antes de la declaratoria de cuarentena cerramos La Senda Verde por precaución con nuestros primates, que podrían contagiarse. Por tanto, estamos con ingresos (económicos) cero”, dice Vicky Ossio, cofundadora del refugio de vida silvestre Senda Verde, ubicado en Yolosa (La Paz).

Por el momento, solo personal autorizado puede entrar a La Senda Verde, no así los voluntarios, que son fundamentales para apoyar al cuidado de los animales. Foto: Senda Verde

Preocupados por una declaración del ministro de Gobierno, Arturo Murillo, quien anunció ayuda para refugios de animales domésticos, el lunes los responsables de 26 centros de custodia mandaron cartas a la presidenta Jeanine Áñez, al mencionado titular de cartera y a la de Medio Ambiente y Aguas, María Elva Pinckert. En las misivas solicitan –además- apoyo para obtener permisos de movilización, porque tampoco los tienen.

“Entre todos (los refugios) albergamos a más de cuatro mil animales, todos somos organizaciones sin fines de lucro y custodiamos animales, que son patrimonio del Estado, ahí su responsabilidad con ellos. Por otro lado, todos los centros estamos fuera de las ciudades en poblaciones o cerca de poblaciones rurales. Muchos de los centros no tenemos conectividad. El Gobierno ha pedido entrar a un sistema para tener permisos de circulación y muchos no han podido hacerlo. Yo por ejemplo he registrado tres (motorizados), pero tampoco salen. Al margen de eso, necesitamos los permisos de circulación interprovincial, porque nos llegan camiones durante la semana, con alimentos”, explica Ossio, en cuyo recinto hay más de 800 animales a los que diariamente se debe alimentar, atender, limpiar y brindarles cuidados médicos.

Los felinos, la mayor preocupación

 

Este felino se encuentra en Ambue Ari, el refugio de Inti Wara Yassi en Ascención de Guarayos, Santa Cruz. Foto: CIWY.

En el caso de la comunidad Inti Wara Yassi (CIWY), que tiene tres lugares de custodia –Cochabamba, Santa Cruz y La Paz- como en otros que atienden a felinos, el problema se acrecienta porque estos animales necesitan alimentarse con carne fresca.

Mira los gastos de este santuario (aquí ).

“Nuestra preocupación es grande respecto a comida y transporte. En Machía, que está en el Chapare, compramos a una casera que llega una vez a la semana o dos y nos deja verduras. Las frutas nos las dejan gente del trópico en camionetas. Lamentablemente esta semana, la señora más necesaria nos dijo que no va a poder traer la comida, porque no va a poder ingresar. Vamos a tener que acudir al mercado y los precios están más altos. El hecho de no tener ingresos, porque nosotros nos mantenemos con el dinero que dejan voluntarios por ayudar a cuidar a los animales, y que los precios suban por la escasez, son preocupaciones constantes. En Guarayos (Santa Cruz) estamos tratando de aprovisionarnos, pero el tema es que allá tenemos 23 felinos, entre jaguares, pumas, ocelotes, gatos margay, y la carne tiene que ser fresca, no la podemos guardar tanto tiempo”, lamenta Andrea Benavente, directora de Comunicación de CIWY.

Solo como datos, para alimentar a todos los animales en los tres centros, por día se requiere $us 192 (Bs 1.324). Como en otros recintos, el 95% de los individuos que atienden vienen del tráfico ilegal. De ese porcentaje, el 40 % son decomisos que hacen las autoridades y entregan a la oenegé, y el 60 % es entregado por particulares.

Como respuesta, el director general de Biodiversidad y Áreas Protegidas, Enzo Aliaga Rossel, instó a tener paciencia, ya que se está viendo la manera de colaborar con estos refugios. “Como Estado reconocemos el rol que cumplen. Son los que están cuidando recursos naturales del Estado, provenientes de trata y tráfico de fauna. Antes que se declare la cuarentena, vimos que en octubre tuvieron un bajón grande, así que solicitamos apoyo económico a Embajadas y otras organizaciones, se mandó cartas, pero inmediatamente vino el problema de la cuarentena. En los casos de los CAD de las Gobernaciones, sabemos que no hay problema. El tema es con los privados. Lo que se hizo fue apoyarles con unas cartas para que puedan tramitar permisos. Se logró que se dé a todos los de Santa Cruz, se estaba iniciando en Cochabamba, que ya estaba por salir, pero eso fue antes de las nuevas medidas”, asegura en contacto con La Región.

