Monday, January 13, 2025
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¿Qué es la Meta 30×30 y por qué Conserva Aves Bolivia apuesta a cumplirla con sostenibilidad?

El acuerdo global busca proteger al menos 30% de las superficies terrestres, marinas y aéreas de la Tierra, por lo que el proyecto de conservación de aves y sus territorios que impulsan Asociación Armonía y Fundesnap en el país ayuda a garantizar esa meta, aunque con una mirada en la conservación a largo plazo.

En diciembre de 2022, más de 190 países firmaron la Meta 30×30, un compromiso global con el que se busca proteger al menos 30% de las superficies terrestres y marinas del planeta, en procura de preservar la biodiversidad para el año 2030. En Bolivia, el proyecto Conserva Aves refuerza la ampliación de la superficie protegida y la búsqueda de su sostenibilidad a partir de la conservación de especies de aves amenazadas y de su entorno con la creación de nuevas unidades de conservación en áreas priorizadas.

“La columna vertebral en el sistema está en las áreas protegidas nacionales, que hasta el momento son 23, sólo con ellas el 15,5% del territorio nacional está bajo protección y conservación, y adicionando las áreas protegidas subnacionales de nivel departamental, municipal, sitios RAMSAR, algunas iniciativas privadas o espacios territoriales indígenas, originarios y campesinos suman más del 40%”, explicó el director de Fundación para el Desarrollo del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Fundesnap), Sergio Eguino.

Tan importante como contar con ese mínimo de 30% de la superficie territorial protegida para la conservación resulta la ampliación de esa cifra y la sostenibilidad de su preservación, algo que demanda una importante inversión económica y apoyo para contar con planes de manejo y planes estratégicos financieros, como los que se elaboran a nivel de las áreas protegidas nacionales con apoyo de Fundesnap.

“Para Bolivia, sumar este porcentaje del 30×30 está siendo muy viable, sin embargo a esto se vincula la efectividad de manejo, no es sólo contar con las áreas protegidas, tener su creación, normativa, el funcionamiento básico; las áreas protegidas están buscando la efectividad de manejo”, señaló el director.

Crear áreas protegidas subnacionales para garantizar la conservación de las aves a largo plazo, de su biodiversidad y de sus ecosistemas es la meta que Fundesnap y Asociación Armonía se trazaron con el proyecto Conserva Aves, que cuenta con el involucramiento de comunidades locales para alcanzar ese fin.

El enfoque en las aves dentro del proyecto Conserva Aves responde a razones clave que las posiciona como indicadores de biodiversidad. En primer lugar, las aves son un grupo carismático que está presente en todos los ecosistemas imaginables. Su diversidad es inmensa y su ecología y sistemática son las mejor conocidas entre los diferentes grupos taxonómicos. Además, el patrón geográfico de diversidad y endemismo de las aves refleja, aunque no de manera perfecta, los patrones generales de diversidad y endemismo de otras especies animales y vegetales. Por estas razones, la conservación de aves y sus hábitats tiene un efecto multiplicador sobre la biodiversidad en general.

“Para el 30×30 Bolivia tiene un porcentaje muy cercano o mayor, inclusive; las área protegidas nacionales son 23, están bajo manejo, tienen funcionamiento estructurado, personal, presupuesto básico y limitado, y en general les falta mucho para lograr una  mayor efectividad de manejo, pero son la columna vertebral de este sistema. Ahí radica el tema del 30×30 como meta en Bolivia que, si bien es ratificado por el Estado, implica movilizar apoyo, sobre todo financiero”, añadió Eguino.

Las 23 áreas protegidas del nivel central requieren más o menos unos 10 millones de dólares al año para la gestión básica, pero para la efectividad de manejo real, con personal, equipamiento, operaciones de apoyo e integración, capacitación de comités de gestión demanda al menos 13 millones de dólares adicionales, es decir, 23 millones de dólares al año, según cálculos de Fundesnap.

