Qué son las “bombas de semillas” y por qué su uso en bosques afectados por incendios genera controversia

Una fundación promueve el uso de seedbombs para restaurar bosques en la Chiquitania. La Gobernación de Santa Cruz, así como entes colegiados y expertos advierten riesgos en la aplicación de la técnica.

La Región

El anuncio de la aplicación de seedbombs o bombas de semilla lanzadas desde una aeronave en zonas de la Chiquitania afectadas por incendios forestales de 2019 generó esta semana una serie de pronunciamientos y advertencias de riesgos, de parte de la Gobernación de Santa Cruz, así como entes colegiados como el de Biólogos e Ingenieros Forestales, todos ellos parte de la Red Interinstitucional de Restauración Ecológica de Bolivia (Rireb).

Inicialmente se habló de “reforestación masiva”, que luego pasó a ser un “procedimiento piloto experimental manual” limitado a la plaza principal del municipio de San Xavier, con la participación de voluntarios.

Los promotores del método son miembros de la Fundación para la Salud, Educación, Desarrollo y Medio Ambiente (Sedema), los mismos que en 2019 presentaron el “Proyecto piloto de restauración integral para protección de cuencas del Bosque Seco Chiquitano del municipio de San Ignacio de Velasco mediante seedbombs”. Lo hicieron poco después que se lograra controlar los incendios forestales que consumieron más de 5,3 millones de hectáreas en Bolivia, de los cuales más de 4,3 millones fueron en Santa Cruz.

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José Antonio Bedregal Fernández, presidente de dicho ente, asegura que, al ver la situación, renunció a su trabajo como experto en universidades públicas y privadas para retomar la Fundación que heredó de su abuelo, Natalio Fernández Pommier. La misma fue creada por resolución suprema el 9 de junio de 1995. “Tras su muerte quedé yo como presidente, entonces empecé a validar la fundación en temas de documentación e inmediatamente a llevar a cabo este proyecto, réplica de proyectos que ya habían tenido éxito en diferentes lugares del mundo”,, dice en entrevista con La Región

Qué son las seedbombs

Las bombas de semillas que se mostraron esta semana en San Javier. Foto: gentileza Sedema.

Rocío Montenegro, responsable de márketing e imagen de Sedema, explica que las seedbombs son bolitas elaboradas con carbono, para oxigenar la tierra; micronutrientes naturales de heces de aves provenientes de una granja avícola certificada por ISO y Senasag, y la semilla. Todo ello compactado con barro o arcilla de la región. Una vez obtenidas se lanzan desde una aeronave y, al tener los elementos citados, estas se convierten en plantones y así continúan su crecimiento. Según sus impulsores, la técnica nació en Japón y tuvo éxito en países como Estados Unidos.

En el documento presentado hace dos años y al que se puede acceder aquí, se lee que estas “bombas” serían arrojadas en zonas afectadas por el fuego, inicialmente, en San Ignacio.

La iniciativa generó observaciones desde un principio, muchas de las cuales se hicieron conocer mediante cartas públicas dirigidas a autoridades como el entonces viceministro de Medio Ambiente, Alfredy Álvarez. Así lo hizo el Colegio de Biólogos de Santa Cruz, por ejemplo.

“Presentaron un proyecto en el que pretendían elaborar las bombas con semillas endémicas del bosque chiquitano, pero se les aclaró que en su lista no tenían ninguna especie endémica, lo cual era otra falencia. Eran como cuatro o cinco (especies) y pensaban lanzarlas desde el aire para reforestar cuencas, pero para hacer una restauración, hay una lógica de trabajo”, dice Juan Carlos Catari, biólogo experto en el tema y miembro del Colegio citado.

En la misiva, fechada en febrero del año pasado, se hace conocer también que para elaborar este trabajo se requiere un área de referencia, para emular la distribución y el número de especies.

“Se piensa que restauración es un trabajo netamente con plantas, pero se olvida que se trata de reactivar un ecosistema desde el punto de vista de la composición y la dinámica de las especies, flujos físico-químicos del suelo: aire, agua y biota; e interacciones como polinización y dispersión”, explica Catari.

