La Región
Bolivia e Irán avanzan en negociaciones para la exploración y explotación de tierras raras en el país, “con un enfoque en proyectos estratégicos en Cochabamba y Santa Cruz”. Así lo hizo conocer este lunes Ismael Rodríguez, viceministro de Minerales Tecnológicos y Desarrollo Productivo Minero Metalúrgico. En conferencia de prensa, transmitida por la página oficial de Facebook de la entidad estatal, la autoridad anunció que el acuerdo incluiría “inversión, capacitación y cooperación tecnológica”.
Las conversaciones iniciadas con representantes del citado país se enfocan en un acuerdo para exploración y explotación de tierras raras y minerales críticos en el país.
Según Rodríguez, los interlocutores mostraron un claro interés en colaborar en dos proyectos específicos:
- Ayopaya, Cochabamba con una extensión de más de 16.000 hectáreas con potencial en tierras raras.
- Cerro Manomó (San Ignacio de Velasco), Santa Cruz, en un área de 12.500 hectáreas y 371 metros de altura, superficie identificada como “prometedora” para la extracción de estos minerales.
Por lo expuesto por la autoridad del Ejecutvo, se espera que el convenio formalice la cooperación científica y de investigación entre ambos países. El mismo incluiría la inversión y capacitación en el desarrollo de minerales críticos, así como el intercambio de experiencias y prestación de servicios. Además, se contempla la formación de técnicos bolivianos en tecnología relacionada con las tierras raras, “respetando y complementando los avances del Servicio Geológico Minero (Sergeomin)”.
Tierras raras y geopolítica
Las tierras raras son esenciales en la producción de tecnologías avanzadas y energías renovables. Bolivia posee más de 17 variedades de estos minerales, principalmente en los departamentos de Cochabamba, Potosí y Santa Cruz, lo que representa un potencial significativo para su explotación e industrialización.
Respecto a la geopolítica, desde la Revolución Islámica de 1979, Irán ha mantenido una postura desafiante hacia potencias occidentales como Estados Unidos. Esto ha generado tensiones y sanciones internacionales; lo propio con su apoyo a grupos como Hezbolá y los hutíes en Yemen, lo cual representa motivo de preocupación para la comunidad internacional.
El desarrollo de su programa nuclear ha sido otro punto crítico. Aunque Irán sostiene que tiene fines pacíficos, muchos países temen que busque desarrollar armas nucleares, lo que ha llevado a la imposición de sanciones y a una vigilancia constante de sus actividades.
Actualmente, China controla más del 60% de la producción global de tierras raras y casi 90% del procesamiento, lo que le da un dominio estratégico en el suministro mundial. En ese contexto, tensiones comerciales y sanciones de países como Estados Unidos y miembros de la Unión Europea, buscan reducir su dependencia con el gigante asiático, buscando nuevos proyectos en Australia, Canadá y América Latina.
Asimismo, dado que las tierras raras son clave para tecnología avanzada (baterías, defensa, energías renovables), su control genera disputas comerciales y diplomáticas, como sucede actualmente entre EE UU y Ucrania.
En cuanto a impactos ambientales, la extracción y procesamiento de minerales de tierras raras puede generar impactos ambientales ya que son muy difíciles de obtener. Su extracción requiere grandes cantidades de agua y energía, refieren estudios al respecto.