Brasil y Bolivia representan el 93 por ciento del área total afectada por los incendios en el periodo 2001-2019.

La Región

La Red Amazónica de Información Socioambiental Georeferenciada (Raisg) elaboró una radiografía de las principales amenazas al bosque tropical más grande del mundo en los últimos ocho años y notó el avance de su deterioro. Los resultados de la investigación fueron publicados hoy para todo el mundo en el nuevo Atlas “Amazonía bajo presión”.

En una nota de prensa, la organización anticipa que dentro de este panorama no tan alentador, se tiene un escenario positivo para los territorios indígenas y las áreas naturales protegidas, puesto que siguen siendo un escudo contra las amenazas hacia el pulmón del planeta.

El propósito del trabajo es brindar información que pueda ser considerada en políticas públicas integrales para lograr conectividad socioambiental y resiliencia climática de todo el territorio. La Amazonia es el pulmón y la reserva de agua más grande del continente y del planeta, ya que trasciende fronteras de nueve países.

Esta es la primera vez, desde 2012, que Raisg ha decidido reunir todos sus grupos técnicos para trabajar en un retrato completo de la situación de este ecosistema. Más de 30 expertos y especialistas, organizados en diez grupos técnicos, han generado análisis sobre las presiones, amenazas, síntomas y consecuencias sobre la biodiversidad y diversidad cultural de la Amazonia, destacando el rol fundamental de los territorios indígenas y las áreas protegidas para la conservación.  Los resultados están traducidos en 23 mapas que muestran la situación actual, decenas de gráficos y cuadros informativos que facilitan su comprensión e  importancia para Sudamérica y el mundo.

Deforestación: el principal síntoma

Más de 30 expertos y especialistas trabajaron en el Atlas que fue publicado este 8 de diciembre.

A pesar de que 2003 sigue siendo el peor año para los bosques de la Amazonia, con una pérdida total de 49.240 kilómetros cuadrados, la deforestación se ha acelerado a partir de 2012, después de haber alcanzado un mínimo en 2010 (17.674 km2). La superficie que se pierde cada año se ha triplicado entre 2015 y 2018. Solo durante 2018 se deforestaron 31.269 km2 en toda la Amazonia. Esto equivale a que estaríamos perdiendo bosque a un ritmo de 8.500 campos de fútbol cada día.

Entre 2000 y 2018,el avance de la deforestación en la Amazonia acumuló la pérdida de 513.016 kilómetros cuadradosde bosque nativo, un territorio equivalente a la superficie de España; una reducción del ocho por ciento de la superficie total de bosque del año 2000 (6.381.275 km2).

La tendencia de pérdida de bosque para toda la Amazonia está fuertemente influenciada por la situación de Brasil que contiene el 62 por ciento del territorio, y comprende el 83 por ciento  de la deforestación: 425.051 kilómetros cuadrados en estos 18 años de análisis. Mientras Bolivia, con el ocho por ciento, y Perú con el 11 de territorio de la Amazonia, representan el seis y cuatro por ciento de la deforestación, respectivamente (31.878  km2 y 22.875 km2).

Escudos contra la deforestación

La Amazonía cuenta con figuras nacionales y locales de gestión sostenible de sus ecosistemas. El funcionamiento legal y grado de reconocimiento por parte de los Estados varía según el país. Raisg las clasifica para su análisis en Áreas Naturales Protegidas (ANP) y en Territorios Indígenas (TI). La efectividad de su gestión como barreras frente al avance de la deforestación es analizada en base a los hallazgos de Raisg. 

Así, el 87 por ciento de la deforestación en la Amazonia ocurre fuera de las Áreas Naturales Protegidas (ANP) y Territorios Indígenas (TI) según el análisis 2000-2018. Esta tendencia se mantiene en todos los países. Con estos hallazgos se evidencia que estas áreas cumplen un rol clave y estratégico de conservación, donde el manejo indígena de los bosques y la protección de la biodiversidad en reservas son mecanismos efectivos para la conservación.

Sin embargo, existen diferencias en esta efectividad entre países, destacando la necesidad de políticas transfronterizas para el manejo de la Amazonia. Brasil, Bolivia, Colombia y Venezuela deben prestar particular atención a sus ANP y TI amazónicos, pues presentan un aparente debilitamiento a partir de 2015 en la medida que la deforestación, la minería ilegal y los incendios se hacen más comunes dentro de sus linderos.

