Rocío LLoret Céspedes / Fotos CLB
Desde la copa de los árboles -lugar de animación de las parabas- se observa la devastación que dejó el fuego a su paso por una zona de palmeras de motacú, en la parte sur del Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) San Matías, de Santa Cruz.
Durante el trabajo de evaluación del impacto de los incendios en una zona de animación de la Paraba Azul (Anodorhynchus hyacinthinus), el equipo debe revisar los nidos, que están a una altura considerable, para verificar la existencia de pichones, huevos o ejemplares en proceso de reproducción. De fondo se ve cómo las llamas alcanzaron la base de los árboles.
Como se observa, si bien las llamas no alcanzaron los nidos directamente, sí afectaron la copa de estos árboles, lo cual torna vulnerable a la especie florística frente a un nuevo posible incendio.
Así luce el ingreso de una cavidad de anidación. En el fondo, la hembra desova uno o dos huevos. El tiempo de incubación es de 26 a 28 días por unidad. Al cabo de ese tiempo, el joven ejemplar permanece en el nido de 90 a 94 días después de la eclosión.
Uno de los dos pichones encontrados en el nido. Para el guardaparques Agustín Chonaca, preocupa que el fuego haya afectado la zona de alimentación de la Paraba, ya que ello puede influir en el proceso de reproducción. Esta es una especie vulnerable, según el Libro Rojo de la Fauna Silvestre y Vertebrados de Bolivia.
Este es el curichi o laguna que está en la Estancia Santo Rosario. En anteriores años lucía con más agua, pero la sequía azotó con fuerza esta zona, ubicada en el Este de Santa Cruz. Pese a ello, los animales llegaron hasta aquí en busca de agua y a finales de octubre, cuando pasó el fuego, muchos se vieron sorprendidos por las llamas.
Durante la evaluación que se hizo en la zona se encontró ejemplares de aves y otras especies muertos. Las llamas fueron implacables, porque este tipo de palmeras contienen aceite, lo cual las hace unas «bombas», según explicó en su momento el biólogo alemán Steffen Reichle.
El otro gran impacto del fuego: el daño a zonas de alimentación de la paraba azul. Aquí se observa la base del árbol quemada, así como los frutos del mismo afectados. Los expertos recomendaron tomar previsiones para los años venideros, porque estas especies de flora que ya fueron alcanzadas por el fuego se tornan vulnerables frente a otros incendios.
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