• La quinta versión del festival de arte para la conservación “ConservArte” logró la adhesión de más de cien artistas que transmitieron en cada una de sus obras el mensaje del pueblo santiagueño de conservar el área protegida Valle de Tucabaca, ubicada en el municipio de Roboré en Santa Cruz.
•  Músicos, bailarines, artesanos, pintores, escultores, escritores, fotógrafos, entre otros, brindaron su trabajo de forma gratuita para hacer de este evento un éxito.
  

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Fotos y texto: Doly Leytón Arnez

Su imponente presencia se roba las miradas. El tronar de las tamboritas que alimentan la algarabía se enmudece porque los músicos quedan boquiabiertos al verlo, al igual que el resto de la comitiva que acaba de llegar al patio del hotel Churapa, una de las estaciones donde se muestra el fruto del festival ConservArte: obras inspiradas en la naturaleza y cultura viva de Santiago de Chiquitos, en el municipio de Roboré.

Allí, bajo un frondoso árbol está el “Abuelo”, personaje tradicional referente de la cultura santiagueña, construido con metal reciclado por el artista Diego Ferrufino.  La imponente escultura supera los dos metros de alto y está ubicada al lado de otra pieza que será parte del paisaje del pueblo, un bastón también de gran altura que según el artista, en su textura refleja la naturaleza del Valle de Tucabaca. El cayado gigante, construido en un par de días, está afianzado a una base de metal con forma de corazón que evoca a la vida que se resguarda en el mar verde que inspira este festival.

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La quinta versión del festival de arte para la conservación “ConservArte” tuvo la participación de 105 artistas que irradiaron en cada una de sus presentaciones el mensaje de los pobladores del municipio de Roboré y en especial de los santiagueños, de conservar el área protegida que hace unos meses se vio afectada por el intento de avasallamiento de colonos avalados por el INRA y la ABT, según se denunció en su momento. Arremetida contra la reserva que fue frenada con una férrea defensa por los pobladores y autoridades de Roboré.

La Reserva de Vida Silvestre Tucabaca es un área protegida creada el año 2000 para conservar las serranías de Santiago, Chochís y el valle de Tucabaca. En sus 262.305 hectáreas tiene una inmensa riqueza conformada por serranías, caídas de agua e imponentes paisajes. En la cima de sus serranías están las nacientes de los ríos que abastecen de agua a toda la región y a la zona sur del Pantanal boliviano.

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Es por toda esta riqueza natural y cultura que se promueve su  conservación. El evento que inició el jueves 24 de enero, concluyó este domingo con un recorrido por los diferentes puntos donde los artistas trabajaron.

Entre las obras que quedan en el pueblo y que formarán parte de la muestra permanente están las esculturas del Abuelo y su bastón, un hermoso mural que refleja la vida cotidiana de las mujeres santiagueñas, esculturas en roca y madera y varios cuadros pintados por diferentes artistas.

Además, en el edificio de la Casa de Gobierno de Roboré queda plasmado el mural “cuidemos la naturaleza”, que fusiona en una imagen la representación de la madre tierra y sus criaturas, además de rasgos chiquitanos que no podían faltar en esta magnífica obra de Arterías Urbanas.

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La música, teatro, instalaciones y performances con espectáculos que se registraron en Santiago y Roboré fueron también los medios de sensibilización sobre la importancia de vivir en armonía y en respeto con el ambiente. Durante la inauguración, la Banda Surazo conmovió a los presentes con la presentación de la chobena llamada «Tucabaca no se Toca».

Otro aspecto que predominó en esta versión fue el impulso a la actividad turística puesto que la capacidad de hospedaje en el pueblo fue copada por completo y se tuvo una importante presencia de visitantes que llegaron para disfrutar de la agenda del festival y para conocer los atractivos naturales de este destino turístico.

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El Festival surgió en 2015 como una iniciativa promovida bajo el concepto de Responsabilidad Social Empresarial de los propietarios del hotel Churapa Steffen Reichle y Yuvinka Gareca en conjunto con el artista Leoni Manrique. Actualmente es organizado en alianza entre el Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (CEPAD), el hotel y restaurante Churapa, el Gobierno Autónomo Municipal de Roboré y el Área Protegida y Reserva de Vida Silvestre Valle de Tucabaca. Los artistas participantes brindan su trabajo de forma gratuita.

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“Cuando la Geometría llega al bosque”, una impactante muestra

Por Susana Segovia

“Cuando la Geometría llega al bosque” es un conjunto de manifestaciones artísticas que pretenden provocar al público a reflexionar sobre la relación del hombre con la naturaleza: el desequilibrio, la geometría y el valor a la que se la somete con la deforestación, en especial del bosque seco chiquitano, considerado uno de los bosques secos mejor preservados del mundo, que hoy se encuentra en riesgo.

Las intervenciones cuestionan nuestros hábitos de consumo, el impacto del uso desmedido e irresponsable de los recursos naturales y abandono de prácticas y saberes ancestrales tan elementales que respetaban el equilibrio con la naturaleza y hacían parte de la cosmovisión de los pueblos antiguos.

La muestra “Cuando la Geometría llega al bosque” comprende una exposición de cuadros montada en el monte del Valle de Tucabaca, una intervención artística en el bosque que refleja la magnitud del daño del extractivismo y dos performances que  reflexionan la alarmante situación que como seres humanos nos negamos a ver.  Obras que fueron presentadas por el artista visual Leoni Manrique, durante el quinto Festival ConservArte.

Leoni comenta que este proyecto comienza hace un poco más de 4 años, cuando sobrevolando la Amazonía boliviana fue atrapado por una geometría hipnotizadora que no conocía, formas planas y delimitadas dibujadas forzadamente en un mar verde, ajeno a lo que había respirado en sus caminatas por las  entradas a las áreas protegidas y parque nacionales. Este sentimiento de impotencia no pudo ser apagado, cuando volvió a Samaipata después de casi 10 años y encontró esos trazos forzados en sus montañas y experimentó las dificultades de buscar formas alternativas de recolectar agua (porque la que venía no era apta para el consumo), luego los eventos de deforestación por asentamientos y minería ocurridos en el ecosistema del bosque Seco Chiquitano fueron los puntos de quiebre para expresarlo artísticamente.

Educación para la conservación

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La bióloga Ninotska Burgoa, gestora de Artyka, participó en el festival con su peculiar forma de enseñar a los niños, y también adultos, acerca de la importancia de la conservación. Para la práctica de educación para la conservación ella utiliza réplicas de animales de Bolivia en peligro de extinción elaborados artesanalmente, además de aretes con grabados con diversas especies. Quien se acercó al stand de la bióloga pudo conocer en detalle las características de varias especies como el oso jucumari, el delfín rosado, capibaras, el flamenco rosado, zorros, murciélagos entre otros. Además brindó un taller en el que los niños armaron sus propios peluches, luego de escuchar una charla en la que aprendieron acerca de la importancia de cada uno de los animales que armarían.

ConservArte en imágenes

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