Auge de la minería ilegal

La minería ha sido una presión constante para la Amazonia desde hace varias décadas y es una de las causas de deforestación, contaminación y conflictos sociales que más preocupa. Amazonía Bajo Presión también presenta un reporte actualizado hasta 2020 de la minería en la Amazonia que da cuenta de una tendencia al aumento de la actividad minera en el suelo, especialmente de la minería ilegal. Se han identificado 4472 puntos de esta actividad ilícita. En su mayoría (83 %) presentan afectaciones de varias hectáreas o directamente sobre los ríos. Más de la mitad de estos puntos se encuentran en Brasil (54 %), pero cabe destacar que el 32 por ciento de ellos se encuentran en Venezuela, país que apenas contiene al seis por ciento de todo el territorio amazónico. Venezuela también es el país con mayor proporción de TI y ANP afectados por minería ilegal. En toda la ecorregión, existen 664 TI y 129 ANP con penetración de actividades mineras ilícitas.

Incendios

Foto: Archivo LR

Si bien un incendio no implica la pérdida completa del ecosistema, su impacto aumenta la presión, afectando la biodiversidad, medios de vida de pueblos indígenas y comunidades, e incrementa el efecto invernadero del planeta. En el Atlas se hace un recuento de esta incidencia que revela la vulnerabilidad frente a este fenómeno que ha afectado 13 por ciento de la superficie de la Amazonia entre 2001 y 2019, y alcanzó 1,1 millones de de kilómetros cuadrados, cifra equiparable al territorio de Bolivia, y donde en proporción de territorio amazónico, es uno de los más afectados (27 por ciento de Amazonia boliviana impactada,190.847 km2).

De esta manera, Brasil y Bolivia representan el 93 por ciento del área total afectada por los incendios en el periodo 2001-2019; la mayor extensión se concentra en Brasil con 866.301 km2 (76 %), seguido por Bolivia, con190.847 km2 (17 %). En menor proporción Venezuela, con 30.311 km2 (3 %), Colombia con 26.614 km2 (2 %) y el resto de los países con cifras inferiores a 13 mil kilómetros cuadrados. En 2019, un año mediático para visualizar la preocupación de los incendios en la Amazonia, representó 173.922 kilómetros cuadrados afectados, donde 131.818 corresponde a Brasil (76 %) y 33.250 a Bolivia (19 %).

Si bien los incendios no marcan una tendencia lineal y varían cada año según condiciones ambientales y medidas de manejo (políticas y condiciones sociales), en la Amazonia en  promedio desde el 2001 hasta 2019, se afectan 168.640 kilómetros cuadrados por año, siendo 2010 el más catastrófico, con 354.768 kilómetros cuadrados de incendios. Estos tienen origen antrópico e inician mayormente fuera de Áreas Naturales Protegidas (ANP) y Territorios Indígenas (TI), sin embargo, estos espacios son impactados por el avance del fuego (25% del total). 

Trabajo de largo aliento

Estos análisis de Raisg forman parte de un trabajo ininterrumpido de evaluación de las presiones y amenazas a la Amazonia, y constituyen una de las series de datos más precisos publicados hasta el momento sobre la pérdida de la cobertura vegetal del conjunto de ecosistemas tropicales terrestres más extenso y biodiverso del planeta. 

Los mismos se realizan con una metodología estandarizada, por profesionales dentro de los países amazónicos, capaces de adecuar los procedimientos tomando en consideración las realidades locales. Las evaluaciones sistemáticas, que incorporan la experticia local, son claves para el conocimiento del estado del patrimonio ecosistémico de la región amazónica, así como para la formulación de políticas públicas basadas en evidencias para su conservación. Esta última implica la preservación de los beneficios ambientales que presta a todo el continente y favorece el bienestar y desarrollo sostenible de 35 millones de habitantes. 

Los datos se pueden consultar públicamente y con mayor detalle en:

Sobre Raisg

La Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada es un consorcio de organizaciones de la sociedad civil de los países amazónicos, orientado a la sostenibilidad socioambiental de la Amazonía, con apoyo de la cooperación internacional.  


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