América Latina, una de las regiones más biodiversas del planeta, sufre una gran pérdida de vertebrados

En Bolivia, la deforestación y el cambio de uso de suelo son las principales causas de la pérdida de biodiversidad. La organización ecologista WWF llama a gobiernos, empresas y la sociedad, a comprometerse con un acuerdo por la naturaleza.

Actividades humanas como la deforestación o el cambio de uso de suelo, entre otras se han manifestado en la velocidad y escala con la que la abundancia poblacional de mamíferos, reptiles, aves, peces y anfibios ha descendido en el mundo.

Así lo refiere la edición 2022 del informe Planeta Vivo, una publicación bianual de la organización ecologista WWF, la misma que confirma que Latinoamérica y el Caribe, una de las regiones más biodiversas del planeta, tienen el declive regional más alto con una disminución de 94% en las poblaciones monitoreadas.

El Informe, dado a conocer este miércoles en rueda de prensa, pone de manifiesto el crudo panorama del estado de la biodiversidad y llama severamente a los gobiernos, empresas y la sociedad civil en genera a tomar medidas transformadoras que reviertan la destrucción.

Asimismo, subraya que el mundo enfrenta una doble emergencia inducida por el ser humano, la crisis climática y la pérdida de biodiversidad, que amenazan el bienestar de la humanidad.

La ganadería es una de las practicas que inciden en la deforestación de los bosques. Foto: Archivo LR

“De la misma forma que es necesario disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, es urgente revertir la pérdida de biodiversidad y el declive y degradación de los ecosistemas. El Informe nos da información esencial para restablecer nuestra rota relación con el mundo natural y muestra lo apremiante que es integrar principios de justicia ambiental y social en el centro de los cambios. En el marco de la próxima conferencia de biodiversidad COP15 de la ONU, es prioritario impulsar un plan global que, como el Acuerdo de París, tenga como meta revertir las pérdidas y mejorar la salud de las poblaciones silvestres y los ecosistemas”, destacó Luis Germán Naranjo, director de Conservación de WWF Colombia.

Sobre el informe

El Delfín Rosado de la Amazonia es una de las espcies que ha sufrido un descenso de su población.

El documento monitorea a casi 32,000 poblaciones de 5,230 especies del planeta y ofrece la imagen más nítida sobre su evolución con que se cuenta hasta ahora. El parámetro de medición es el Índice Planeta Vivo (IPV), el cual hace un seguimiento de la abundancia en poblaciones de mamíferos,

aves, peces, reptiles y anfibios. La relevancia de las tendencias registradas es que muestra una instantánea de los cambios en los ecosistemas y alerta sobre su estado de salud. De igual forma, el IPV permite observar medidas de éxito cuando se aplican políticas de conservación adecuadas.

En cuanto a especies, las poblaciones de agua dulce muestran un mayor descenso general en el ámbito mundial con un 83%. Por ejemplo, una de las poblaciones evaluadas del delfín rosado del Amazonas sufrió una disminución del 65% debido al aumento de la pesca selectiva, así como a las presiones impuestas por el rápido crecimiento de la población humana.

Los principales factores directos identificados como responsables de la degradación de los sistemas terrestres, marinos y de agua dulce son los cambios de uso del suelo, la sobreexplotación de plantas y animales, el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras.

Bolivia

La Chiquitania es una de las zonas afectadas por la deforestación de sus bosques. Foto: Ernst Drawert

En el último reporte publicado por el Instituto Mundial de Recursos, Bolivia está en el tercer lugar de los países con mayor pérdida de bosques primarios en 2021, con 291.379 hectáreas deforestadas durante ese año, marcando un récord histórico para el país.

En la Amazonia boliviana, uno de los paisajes con mayor biodiversidad en el mundo, se encuentra uno de los 24 frentes de deforestación identificados a nivel global, una zona con una concentración significativa de puntos críticos de

deforestación, donde grandes áreas de bosque remanente están amenazadas.

Solo en este lugar, entre 2000 y 2018, se han perdido al menos el 11% de los bosques. La ganadería, la agricultura en gran y pequeña escala, la infraestructura de transporte y los incendios forestales, son algunos de los conductores de la deforestación, siendo los tres primeros los que generan mayor impacto y están en aumento.

Cabe resaltar también que los bosques degradados y fragmentados (impactados por los citados factores) son más propensos a los incendios, que a su vez afectan de manera directa al clima y a la pérdida de biodiversidad.

El impacto se observa en distintas especies como el Jaguar (Panthera Onca) y el Bufeo (Inia boliviensis) ambos clasificados en situación vulnerable en el Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia, lo que significa que, si no desaparecen los factores de amenaza, podrían entrar a la categoría de especie “En Peligro” en un futuro próximo.

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“Los datos que presenta el Informe Planeta Vivo, son una fotografía de la situación actual de la naturaleza y los desafíos que enfrentamos para revertir la curva de la pérdida de la biodiversidad. Pero también, son un recordatorio de que en nuestras manos está la posibilidad de hacer un cambio

y tomar acciones urgentes para proteger la vida en nuestro planeta”, mencionó Samuel Sangüeza Pardo, representante de WWF en Bolivia.

Datos preocupantes en América Latina

Por regiones, el informe destaca que la reducción de las poblaciones de vertebrados monitoreadas en América Latina y el Caribe llega al 94%. Esto supone la mayor caída registrada en el mundo, muy por delante de África (-66%), Asia y Pacífico (-55%), Norteamérica (-20%) o Europa y Asia Central (-18%). “El dato de Latinoamérica es muy preocupante”, señala desde Colombia Luis Germán Naranjo, que también recalca que esto tiene mucho que ver con tomar como año base de referencia 1970. “En el caso de Europa y en Estados Unidos, sus poblaciones ya se habían reducido mucho en 1970, pues entonces se habían modificado mucho más sus ecosistemas”.

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Para poner freno a este preocupante declive, la organización WWF reclama un tratado internacional de biodiversidad similar al Acuerdo de París contra el cambio climático para conseguir revertir la pérdida de diversidad biológica. Si para frenar el calentamiento del planeta el objetivo es alcanzar las cero emisiones netas para 2050, los ecologistas piden un pacto para que en 2030 no solo se haya parado la pérdida de biodiversidad, sino que se haya conseguido un saldo positivo.

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