Taraco, Chua-Cocani y Huarina son parte de la ruta turística en torno al lago Titicaca. En ella se muestran atractivos turísticos naturales, culturales y vestigios de civilizaciones pasadas.
La Región / Fotos: Luis Salazar
Paisajes, historia, arqueología, danza, gastronomía, son sólo una muestra de lo que el visitante puede disfrutar durante esta ruta turística establecida en tres poblaciones lacustres. Los pobladores que habitan cerca del lago Titicaca, de las poblaciones de Taraco, Chua-Cocani y Huarina, han iniciado una tarea de revalorizar el turismo en torno a sus comunidades. Ellos han tomado la batuta y se constituyen en los directos promotores del turismo comunitario.
El patrimonio cultural tangible e intangible que tiene el Lago Sagrado se muestra en este paseo, afirman los guías locales antes de empezar el recorrido que se realiza intercalando medios de transporte acuáticos y terrestres. Para consolidar este proyecto se han desarrollado una serie de obras de infraestructura en el marco del Programa Nacional de Turismo, además de procesos de capacitación con los anfitriones locales.
Para la Ministra de Culturas y Turismo, Wilma Alanoca, el fin es revalorizar la cultura desde un sentido comunitario, para evitar la migración del campo a la ciudad o al exterior. “Ahora pueden trabajar en sus comunidades; ellos son los perfectos guías de los museos y de los circuitos turísticos”, explica Alanoca. De acuerdo al informe de esta autoridad, en las obras de este destino comunitario se invirtieron 5,6 millones de bolivianos, dinero financiado por el Banco Interamericano del Desarrollo (BID).
Partiendo desde la ciudad de La Paz, tras un recorrido de 87 kilómetros, la primera parada se realiza en la región sur del lago Titicaca, en la comunidad Chiripa, del municipio de Taraco, donde existe un Centro de Interpretación y un albergue turístico.
La principal atracción de esta zona es el lugar donde están las ruinas arqueológicas de la cultura Chiripa, que se encuentran a 5 km de Taraco. Allí, el turista puede observar los vestigios de un templete semisubterráneo de 23 m de largo por 20 m de ancho, de la que se considera una de las culturas más antiguas de la región andina (entre el 1.500 a.C. hasta el 100 a.C.), según explican los guías.
Dependiendo del paquete y los horarios que elijan para llegar a este destino, los viajeros pueden disfrutar de un apthapi, comida típica del lugar dispuesta a modo de bufett. Allí también los comunarios hacen gala de su creatividad y ponen a disposición de los visitantes artesanías con formas de balsas construidas con totora, planta acuática que crece en la región, además de otros trabajos.
De acuerdo a Alanoca, estos proyectos tienen un alto impacto en el desarrollo humano y en la conciencia de los comunarios. Afirma que ahora las autoridades originarias entregan proyectos para restaurar o crear nuevos centros culturales. “Ellos nos piden museos, hacen sus propias rutas turísticas. Toman la iniciativa”, explica.
Para el alcalde municipal del municipio de Chua Cocani, Juan Rodríguez, el turismo comunitario es una esperanza para que los pobladores no migren. La autoridad afirma que se capacitará a los jóvenes, en especial, para ser guías y mostrar al turista las comidas típicas, agricultura, agronomía, ganadería, artesanía, danza y la música autóctona y expresiones culturales características de la región.
“Estamos satisfechos y muy contentos. Hemos estrenado el centro de interpretación cultural ahí vamos a exponer toda nuestra riqueza cultural y lo mejor de todo, es que nosotros administraremos el centro y los ingresos serán para nosotros, para el municipio”, comenta Rodríguez.
El paseo continua hacia el municipio Chua-Cocani donde pobladores de la comunidad de Pillaty esperan el arribo de los turistas que se transportan en el crucero Catamarán, el barco turístico que se emplea para este paseo.
En esa comunidad el Gobierno construyó el Centro de Interpretación que permitirá al turista nacional y extranjero nutrirse de información en sus salas de exposición. El sitio cuenta con espacios de artesanía, cafetería y servicios básicos.
Luego, el recorrido continúa hasta el municipio de Huarina, donde se encuentra el Museo Regional. En este repositorio los guías locales explican los atractivos de la zona y dan detalles acerca de los vestigios arqueológicos encontrados en la misma. Además, brindan información turística y apoyo a los visitantes que lo requieran.
Con el fin de que el proyecto tenga éxito, en julio pasado el Viceministerio de Turismo organizó un viaje exclusivo para que operadores turísticos conozcan la ruta y la incluyan en su oferta.
Para el gerente general de la Asociación Boliviana de Agencias de Viaje y Turismo (Abavyt), Carlos Marín, ese viaje permitió conocer otras ofertas en torno al lago. “Como Abavyt aplaudimos la iniciativa que mostró las bondades turísticas por tanto creo que esta forma de trabajo es alentadora para el turismo, esperamos que se siga esta agenda de trabajo, que se siga zonificando, encontrando puntos turísticos para mostrar al mundo”.
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