El pichón fue visto en una cueva a 200 metros de altura.

En un recorrido rutinario de monitoreo de biodiversidad por el Parque Nacional Toro Toro, en Potosí, el guardaparque Tomás Calahuma Arispe hizo un registro inédito para Bolivia: un cóndor andino (Vultur gryphus) que alimentaba a su cría en el nido.

Se trata del primer registro de este tipo en el país, por tanto de gran importancia para la investigación de esta especie, categorizada como “Vulnerable de Extinción en el mundo”.

“No teníamos información documentada de un nido de cóndor como este en Bolivia; al menos no de un pichón de esa edad, tan joven. Había información anecdótica de parejas de cóndores atendiendo a otros más jóvenes, pero no como el hallazgo de Tomás Calahuma en el parque Toro Toro”, dice a La Región Diego Méndez, biólogo investigador asociado al Museo de Historia Natural y director del programa de investigación Aves Rapaces en Bolivia.

Por las imágenes captadas en la cueva ubicada a mitad del cañón, a unos 200 metros del suelo y 120 metros desde la cima, el experto estima que la cría tiene alrededor de tres meses y que quizás nació entre noviembre y diciembre del año pasado. Ver el video.

 “La semana pasada estuve observando el cañón. Allí siempre hay cóndores porque en esta área protegida existen sitios posaderos, sitios de anidamiento y dormideros entre los cañones y montañas, pero una pareja llamó mi atención. De repente el cóndor desciende, posa en un sitio y después alza el vuelo, pasa a otro sitio, y al tercer vuelo entra a una cueva de donde sale la cría para recibir el alimento. Así se confirma el registro de nido activo con cría, un pichón hembra de cóndor”, explica Tomás.

El investigador y el guardaparque, que tiene cinco años de experiencia,  coinciden en que es una oportunidad valiosa para registrar, documentar y ver el comportamiento de la especie en el periodo previo a que alce vuelo.

Según datos de la Fundación Cóndor, esta ave se reproduce entre los siete y ocho años de edad, etapa en la que alcanza la madurez sexual. Anida en lugares recónditos e inaccesibles; cuevas o cavidades enclavadas en paredes rocosas, con una pequeña recámara donde el huevo es puesto e incubado. Los cóndores no construyen un nido, solo seleccionan una plataforma con presencia de arena y pequeñas piedras que ayudan a la ventilación ovoide.  

 Aunque Calahuma tiene la mejor intención para hacer el monitoreo permanente a este nido, cuenta que es complicado porque actualmente solo hay tres guardaparques en esta área protegida de 21.693,28 hectáreas. Además no tiene los equipos necesarios para esta labor.  De hecho las imágenes fueron captadas con su cámara personal.

 “Quiero que este registro sea algo grande, que aporte. Después de la tragedia en Tarija,  después de la muerte de tantos cóndores, este avistamiento es esperanzador. Espero que llame la atención de personas y organizaciones que trabajan en conservación, para que el parque reciba apoyo, porque carecemos de personal, presupuesto y equipo. Sería ideal recibir apoyo para mostrar la importancia de las especies que habitan en esta área protegida porque todo el personal del parque se esfuerza día a día”, insiste.

En tanto que Méndez, anticipó a La Región que harán los esfuerzos para documentar de la mejor manera y hacer seguimiento a este registro. “Aprovecho para hacer público nuestro compromiso de enviar un telescopio a Tomás para que haga buenas observaciones del nido y lo haremos como programa de investigación”.

Envenenamiento, una de las grandes amenazas del cóndor 

Según el biólogo Diego Méndez, el cóndor al igual que otras aves rapaces, es carroñero y vuela largas distancias en busca de alimento, así mantiene los ecosistemas limpios y libres de restos que podrían ser foco de infección.

Se trata de una especie actualmente categorizada como vulnerable de extinción a nivel global. Esto quiere decir que está en un riesgo elevado de extinción en todo el mundo debido a varias amenazas que enfrenta, como el caso del envenenamiento masivo que se dio en Tarija. “Esta es la peor amenaza para la especie porque por su comportamiento de comer en grupo es posible que una sola carroña envenenada mate a varios individuos”, afirma el especialista.

Los episodios de envenenamiento de estos animales no son exclusivos de Bolivia sino que suceden a lo largo de los Andes. “Prácticamente en todos los países donde se distribuyen el cóndor hay o ha habido eventos de envenenamiento”, dice. 

La hembra empolla durante dos meses aproximadamente un solo huevo y se reproduce cada dos años. En Bolivia se tiene registrados unos 1.400 individuos.

 Características físicas de la especie

Ilustración: Fundación Cóndor 

Con una envergadura de hasta 3,5 metros y una longitud de hasta 1,3 metros, desde el pico hasta la base de su cola, esta es de las aves voladoras terrestres más grandes del mundo. Su peso varía entre nueve y 16 kilogramos, siendo el macho más de mayor tamaño y más pesado. Estos presentan cresta y ojos color marrón, mientras que las hembras carecen de cresta y tienen los ojos color rojo.


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