Descubren cómo y por qué mueren los árboles en la Amazonia

Científicos encontraron que aquellas especies que crecen más rápido perecen a edad más temprana. A su vez, el aceleramiento de decesos genera que, en vez de frenar el cambio climático, este se acelere.

Foto: Vincent Vos

La Región

Un equipo de científicos presentó este lunes una respuesta a cómo y por qué mueren los árboles en la Amazonia. Entre otras conclusiones, los expertos descubrieron que la tasa de crecimiento de ciertas especies es un factor de riesgo para explicar los decesos. Ello significa que a mayor velocidad de crecimiento, mayor probabilidad de muerte.

Esto ayuda a entender por qué la mortalidad está aumentando tan rápido en este ecosistema que abarca nueve países: Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guayana Francesa y Surinam.

“Encontramos que la mitad de los árboles mueren parados. La otra mitad se quiebran, un viento se los lleva u otro árbol les cae encima. Nos enfocamos en bosques naturales, sin intervención (del ser humano) y encontramos que en años secos mueren los árboles más grandes. Estos al caer, dejan entrar mucha luz y permiten surgir especies que crecen muy rápido, como malas hierbas. El estudio resalta que estos son los que mueren a edad más temprana”, explica Vincent Vos, biólogo holandés que vive en Beni hace bastantes años, y que participó del estudio.

El hallazgo tiene importantes consecuencias para comprender el futuro de estos bosques, ya que el cambio climático tiende a seleccionar especies de rápido crecimiento que, en general, también tienen una mayor probabilidad de morir cuando son más jóvenes, por lo que almacenan menores cantidades de carbono.

La investigación, dirigida por las universidades de Leeds y Birmingham de Inglaterra, en colaboración con más de 100 científicos, es el primer análisis a gran escala sobre las causas de la muerte de los árboles en el Amazonas y ha utilizado registros a largo plazo recopilados por la Red Amazónica de Inventarios Forestales (RAINFOR).

Comprender los principales factores que causan la muerte de los árboles nos permite predecir y planificar mejor las tendencias futuras, pero esta es una gran tarea, ya que hay más de 15.000 especies diferentes de árboles en el Amazonas”, dijo Adriane Esquivel-Muelbert, investigadora Instituto de Birmingham Institute of Forest Research, quien dirigió el trabajo.

David Galbraith de la Universidad de Leeds agregó: “Encontramos una fuerte tendencia que muestra que las especies de rápido crecimiento tienen una esperanza de vida más corta. El cambio climático ha brindado condiciones favorables para estas especies y el hecho de que tengan ciclos de vida más cortos indica que el servicio de secuestro de carbono que brindan los árboles amazónicos podría disminuir”.

La mortalidad de los árboles es un evento poco común, por lo que para comprenderlo realmente se necesita enormes cantidades de datos. La red RAINFOR reunió más de 30 años de contribuciones de más de 100 científicos.

Este estudio incluye registros de 189 parcelas de una hectárea, cada una monitoreada en promedio cada tres años. En cada visita, los investigadores miden todos los árboles de más de 10 centímetros de diámetro y recopilan información sobre cada árbol, incluidos los árboles muertos.

En total, se monitorearon más de 124 mil árboles vivos y se registraron y analizaron 18 mil muertos. Cuando estos perecen, los expertos siguen un protocolo para descubrir la verdadera causa de muerte. «Esto implica un trabajo forense detallado, algo así como un ‘CSI Amazon’ realizado por investigadores en toda la Amazonia«, señaló Oliver Phillips de la Universidad de Leeds.

Beatriz Marimon, de la Universidad Do Estado de Mato Grosso en Brasil, coordinadora de varios sitios de investigación en el sur de la Amazonia, agregó: “Ahora que podemos ver más claramente lo que está sucediendo en el bosque, hay oportunidades para la acción. Descubrimos que la sequía también está causando la muerte de árboles, pero hasta ahora solo en el sur del Amazonas. Lo que está sucediendo aquí debería servir como un sistema de alerta, ya que debemos evitar que los árboles en otras regiones del Amazonas corran la misma suerte”.

La investigación fue financiada por el Natural Environment Research Council e incluyó contribuciones de 10 universidades del Reino Unido, así como de científicos de América del Sur en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Guyana, Perú y Venezuela.