Científico boliviano sobre la pandemia: “Sabíamos que iba a pasar, solo nos preguntábamos cuándo y dónde”

El biólogo Carlos Zambrana-Torrelio rastrea por el mundo brotes de virus en animales susceptibles de saltar al ser humano. Desde la EcoHealth Alliance, en Estados Unidos, apunta a la deforestación y al cambio climático, como factores determinantes para que ocurran propagaciones como el coronavirus.

Carlos Zambrana-Torrelio en Borneo, Malasia, donde monitoreó murciélagos y roedores.

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Rocío Lloret Céspedes

Imaginemos un bosque prístino. En este lugar no hay presencia humana, solo un grupo de roedores. Todos ellos viven en balance con la naturaleza. Unos mueren, otros se reproducen, están dispersos en su hábitat. De repente, aparece la mano del hombre y empieza a deforestar su espacio. Lo hace por retazos. Deja unos arbustos por aquí; tala otros por allá. Al verse sin hogar, nuestro grupo de animales se ve obligado a agruparse y moverse a otro sitio. Al hacerlo, en un espacio más reducido, se topa con otras especies con las que no había estado nunca. En ese momento los virus saltan de unos a otros debido a la cercanía. Algo que en biología se llama salto viral entre especies.

Sigamos imaginando. Quien deforestó la casa de los roedores lo hizo para incursionar en la ganadería, a poca distancia del bosque afectado. Allí pone a sus trabajadores a cuidar las reses. Un día de limpieza, un obrero se pone en contacto con las heces de los roedores por inhalación y contrae un virus. Ahí ocurre lo que en biología se llama un salto viral de la vida silvestre a los humanos.

Lo que se acaba de narrar es el ejemplo que usa el científico boliviano Carlos Zambrana-Torrelio para explicar cómo ocurre la transmisión de microorganismos entre animales y de vida silvestre hacia el hombre. “Ahora sabemos que el salto de animales a humanos está pasando bastante seguido en todas partes del mundo, porque tenemos muchísima gente trabajando en el campo, en plantaciones, en mercados de vida silvestre como en China, o sin ir lejos, en la feria 16 de Julio de El Alto, donde hay animales mezclados: perros, gatos, gallinas, patos”, dice.

Desde la EcoHealth Alliance, en Nueva York-Estados Unidos, el experto asegura que esa transmisión ocurre con frecuencia, lo que no significa que la persona enferme siempre. Hay ocasiones en las que no pasa nada o que el virus pasa como un resfriado. “Lo que ha pasado con el coronavirus en China es que el virus adquirió una parte genética que le permite infectar a humanos, pero que –además- le permite ser transmitido de humano a humano”.

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El posible origen del SARS-Cov-2

 Se estima que los animales tienen alrededor de 1,7 millones de virus que están en el mundo para ser descubiertos. De esa cifra, unos 700 mil, con las condiciones dadas, pueden enfermar a los humanos. Por eso se ha creado una ciencia que se encarga del estudio de los microbiomas: su rol, las bacterias, los protozoos en los seres vivos.

Ante esa situación la pregunta del millón es: ¿todos los murciélagos tienen virus?

No. Mi trabajo en todas partes del mundo es atrapar murciélagos y tomar muestras de sangre o saliva. Hacemos la misma prueba que se está haciendo en humanos para coronavirus. Analizamos miles y la mayoría da negativo. Pero de vez en cuando, sí viene un positivo y cuando eso sucede, continuamos estudiando y tratamos de describir qué tipo de virus es. La evidencia sugiere que este coronavirus que está afectando a humanos, es muy similar a un coronavirus que fue encontrado hace dos en China, es 96 % similar. Por eso pensamos que el virus vino de un murciélago.

Hasta el momento, Zambrana-Torrelio y su equipo no hicieron ningún trabajo en el país asiático, pero sí tienen la certeza de que el código genético del murciélago hallado hace dos años y el coronavirus nuevo tienen casi cien por ciento de similitud. Un detalle más. Ese coronavirus –dice el experto- por sí solo, no infectaba a humanos, por lo que hubo un detonante.

La manera en que funciona esto es como una llave y una cerradura. Las células humanas tienen una cerradura. Cuando aparecen otras células (virus) estas necesitan una llave para entrar y si no es la correcta, no lo consiguen. Esa llave no estaba en el coronavirus original que se encontró hace dos años, pero aparece en el que está circulando ahora, por eso nos infecta. Entonces, hay dos teorías al respecto. Una es que un murciélago infectó el virus a un pangolín (un mamífero con escamas) y este pangolín tenía el tipo de cerradura apto para esa llave, así crean el SARS-Cov-2 o coronavirus. De ahí saltó a un humano. La segunda hipótesis es que un humano fue infectado con el coronavirus normal, sin la llave, y el virus estaba circulando en un grupo pequeño de personas, hasta que evolucionó, mutó y adquirió la llave, por selección natural, por azar, con lo cual, se volvió capaz de infectar y transmitir a humanos.

