Sacaba celebra a la Virgen del Amparo. Las actividades que arrancaron en octubre continúan y este viernes será la peregrinación a Korihuma.
Fotos y texto: Verónica Avendaño
Hace 10 años que la Hermana Franciscana Beatriz sirve en la Iglesia de Sacaba Cochabamba. Durante esos años ha tenido el privilegio de limpiar y adornar a la Virgen del Amparo, días antes del 19 de noviembre, la fecha de su aniversario. “Es milagrosa, me ha hecho muchos milagros” menciona la hermana derrochando fe en sus ojos.
En Sacaba, de generación en generación se transmite la historia de la aparición de la mamita. Cuentan que la imagen de la Virgen del Amparo con el niño Jesús en brazos apareció grabada en una piedra, después que ésta fue partida en dos por un rayo en el sector de Korihuma en 1870. Campesinos del lugar que fueron testigos de este hecho llevaron la piedra con la imagen plasmada a la iglesia de Sacaba y desde entones es venerada en su iglesia.
La imagen mide tan solo 20cm, la piedra que cumple el papel de lienzo se ve oscura el día de hoy ya que la primera iglesia donde se encontraba habría sufrido un incendio y posteriormente un robo. En un principio la Virgen estaba ataviada con plata, desde su urna hasta las joyas que llevaba puestas. Cada accesorio fue objetivo de la ambición de algún bandido, “Fue una llamada anónima que aviso que la Virgen fue encontrada por la Terminal de San Antonio, la dejaron botada”, explica la Hermana. Con la colaboración y donaciones del pueblo de Sacaba al poco tiempo la Virgen volvió a lucir fastuosas vestiduras, joyas y urna.
Se dice que la fe se fortalece con la experiencia, las diferentes muestras “milagrosas” corroboran la creencia de cada persona que asiste a la procesión en su aniversario. Bailes folklóricos preceden a esta entrada junto a los pasantes y las autoridades de la localidad, “Los escoltas de la Virgen son denominados caballeros, ellos abren el paso de la Virgen en la procesión, cargándola uniformados con vestimenta de la orden de los carmelitas”, cuenta Deynar Fernández, el Sacristán del Templo.
“El último milagro que tenemos registrado este año sucedió hace poco. Un catequista cayo del techo del templo y no sufrió ningún daño de gravedad” acota la hermana al mismo tiempo que coloca en la Virgen su ultimo accesorio, su cetro.
El tiempo ha desgastado su retrato, “muchos no la ven, pero tiene su estrategia para notarla”, menciona la hermana mientras busca el ángulo que facilita reconocer a la Virgen. Ella asevera que cuando lo necesita recibe fuerzas de la Virgen para seguir sirviendo en la iglesia y poder vestirla cada año en los primeros días de noviembre.
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