Ante la situación, se emitió una certificación para nuevamente iniciar los trámites, pero la autoridad admite que el decreto presidencial es claro en cuanto a prioridades para los citados permisos de circulación, pero se encontró un artículo al cual pueden adscribirse. “Mañana (por el martes) voy a tratar de hacer gestiones para que se les autorice los pases de circulación”.

La otra vida, más allá de la pandemia

En este refugio hay muchos mamíferos, especialmente primates de diferentes especies. Foto: Senda Verde

La emergencia sanitaria por el coronavirus ha sorprendido a los mandatarios del mundo, quienes tuvieron que reaccionar sobre la marcha para frenar una pandemia sin precedentes. Lamentablemente, otros seres viven en un mundo paralelo, uno en el que el daño al medio ambiente se ha reducido, por ejemplo. Así, se ha visto especies silvestres en ciudades, ahora que el ser humano no representa peligro para ellas. En los refugios, sin embargo, están los otros. Los que ya conocen hasta dónde puede llegar la maldad del ser humano o la falta de conocimiento. Y ahí hay voluntarios, gente dedicada a su cuidado, que no espera un pago, sino simplemente ha decidido enseñarles que así como hay hombres y mujeres que pueden causar daño; están otros para salvarlos.

Daniela Vidal, de Ser Fauna y el bíoparque Play Land de Santa Cruz, por ejemplo, está en el recinto constantemente porque trabaja en la limpieza, alimentación y tratamiento de los animales refugiados. Se libera a las seis de la tarde. Mediante mensaje de voz cuenta que en su caso, tienen permiso de circulación, pero por ahora la manutención de los individuos pasa por los empresarios del parque acuático y donaciones gestionadas por la activista Romina Landívar.

“Sería bueno que el Gobierno se haga responsable, porque estos centros viven del ingreso diario. En el caso del bíoparque, es un área de responsabilidad social de Play Land (un parque acuático). Ahorita ellos están haciendo esfuerzos sobrehumanos junto con Ser Fauna. El Gobierno debe poner alimentos no perecederos como avena, trigo, frijoles, esas cosas que podemos hacer cocer y darles a las aves y los monos, por ejemplo”, asegura.

Con todo, para Vicky Ossio de La Senda Verde, el coronavirus es resultado del tráfico de animales silvestres. “Esto se ha dado en un mercado de China y no es casual, porque el mayor tráfico de animales silvestres en el planeta se da en ese país y esas son las consecuencias”, dice.

Bajo su percepción, pasada esta crisis de salud, el país y las autoridades deben tomar medidas para parar este delito, así como las quemas y la ampliación de la frontera agrícola. “A nivel global, creemos que es un último llamado de la naturaleza para que nos salvemos como civilización. El planeta va a continuar, la naturaleza se va a dar formas de encontrar su equilibrio. Ha puesto ahora la pelota en la cancha de los humanos, para que veamos si seguimos o no”.

 

Si quieres apoyar a alguno de estos refugios de animales silvestres, te dejamos aquí sus contactos y cuentas bancarias:

Inti Wara Yassi

El jaguar es un animal en peligro de extinción. En CIWY tienen varios ejemplares rescatados.
  • Banco: BCP
  • Beneficiario: Comunidad Inti Wara Yassi
  • Cuenta en bolivianos: 2015056927301
  • Cuenta en dólares: 2015033309226
  • NIT: 161912026.

La Senda Verde

Aruma es un oso jucumari que vive en el santuario de Yolosa. Foto: Senda Verde.
  • Banco Nacional de Bolivia (BNB)
  • Beneficiario: La Senda Verde
  • Cuenta: 150-1737557
  • NIT: 211112029.

Agroflori

En este parque de aves los ingresos llegaban por las visitas de colegiales y particulares, los fines de semana. Foto: Agroflori.
  • Banco Económico
  • Beneficiario: Marcelo Antezana Hinojosa
  • Cuenta: 3051301158

En Cochabamba, también se habilitó números de contacto para recibir donaciones de frutas (manzana, papaya, naranja, plátano), raciones secas (maíz, quinua, semillas de girasol, alpiste, mijo y croquetas de gato) y cárnicos (latas de atún, carne de res con hueso, carne molida, cuellos de pollo y mollejas). Los puntos de acopio están en toda la ciudad, aquí el detalle:

  • Zona central: 727280785 Pablo.
  • Recoleta: 77461218 Marion.
  • Muyurina: 75920000 Marcelo.
  • Zona norte (Bejín-Circunvalación): 69345647 Renán.
  • Blanco Galindo, kilómetro 5,5: 65493332 Nicol.
  • Quillacollo: 76474435 Alejandra.