La Región
El proceso de certificación internacional de la castaña de la Reserva Nacional de Vida Silvestre Amazónica Manuripi, en Pando, se concretó esta gestión, pese a la emergencia sanitaria. Una superficie total de 345 mil hectáreas recibió el reconocimiento, que beneficia a ocho comunidades y 21 predios individuales ubicados en el interior del área.
Así, la certificadora internacional con base en Alemania, Certification of Enfironmental Standards (Ceres – CERT) reconoce que este fruto cumple con los altos estándares y normas de recolección silvestre orgánica.
En un boletín de prensa del Servicio nacional de Áreas Protegidas (Sernap), se informó de que esta institución dependiente del Ministerio de Medio Ambiente y Agua vienen trabajando en esta certificación desde hace nueve años.
El proceso concluye con la otorgación de los certificados, que permiten comercializar la castaña en mercados nacionales e internacionales. Se trata de 11 mil toneladas de producto orgánico.
Siempre según la nota de prensa, en 2012 se inició un proceso de modelo de gestión de este fruto, promovido por la Reserva Manuripi con planes de manejo y reglamentación. Gracias a ello se logró el apoyo de World Wildlife Fund (WWF) Bolivia para gestionar la primera Certificación Orgánica de la Reserva Manuripi bajo titularidad del Sernap.
Ese año se certificaron 275 mil hectáreas. A partir de entonces se desarrolló un mecanismo de autosostenibilidad financiera, que genera recursos para que el Sernap cubra los costos de la certificación anual.
Sobre la Reserva
Manuripi fue la primera área protegida en gestionar su certificación como Unidad de Manejo. El Sernap gestiona el manejo y cumplimiento de las normas al interior en su interior, lo que permite tener un soporte institucional y una articulación con los actores productivos, para generar mejores condiciones de negociación y comercialización del producto.
La castaña tiene grandes propiedades nutricionales lo cual puede convertirla en una gran aliada de una alimentación saludable, en el actual contexto de la COVID-19. Esto sumado a la certificación abre mayores oportunidades de comercialización en mercados internacionales, mucho más exigentes en parámetros sanitarios y de medio ambiente.
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