Esta es la Carta que envió el Colegio de Biólogos de Sara Cruz

El cambio de enfoque

Frente a lo sucedido, el proyecto de Sedema quedó en suspenso. Entretanto, en enero de 2020 la Gobernación de Santa Cruz presentó su “Plan de restauración con acciones de intervención inmediata”, elaborado con la colaboración de entes colegiados, expertos y plataformas que aportaron en la dinámica.

Lee aquí el plan de restauración de la Gobernación de Santa Cruz.

Montenegro asegura que Sedema no fue invitada a las mesas de trabajo para poder explicar los alcances de su proyecto. Además, que en ese momento se determinó dos años de pausa ecológica para monitorear la recuperación natural.

“Se esperó los dos años y el alcalde de San Xavier (Daniel Áñez) nos llamó, porque en 2019 les habíamos entregado más de diez mil seedbombs, para hacer estas pruebas cuando termine este período. Como nos contactaron, dijimos: retomemos el proyecto. Hasta el momento nadie ha podido demostrar que esto tenga alguna contrariedad”, afirma.

Tras la controversia generada por el anuncio de “restauración masiva”, esta semana la Gobernación lanzó un comunicado advirtiendo riesgos respecto al uso de este método en bosques del departamento.

En respuesta, ahora Sedema planteó un nuevo enfoque del proyecto, al que denominó: “Reactivación Económica de Santa Cruz a través del Turismo (Rescat)”.

Así, el miércoles se realizó una prueba piloto en la plaza principal de San Javier, donde participaron voluntarios y gente del lugar. “Tengo otra reunión pendiente (con la Gobernación), donde podré ir a explicar cómo se ha desarrollado este primer intento y cuáles son los resultados”, sostiene Bedregal.

Explica que ahora Sedema llevará voluntarios y gente interesada en el tema a distintos municipios de la Chiquitania, para generar un movimiento turístico, a la par de seguir intentando validar el proyecto inicial.

“Al no haber respuestas ni observaciones sobre mi mismo proyecto ni de proyectos paralelos que apoyen a esta reactivación o restauración de la Chiquitania, me animo a volver a hacerlo con un enfoque ya turístico, pero sí con la intensión de seguir aportando a la Chiquitania, y replicar este proyecto a diferentes lugares como Potosí, que tiene una vegetación devastada, o el mismo Altiplano que no tiene vegetación”.

La opinión de expertos

El biólogo Juan Carlos Catari, quien conoció la iniciativa en 2019 y esta semana también estuvo en la reunión que sostuvieron miembros de Sedema y la Gobernación, asegura que el método puede servir para cualquier otro sitio, “el problema con la Chiquitania es el diseño y la elección de especies”.

Cuando se lanza bombas de semillas -explica- se está generando una especie de bosque con cuatro o cinco especies, cuando en realidad un bosque puede tener alrededor de 30, 40 especies o más.

“Es como si se llenara el área quemada de tajibo, toborochi y curupaú, cuando el bosque es mucho más diverso, tiene una estructura, tiene una composición que es fruto de la dinámica y la ecología de cada sitio”.

Precisamente bajo estos argumentos técnicos, se observó también planes de restauración de gobiernos de Evo Morales y Jeanine Áñez, respectivamente.

“Los gobiernos e instituciones presentan planes de restauración solo con plantines de tres o cuatro especies maderables, pero si uno hace un inventario de vegetación, solo en 600 metros cuadrados, encuentra hasta 30 especies y no todas son maderables”, dice Catari.

Actualmente, la Gobernación de Santa Cruz busca financiamiento para implementar su plan, mientras las instituciones que forman parte de la Rireb evalúan áreas identificadas donde se debe hacer restauración asistida y otras donde se debe hacer restauración pasiva. La primera tiene que ver con implementar proyectos para ayudar con la mano del hombre, y la otra es la que permite que la vegetación crezca lo más natural posible.

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