Al conocer estas necesidades y limitaciones, el proyecto Conserva Aves Bolivia canalizó la asistencia técnica y financiera para la creación y manejo de áreas protegidas subnacionales dedicadas a la conservación de especies de aves amenazadas y de su entorno.

 Instrumentos de sostenibilidad

Rollandia microptera es una de las aves que habitan en el Área Protegida Departamental de los lagos Poopó y Uru Uru. Foto: Alex Gimenes
Rollandia microptera es una de las aves que habitan en el Área Protegida Departamental de los lagos Poopó y Uru Uru. Foto: Alex Gimenes

Para Asociación Armonía, el trabajo de conservación de la Meta 30×30 no debe quedar en la sola declaratoria de una determinada superficie, sino que ese logro debe representar apenas el comienzo de un plan que precisa fondos, seguimiento y un manejo integral sostenible.

“Hay mucha área que es de importancia que no está ni siquiera declarada como área protegida, entonces, ahí es donde entramos nosotros, vamos a empujar a que se declaren áreas protegidas, pero no nos vamos a quedar ahí. Ninguno de los proyectos que se ha aceptado sólo llega a la declaración porque sabemos que ese ha sido el error histórico. También empujamos a que cada una de las instituciones que reciben los fondos, aparte de llegar a la declaratoria, también trabajen en el plan de manejo para que tengan un instrumento de sostenibilidad financiera”, explicó el director de Armonía, Rodrigo Soria.

La sostenibilidad de la que habla el director de la institución está orientada a la dotación de instrumentos de manejo financiero que garanticen la permanencia de un área protegida en e tiempo.

“Se asignan fondos para llegar a la declaratoria, además de herramientas que les ayude a ver las posibilidades de dónde conseguir fondos necesarios para manejar esas áreas protegidas, porque no es sólo declarar, una vez que declaras necesitas personal, tomar medidas de prevención de desastres, interacción con vecinos, equipos, todo eso requiere dinero, pero con el plan estratégico financiero van a tener claro para qué necesitan dinero y cuáles son las oportunidades para conseguir dinero”, detalló Soria.

En esta etapa, los planes se ejecutan sobre la base de la autogestión de las áreas protegidas, la búsqueda de asignación de fondos por parte de la municipalidad, la promoción turística y otras estrategias destinadas a generar ingresos que irán directo a los proyectos.

Labor de largo aliento

Condor andino (Vultur gryphus). Foto: Teodoro Camacho

El proyecto Conserva Aves comenzó en Bolivia a mediados de 2023 y la ejecución podrá llevarse a cabo hasta el 31 de agosto de 2026, ya que cada propuesta tiene sus particularidades y diferentes duraciones, por lo que hay proyectos que se extienden desde los 13 hasta los 24 meses.

Los planes que recibirán fondos de Conserva Aves Bolivia trabajan sobre un área mínima de 600 hectáreas nunca antes protegidas, gozan del respaldo e involucramiento de todas las comunidades asentadas alrededor de la zona recién creada y cuentan con un plan de manejo y estratégico financiero que garantizan la sostenibilidad de la zona a intervenir.

Los objetivos que persigue Conserva Aves Bolivia y sus aliados se alinean con las metas trazadas para el 30×30. El aporte de National Audubon Society, American Bird Conservancy, BirdLife International, Birdlife Canadá y la Red de Fondos Ambientales de Latinoamérica y del Caribe permitió la asignación de un presupuesto total de 1,5 millones de dólares para distribuirlos entre los proyectos aprobados para su ejecución.

La institución que accede a este financiamiento asume el compromiso de otorgar una contraparte por el equivalente al monto recibido, aunque también pueden hacerlo en mayor cuantía. Las áreas prioritarias de intervención del proyecto fueron determinadas mediante análisis “geoespaciales”, con datos de distribución y el uso de los hábitats de las distintas especies de aves. En fundesnap.org está disponible la documentación completa de la convocatoria, así como los enlaces al “visor geográfico” de las zonas prioritarias de intervención.

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