Cecilia Requena Gallo

Después de meses trabajando en la idea y ante la necesidad de realizar una exposición en la que se muestren todos los proyectos productivos y turísticos que se generan dentro del Parque Nacional ANMI Amboró, hoy se llevó a cabo la I Feria Productiva y Turística del Amboró, bajo la organización del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) y el Parque Nacional ANMI (Área Natural de Manejo Integrado) Amboró.

Josefa Terrazas, productora del municipio de Comarapa (Santa Cruz), es una de las expositoras que llegó a la muestra con productos procesados de frutas, como ser: vinos, mermeladas y rimpolio. “Iniciamos este trabajo hace ocho años, cuando tuvimos una pérdida grande de nuestra producción de frutas que estaba de ida a Cochabamba. Debido al deterioro de los caminos no llegó a tiempo y la fruta se pudrió”, explica. Es por ello que se inició este proyecto que tiene buena acogida en ferias que se presentan por ser productos orgánicos y artesanales.

 

feria

Por su parte, el municipio de Buenavista es otro de los que se hizo presente durante la muestra para exponer sus atractivos turísticos. Ellos promocionaron los destinos de La Chonta y Macuñucú, que se encuentran en el Parque Amboró y que corresponden a su municipio. Pero además expusieron iniciativas privadas de turismo, donde también se promociona la producción del café.

“Las Cataratas el Jardín”, una iniciativa de la comunidad Jardín de las Delicias, del municipio de El Torno, también estuvo presente en la feria para exponer este destino. Ubicado a 64 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra, tiene como atractivos cuatro caídas de aguas cristalinas, observación de animales silvestres y flora natural, senderos ecológicos y miradores con paisajes del lugar. La comunidad ofrece a los visitantes el alquiler de cabañas con baño, áreas de camping, guía especializada y la preparación de platillos típicos de la región.

Ecoturismo: una iniciativa que aún no despega

Con una extensión de 637 mil hectáreas y gran biodiversidad de flora y fauna, todavía el ecoturismo no ha logrado despegar dentro del Parque Amboró, al menos no de iniciativas comunitarias.

En pasados años se realizaron algunos proyectos con las comunidades para fomentar esta actividad, una alternativa sostenible para que los lugareños generen ingresos y al mismo tiempo protejan y promuevan la conservación del parque.

“Vino una cooperación suiza que construyó ecoalbergues, los equipó y capacitó a la gente de las comunidades, pero de todas esas iniciativas prácticamente sólo una ha sobrevivido, El Jardín de las Delicias, en las demás la gente no vino porque no se promocionó el turismo y por eso fueron abandonados”, sostiene Gabriel Alejandro Encinas, director del PN ANMI Amboró.

Esto no quiere decir que no haya actividad turística dentro del parque. Encinas asevera que son los privados quienes más están aprovechando el potencial turístico del Amboró y pone de ejemplo una empresa privada que trae turistas desde Europa y Estados Unidos, y los lleva hasta Mataracú, un destino donde el visitante puede disfrutar de recorridos por senderos que llevan hasta caídas naturales de agua, observar fósiles de dinosaurios carnívoros, y exóticas flores, como una gran variedad de orquídeas.

“Basta con ir a Buenavista, recorrer la plaza y verá como 10 empresas que promocionan el ingreso al Amboró, y cobran lo que quieren, no piden permiso”, sostiene Encinas, y agrega que si las comunidades se interesaran más en esta actividad, ellos podrían ofrecer a estos mismos turistas áreas de camping, guía turística y comida.

Las amenazas del Parque

Los asentamientos humanos, la tala de árboles y los chaqueos son las principales amenazas que sufre el parque. Respecto al primer problema, estos han frenado desde mayo del año pasado, cuando se registró el ingreso de 200 personas, en un episodio que terminó con un detenido que fue condenado a un año de cárcel por daños al patrimonio del Estado.

La tala de árboles, no obstante, es una tarea más difícil de controlar. “El tema de la madera es muy complicado porque estamos hablando de mafias organizadas y un panorama en el que el guardaparques no tiene armas para protegerse, entonces la ayuda de la Policía Nacional es muy importante”, explica Encinas. Con el tema de los chaqueos, estos son una constante ya que las comunidades que están dentro de la reserva trabajan en agricultura y esta práctica forma parte de ese proceso.

«EL TEMA DE LA MADERA ES MUY COMPLICADO PORQUE ESTAMOS HABLANDO DE MAFIAS ORGANIZADAS»

Es por ello que se busca consolidar un proyecto con el Programa Amazonia Sin Fuego, para que estos capaciten a las comunidades a controlar el fuego. “El año pasado tuvimos dos focos de calor que gracias a la acción oportuna logramos evitar que se propague de 20 a 120 hectáreas que estaban por chaquear”, relata Encinas, y señala que el trabajo de control es constante pese a que están escasos de personal, sólo 13 guardaparques de los 27 que considera necesarios para hacer un trabajo más completo de protección. El panorama podrá mejorar el año próximo con la ayuda de los municipios de Yapacaní, San Carlos y Buenavista, que proveerán seis guardaparques más.

La importancia de conservar la reserva

Se estima que el 30% del agua que se bebe en Santa Cruz de la Sierra proviene de los acuíferos subterráneos del Amboró. Y con relación a los nueve municipios que se encuentran alrededor del parque, excepto Samaipata, también se nutren con el agua de la reserva. Esta es una de las razones más importantes para que el parque mantenga su nivel, que actualmente es del 96 por ciento.

De acuerdo con proyecciones estadísticas, se estima que de aquí a 15 años aproximadamente el parque va sufrir una fuerte presión demográfica por el incremento poblacional. De las 637 mil hectáreas que tiene, aproximadamente 180 mil corresponden al Área Natural de Manejo Integrado (ANMI), es decir, donde están asentadas las comunidades, lo que representa menos del 30 por ciento del total de la superficie.

“Va a ser muy importante crear conciencia en las comunidades que están dentro del parque para que sean ellos la barrera moral, más allá de las normas y prohibiciones, que evite la desaparición del Amboró”, concluye Encinas.