Los frutos amazónicos son alimentos nutritivos y colaboradores para generar economías no destructivas. Rostros femeninos recolectan, transforman, comercializan y sueñan con hacer de esta una actividad sostenible, sin necesidad de dañar su entorno.
En los últimos tres años se han quemado más de 600 mil hectáreas en esta área de conservación que acoge un bosque “casi endémico” y un pueblo en aislamiento voluntario.
● Los incendios y un reclamo por límites territoriales hicieron que se declare una pausa ambiental que se cumple a medias en la zona.
● Ganaderos paraguayos y el alcalde del municipio de Roboré, en Bolivia, expresaron su intención de consolidar una vía que pasa por el territorio ancestral.
Mongabay Latam habló con Cecilia Requena, senadora del Estado Plurinacional de Bolivia que tiene una larga lucha por la defensa del medio ambiente. Ahora se enfrenta al poder que tiene la minería descontrolada que ingresó al Parque Nacional Madidi, en el norte de La Paz.
Ve en autoridades nacionales de Bolivia un doble discurso sobre la defensa ambiental. Requena dice que no hay políticas públicas que defiendan las áreas protegidas y que ahora el país sudamericano no puede salir de un modelo extractivista.
Un proyecto de ampliación de la carretera en la región boliviana de la Chiquitania, donde se encuentran los bosques secos chiquitanos, afectará a las comunidades indígenas, que dudan de sus costes y beneficios
Los habitantes de cinco comunidades indígenas cuidan sus bosques de amenazas como la caza furtiva y la tala ilegal de árboles. Comprendieron que las ganancias que dejan actividades sostenibles son interesantes y buscan más alternativas.
La meliponicultura permite generar recursos y dejar de lado actividades como el tráfico de fauna silvestre. También es una oportunidad para mujeres que buscan independencia económica y, a través de ello, mayor participación dentro de sus territorios.