APOYANOS
Tu aporte nos permite hacer periodismo independiente, de calidad y sobre todo útil para la sociedad. Sé un amigo/a de La Región.

Por Mongabay Latam

Los científicos e investigadores llaman a este patrón “espinazo de pescado”, una metáfora que describe de manera precisa los efectos de una carretera ubicada en medio de la Amazonía. Efectivamente, si uno observa una carretera en un mapa satelital podrá apreciar que a lo largo de la pista empiezan a aparecer caminos secundarios que penetran el bosque como si fueran las espinas de un pez. Lo más grave es que con la aparición de nuevos caminos, la deforestación también avanza.

Teniendo en cuenta estas peligrosas consecuencias, un polémico proyecto del gobierno boliviano ha encendido las alarmas de la comunidad científica. La administración de Evo Morales plantea abrir una carretera que atraviese el núcleo del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), punto clave de biodiversidad por sus altos niveles de endemismo y poblaciones de megafauna de importancia global.

Para determinar los posibles impactos que ocasionaría esta carretera, un equipo internacional de científicos realizó un estudio en el Tipnis. ¿Cuáles fueron los resultados? La bióloga boliviana, Mónica Moraes, los explica.

Usted participó de la publicación sobre el TIPNIS, ¿podría hablarnos de esta investigación?

Sí, fui parte del grupo de autores que discutió la situación de inminente peligro derivado de la construcción de la carretera que cruza por el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) entre Cochabamba y Beni. Esta presenta consecuencias irreversibles en la región amazónica de Bolivia, donde el paisaje es mayormente muy frágil, con una resiliencia muy lenta y con una diversidad biológica muy valiosa, especialmente, cuando interactúa con zonas transicionales como la subandina, en el pie de monte de la Cordillera de los Andes, o en conexión con formaciones del bosque chiquitano y del precámbrico en el este de Bolivia.

Publicidad

¿Puede contarnos más de esta experiencia?

No todos los autores realizamos una expedición conjunta, pues cada uno conocía el área de influencia del TIPNIS. Pero la verdad es que nos sentimos convocados a realizar un análisis como este, pues existe evidencia bien establecida (p.e. en Brasil) de que la pérdida de bosques tiende a propagarse de manera sinérgica alrededor de carreteras recientemente construidas y/o pavimentadas, generando redes de carreteras secundarias que aumentan la extensión espacial de la interrupción del hábitat. Una muestra precisamente es el Acre brasileño, que muestra un patrón a modo de “esqueleto de pez”.

Esta publicación se basó en un análisis geoespacial de imágenes satelitales e información de libre acceso en bases de datos de áreas protegidas a nivel mundial, mapa de caminos, capas hídricas, datos de deforestación de bosques a nivel mundial, entre mucha información más. Todos los procedimientos de este análisis están detallados en el material suplementario de esta publicación, que es actualmente una de las principales referencias disponibles sobre cambio de cobertura forestal para la Amazonía boliviana.

La historia en 1 minuto: El Tipnis y el Madidi: las heridas que sangran en el rostro indígena de Bolivia. Video: Mongabay Latam.

Lee también: El camino del Kaa Iya

¿Por qué ocurre ese efecto “sinérgico”?

Un sendero y luego un tramo carretero facilita la conexión entre pobladores locales que luego desarrollan su comercio e incrementan en número, por lo que esa presión concentrada en un solo trazo posteriormente se ramifica y amplía, tanto en número de asentamientos como en importancia de acceso.

¿Cuáles fueron las principales conclusiones de esa investigación?

El desarrollo asociado a las políticas económicas basadas en la extracción generó impacto en el TIPNIS (y en varias otras áreas protegidas) porque se incrementa la degradación de los paisajes naturales. Lamentablemente la repercusión ha causado también la reducción de tamaño y la eliminación de áreas protegidas en la Amazonía.

Bolivia es miembro de la Convención de Biodiversidad de las Naciones Unidas y junto a otros países hemos asumido el compromiso en conservar el 17 % de nuestro territorio en un sistema nacional de áreas protegidas. Pero con las altas tasas de deforestación, los elevados niveles extractivos (minería, hidrocarburos, madera, fauna y otros), será muy difícil cumplir con este objetivo.

Son tres los puentes que se han construido ya en el tramo entre Isinuta y Nueva Aroma, en el Tipnis. Foto: Jorge Gutiérrez.
¿Qué tan evidente es la deforestación cuando sale al campo?

En cada salida de viaje de campo a la Amazonía boliviana aparece la deforestación en menor o mayor escala, ya sea para habilitar pastizales y ganadería o para la instalación de asentamientos humanos, que parecen incipientes y temporales pero que luego se desarrollan y amplían en forma muy desordenada, carentes de planificación y sentido lógico. Las migraciones que se dan en el interior del país no cuentan con ninguna orientación ni vigilancia para mitigar impactos desfavorables en el entorno natural, especialmente cuando la roza, quema y tumba de árboles es la práctica más ampliamente difundida en la Amazonía.

¿Cómo ve el futuro? ¿Le parece que se están tomando medidas para detener la deforestación en Bolivia o que se intensificará?

Se ha destacado que antes Bolivia estaba entre los países que contaba con un porcentaje cercano al 50 % de cobertura de bosques, pero en los últimos años esto ha disminuido drásticamente. Lamentablemente, las políticas desarrollistas son muy irresponsables, solo proyectan los esfuerzos a corto plazo y no miden las consecuencias, a mediano o largo plazo, porque creen que el futuro no está bajo la gestión gubernamental de turno. Son esquemas demasiado simplistas y que se desmarcan de hacer algo bueno para que duren los recursos y nuestro patrimonio natural, y así las generaciones que vienen puedan disfrutar de ellos.  Lee la entrevista completa aquí.

El camino del Kaa Iya

 

Haz click en la imagen para ir a la plataforma de Suscripción.