La llegada del Chaetocercus mulsan fue motivo de mucha alegría para los responsables del Refugio de Colibríes, ubicado a tres kilómetros de Samaipata, en Santa Cruz. Se trata de un ave de seis centímetros de largo, que habita en los bordes de bosques, matorrales y campos abiertos, desde Colombia hasta el centro de Bolivia. En este último caso, concretamente en los bosques montañosos de Santa Cruz, entre 700 a 3.000 metros sobre el nivel del mar.

El biólogo Saúl Arias explica que el colibrí mosquito, como se lo conoce, lleva ese nombre porque el sonido que produce al mover las alas tan rápido, se asemeja al zumbido de un abejorro. Se alimenta de flores muy pequeñas y de mosquitos.

Es uno de los más pequeños de su especie, mide seis centímetros. Foto: Saúl Arias.

Los colibríes –explica el experto- son parte muy importante en las relaciones sexuales de las plantas, ya que realizan la polinización cruzada: llevan polen de una planta a otra. “Asimismo son controladores de los pequeños insectos, sobre todo de mosquitos”.

Con el avistamiento de esta pareja de Chaetocercus mulsan, en este santuario hay 15 especies, de las 79 que hay registradas en Bolivia.

Este sitio, considerado un atractivo turístico de Samaipata, acoge a una de las aves consideradas “más maravillosas” del mundo. Ellas aletean hasta 80 veces por segundo y hasta 200 cuando se enamoran. La energía que utilizan proviene del azúcar o néctar de las flores. Por eso son excelentes polinizadores.

Comúnmente, vuelan a una velocidad de 30 a 50 kilómetros por hora, pero no tienen capacidad de caminar. Por eso siempre se mantienen en el aire. Los colibríes pueden vivir hasta diez años, pero la mayoría no lo consigue, debido a la cantidad de depredadores que los acechan, entre ellos, el ser humano.

Para conocer el refugio, puede contactarse con Tucandera Tours, al 73167735, o dirigirse a la calle Bolívar, en Samaipata. Este municipio queda a 120 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra.

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