La pasada semana, la declaración de Gabriel Encinas, secretario de Planificación de la Alcaldía de Cochabamba, encendió la alerta sobre el futuro del Museo de Historia Natural Alcide d’ Orbigny. En conferencia de prensa, indicó que se tiene previsto construir el Palacio Municipal de Convenciones, ubicado en la esquina de la avenida América y Potosí. Días después, en una entrevista con Red Uno de televisión, informó que el citado museo sería llevado “a otros predios, en mejores condiciones”, según un reporte del diario Opinión.
Aunque la institución dio a conocer que no recibió “ninguna comunicación oficial” al respecto, mediante una nota de prensa aclaró que esta debería seguir un procedimiento legal y administrativo interinstitucional, entre otras cosas, porque el inmueble donde se encuentra el repositorio fue declarado Patrimonio Cultural Material del Estado. Esto significa que , por mandato, se ordena al órgano ejecutivo, a través del Ministerio de Culturas, en coordinación con la Gobernación y el municipio, “formular políticas de protección, conservación, promoción, difusión y registro de todos los componentes del museo”.
Actualmente, el edificio se encuentra cerrado, ya que desde 2019 -refiere el comunicado- se ha pedido al municipio la refacción de la fachada principal. Esta fue afectada por las lluvias y “constituye un peligro para los visitantes”. Adentro, sin embargo, “las salas de exhibición están en perfecto estado”.
Lo que suceda con el Museo d’ Orbigny no solo es importante para la ciencia, sino para la sociedad en general, ya que como su nombre lo indica salvaguarda la historia natural de Cochabamba y del país. Aquí algunos de sus logros, desde su fundación en septiembre de 1997.
Proyectos de conservación
Durante los 24 años de trabajo que lleva la institución, participó de 112 proyectos de investigación científica en todo el país. La información brindada sirvió para ejecutar cuatro planes de conservación de especies como el Bufeo, Oso Andino, Jaguar y Paraba Frente Roja. Sus datos, sumados a los de otras instituciones e investigadores, sirvieron también para elaborar el Libro Rojo de Vertebrados de Bolivia.
Asímismo, el equipo trabaja con áreas protegidas municipales, como Lagarpampa-Mollepampa, como nacionales: Parque Nacional Torotoro, Eduardo Avaroa y Carrasco, entre otros.
Todo esto ha permitido la realización de 37 tesis de investigación científica de universidades nacionales e internacionales. En tanto, los estudios del museo están reflejados en cerca de 432 publicaciones científicas y de difusión en diferentes revistas nacionales e internacionales.
Más de 327 investigadores, auxiliares, pasantes y voluntarios trabajaron en la institución que, actualmente, cuenta con un equipo de 36 investigadores.
El centro K’ayra
Uno de los grandes logros es el funcionamiento del primer Centro de Investigación y Conservación de Anfibios Amenazados de Bolivia – K’ayra, que trabaja con especies como Rhinella justinianoi categorizada como Vulnerable, o Nymphargus bejaranoi categorizada como En Peligro (especie la cual fue redescubierta después de 18 años), además de las conocidas Telmatobius culeus (ranas gigantes del Titicaca) categorizada como En Peligro y Telmatobius yuracare categorizada como Críticamente Amenaza. De esta última especie, cuidan al único y reconocido embajador de la conservación a nivel mundial: Rana Romeo.
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En total, el centro tiene 450 individuos con atención adecuada para proyectos de conservación a futuro, por ello es considerado uno de los más importantes de América del Sur.
Todo esto implica que aquí se alberga el patrimonio natural cochabambino y boliviano ya que hay colecciones científicas con 44.646 ejemplares registrados, de los cuales, 13.481 especímenes son del área de paleontología; 14.400 ejemplares son de entomología; 2.860 ejemplares son de herpetología; 13.450 son lotes de peces catalogados y registrados en ictiología; 455 ejemplares son en mastozoología. El otro tesoro son 6.300 archivos fotográficos, más de 3.000 grabaciones acústicas entre anfibios y murciélagos. Además de los 523 ejemplares expuestos en exhibición.
Un lugar de aprendizaje
Durante estos años, el Museo ha recibido la visita de 1,8 millones de personas, en su mayoría estudiantes y familias. El espacio es un microcosmos natural que alberga cerca de 40 especies de aves, tres especies de murciélagos insectívoros, dos especies de ranas, varios insectos y arácnidos, así como más de 25 especies de plantas que constituyen un importante corredor ecológico entre el Parque Nacional Tunari y la Laguna Alalay.
Con todo este contexto, la única petición institucional es que, “como dice la ley”, se formulen políticas de protección, conservación, promoción, difusión y registro de todos los componentes del museo, “que vayan a la par del crecimiento y orgullo cochabambino y boliviano que hemos logrado durante 24 años de trabajo”.
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