De esto, sin embargo, solo se podrá tener seguridad hasta muestrear murciélagos en China, dentro de un par de años, posiblemente.


Mi trabajo en todas partes del mundo es atrapar murciélagos y tomar muestras de sangre o saliva. Hacemos la misma prueba que se está haciendo en humanos para coronavirus. Analizamos miles y la mayoría da negativo.

Cómo y dónde, las grandes preguntas

El científico ha recorrido varios países de África, Asia y América, entre otros continentes, para estudiar el fenómeno.

Carlos empezó a interesarse en el tema de las enfermedades porque conoció gente que trabajaba con animales y sufría enfermedades. De a poco se adentró más en el tema de los virus, porque estos están prácticamente en todas partes aunque no nos demos cuenta.

“Su función es muy importante en el ecosistema –explica- porque controlan poblaciones de animales y participan en los servicios globales de ciclado de nutrientes. Pero cuando se modifica el ambiente donde se desarrollan, afectan negativamente a otros animales. En el caso del coronavirus, estamos hablando del SARS 2, afecta principalmente a las vías respiratorias, pero por ejemplo no hemos escuchado que afecte el hígado. Entonces son extremadamente especializados, atacan o parasitan células particulares del cuerpo”.

Hasta ahora, el biólogo ha estudiado enfermedades virales a lo largo del planeta. Ha estado en Brasil, México, Liberia, Malasia, siempre en este tema en particular. Por ello asegura que ya se hablaba de una situación como la pandemia que se vive, por lo menos hace diez años, las preguntas eran: cuándo y dónde.

“Y sabemos que va a volver a pasar en el futuro si no cambiamos nuestro comportamiento hacia los recursos naturales, deforestaciones, cambio climático. Si no cambiamos eso, va a pasar otra vez. No sabemos dónde y cuándo. El dónde lo estamos mejorando y estamos trabajando en eso, tenemos mapas accesibles en internet, modelos matemáticos que predicen dónde podrían ocurrir estos eventos. Uno de estos lugares es China pero puede estar en todas partes”.

Qué hacer

Si bien es predecible una nueva pandemia en caso de no tomar acciones frente a la alteración del ecosistema, también es verdad que a partir del coronavirus urge aplicar sistemas de alerta temprana.

Para Zambrana-Torrelio, esto es como un terremoto, por lo que no se puede predecir, pero sí estar preparado, como sucede en sitios con alta posibilidad sísmica. Para ello es necesario un monitoreo constante, para observar qué virus están circulando, en qué población de animales y dónde. Saber si esos grupos están cerca a poblaciones humanas y emitir una alerta temprana de que podría, potencialmente, ocurrir un salto y afectar a los humanos.

“El mejor ejemplo que tuvimos en Bolivia fue el arena virus en La Paz el año pasado. Esa fue una llamada de atención terrible para las autoridades. No estábamos preparados para un brote de esa magnitud. Los médicos no tenían el equipo apropiado, desde un inicio, desde Caranavi, para protegerse. No tenían una máscara, un barbijo, para protegerse de una enfermedad de ese tipo”, observa.

En ese contexto, también ve necesario hacer inversión en ciencia, no solamente en Bolivia, sino en todas partes. Es necesario conformar un equipo interdisciplinario, formado por biólogos, veterinarios, virólogos, médicos e incluso economistas, para que sepan minimizar el impacto de las pérdidas.

Aunque hace mucho este científico formado en la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz vive en Estados Unidos y es vicepresidente de la EcoHealth Alliance, espera volver al país en algún momento para trabajar en una plataforma que sea capaz de responder a eventos como la pandemia por Covid19. Intentó hacerlo, pero le fue más fácil conseguir trabajo en el país del norte.

“Lo siguiente que va a pasar es un brote debido al cambio climático. Hemos modificado mucho nuestro sistema, los animales se están moviendo a distintos lugares, están tratando de encontrar su mejor temperatura, su mejor clima. Estamos viendo en Bolivia que los mosquitos van subiendo con la temperatura porque está más caliente arriba (en el Altiplano). Tenemos brotes de dengue en lugares donde antes no había, entonces eso es una respuesta al cambio climático. Hay que empezar a resolver eso”.

Carlos Zambrana-Torrelio es biólogo, con maestría en la universidad de Puerto Rico y doctorado por la Universidad de La Sapienza (Biología Ambiental y Evolutiva) de Roma. Trabajó con plantas, murciélagos y aves, pero su interés empezó a centrarse en la relación que existe entre la deforestación y la respuesta de los animales ante ese fenómeno. Desde hace diez años forma parte de la EcoHealth Alliance, una organización global centrada en investigación científica para prevenir pandemias y promover la conservación.

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