Más de mil personas hicieron tours virtuales por Bolivia en cuarentena

Salar de Uyuni, las Cholitas escaladoras, Madidi y Roboré son los más requeridos. La experiencia permitió celebrar cumpleaños, aniversarios de boda y organizar recorrido especiales para niños y jóvenes.

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Rocío Lloret Céspedes / Fotos: gentileza Natura Tours 

Un día, leyendo la prensa boliviana, Nadine Altamirano se enteró que se empezaron a realizar tours virtuales, dada la cuarentena por la pandemia de Covid-19. Este año sus padres debían viajar por el país para celebrar sus Bodas de Oro y como esos planes se frustraron, ella que está en Estados Unidos, pensó que la mejor idea de celebrar era contratar uno de estos periplos online, e invitar a familiares y amigos para que se sumen a esta singular celebración. Al principio tenía sus dudas, pero no se había equivocado.

El resultado fue un recorrido por el Salar de Uyuni vía plataforma zoom, con participantes que se conectaron desde Ecuador, La Paz y Estados Unidos. Los agasajados, que viven en Santa Cruz, recibieron por su parte champán para descorchar en el momento del brindis, mientras un violinista tocaba melodías en vivo. Además de conocer los parajes del mar de sal, los invitados vieron fotografías de los esposos, recuerdos de viajes de la familia y pudieron dar palabras alusivas a la fecha.

Las huellas de dinosaurios en el Parque Nacional Toro Toro.

Tras la experiencia, Nadine no duda en calificar lo vivido como “algo extraordinario” y que “volverían a hacer”, porque además de permitir recordar los 50 años de matrimonio de sus papás, logró unir a miembros de la familia que estaban en distintos puntos del planeta. De hecho, luego de recibir información y ver todo lo que podían hacer en Uyuni, ya saben a qué lugares ir exactamente una vez que se pueda viajar.

Esta nueva manera de festejo es una variante que se desprendió de la iniciativa que las operadoras Natura Tours de Santa Cruz y Extreme Fun Travel de Uyuni (Potosí) comenzaron a difundir en mayo pasado. De a poco, se sumaron Chalalán (Madidi) y Cholitas Tours, que ofrece visitas virtuales con las famosas mujeres de pollera que escalan nevados en La Paz.

En estos tres meses, unas 1.200 personas ya fueron parte de 14 destinos ofrecidos hasta el momento. Nelson Pacheco, de Natura, cuenta a La Región que su idea surgió de la necesidad de generar recursos mientras sea necesario permanecer el mayor tiempo posible en casa.

Pasando obstáculos

La realidad virtual permite recorrer parajes como si la persona estuviera en el lugar.

Al principio, tanto para los clientes como para quienes ofrecían los productos, todo era muy incierto. Por un lado queda la duda de qué tan posible es visitar un lugar desde una pantalla. Por el otro, el reto era mantener a un grupo de personas atentas durante 45 minutos.

Para ello era necesario reunir material fotográfico, información fidedigna y verificada, ofrecer cosas innovadoras como tomar un vino mientras se conoce la bodega de Uvairenda en Samaipata, por ejemplo. Y así se fueron dando las cosas de a poco.

Luego está la parte de promoción, de acompañar a los clientes en el proceso de aprender el pago por transferencia, de ganar su confianza para garantizar que no es un engaño. Finalmente, de “ponerle la vela a un santo en cada tour” para que la mala conexión de internet que hay en Bolivia no frustre tanto trabajo.

Aun así, sucedió, pero por fortuna solo generó pequeños retrasos que los turistas supieron entender. En el proceso también se vio que en algunos destinos donde los propios guías del lugar hacen los recorridos con su celular, además de la mala señal, tropiezan con que sus equipos no son aptos para este tipo de transmisiones.

El perfil del turista virtual

Los sábados en la noche, la cita es con una copa de vino junto a la 1750 de Uvairenda.

Roberto De Urioste, de Extreme Fun Travel, cuenta que quienes buscan este tipo de experiencias son personas mayores de 35 años y profesionales independientes. Otro detalle más, según Nelson Pacheco, la mayoría son cruceños, “me animo a decir que el 80 por ciento”.

Con esta información, los operadores ahora buscan llegar a un público más joven y para ello trabajarán con una persona especializada en márquetin.

Hasta ahora, los tours ya “caminan” solos los fines de semana y cada operador ha logrado la experiencia necesaria para manejar a los grupos.

De hecho, además de las Bodas de Oro, también se celebraron cumpleaños y hubo sesiones para universitarios, con temáticas más específicas como la arqueología. “Incluso hubo un niño que ofreció a su curso un viaje si ganaba la presidencia. Su mamá no tenía idea de qué era esto y no sabemos cómo se enteró, pero como su hijo lo había prometido, pagó un tour por Bolivia para pequeños de siete años”, recuerda Pacheco.

Aunque estas sesiones duran 45 minutos, con los chicos, en esa ocasión se prolongó por más de una hora. “Era increíble cómo preguntaban y preguntaban, y tanto los padres como los profesores se quedaron asombrados de cómo logramos mantener su atención tanto tiempo”.

Una realidad que se queda

Tanto De Urioste como Pacheco coinciden en que esta modalidad de viaje continuará incluso después que se levante la cuarentena, porque permite que personas con movilidad reducida, de tercera edad o con limitaciones económicas puedan conocer Bolivia de manera virtual.

Por otra parte, el aprendizaje fue tal que, por ejemplo, ahora es posible conocer los gustos de las personas para armarles tours a su medida. Es el caso del destino Uyuni, que ha sido dividido en cuatro capítulos, dada la extensión y riqueza de su territorio. Entonces se tiene: Salar de Uyuni, desiertos, lagunas Verde y Colorada, y finalmente Uyuni histórico. “Poca gente conoce que los registros más antiguos de Bolivia, hace más de 13 mil años atrás, están en esta zona y a partir de ahí empieza la modernidad”, asegura Roberto.

Acceder a toda esa información antes de viajar de forma presencial hace la diferencia. Así lo asegura Nadine, quien por ejemplo, ya sabe a qué parte quiere ir una vez que sea posible.

Los costos

Si bien los tours normales, que se ofertan para cada fin de semana cuestan entre Bs 25 y 30, es posible organizar celebraciones privadas u otras que permitan vivir una experiencia más allá del recorrido. Estas tienen un costo de Bs 50 por monitor de zoom y deben ser solicitadas con tres días de anticipación, para que los operadores puedan organizarlas. También hay ofertas para un solo cliente, cuyo precio es de Bs 70. Todos estos detalles son para ciudadanos bolivianos, ya que para extranjeros varían entre 10, 15 y 20 dólares.

La oferta de destinos incluye Salar de Uyuni, Cholitas escaladoras, Tucabaca (Roboré, Santa Cruz), Samaipata, Lago Titicaca (La Paz), Sajama (Oruro), Chalalán (Parque Nacional Madidi, La Paz), Parque Nacional Toro Toro (Potosí), San Javier y Comarapa.

La intención es que más adelante se sumen más operadores en todo el país, para cubrir prácticamente todas las regiones. “Nos falta alguien del Chaco en Tarija y posiblemente una empresa de la Amazonia”, dice Nelson.

Con ese panorama, esta modalidad llega para quedarse, porque brinda la oportunidad de abrir destinos no comunes, para rincones de Bolivia hasta ahora no conocidos.

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