La producción de aceite de palma está dejando una huella letal en los ríos y bosques de Latinoamérica. Las comunidades locales también han sufrido graves impactos. Tan solo en Colombia, Guatemala, Honduras, Brasil, Ecuador y CostaRica, entre 2010 y 2021, se abrieron alrededor de 298 procesos en contra de 170 empresas y productores por el incumplimiento de normas ambientales, tala de bosques, desvío del curso de ríos o acaparamiento el agua, entre otros delitos que afectan a los ecosistemas de la región.

“La palma está metida hasta pegar con zonas protegidas”. “Con los pesticidas que utilizan para la palma se mueren los peces. Ya las lagunas se han secado y la gente no tiene dónde pescar”. «Lo que nos han dicho las comunidades es que hay una campaña de miedo, de amenazas contra las comunidades”. Estos son algunos de los preocupantes testimonios recogidos en la investigación #TrasLasHuellasDeLaPalma sobre los impactos sociales y ambientales de los monocultivos de palma aceitera.

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