Una trayectoria de 500 kilómetros y casi ocho horas de viaje separan a Santa Cruz de la Sierra del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) Otuquis, en el Pantanal boliviano. Otuquis es un área protegida nacional rica en biodiversidad; a la entrada, unos cinco kilómetros antes está el complejo industrial donde se procesará hierro del cerro del Mutún para convertirlo en acero.


Hasta antes del desplazamiento de maquinaria pesada y camiones para construir un acueducto que dote de agua a la Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM), guardaparques, expertos y lugareños aseguran que se veía un gran número de animales silvestres. Ciervos del pantano, londras, aves, aquel lugar era privilegiado para observar fauna. Actualmente, a los costados de la vía quedan vestigios de “la mano del hombre”. Se trata de enormes ductos que servirán para captar agua del río Paraguay y llevarla a la factoría del Mutún.


Naturaleza que no cede

La intervención de Otuquis primero para la construcción de una vía que llegue hasta Puerto Busch y luego para instalar un acueducto para la explotación de hierro, empujó a la fauna y flora del lugar a adentrarse en un territorio menos perturbado, pero que se achica cada vez más, por el avance del “progreso”. Pese a esa presión, el estado de conservación es considerado «bueno» para los expertos.


Un ciervo del pantano se deja ver, mientras galopa entre espesa vegetación. Los guardaparques abren el sendero a bordo de un cuadriciclo y en su paso muestran el recorrido que siguen los animales.


El calor es sofocante y se supone que febrero es mes de lluvias en esta parte del planeta, pero, a diferencia de hace una década, cuando las estaciones de humedad estaban marcadas, ahora los cuerpos de agua lucen secos, como este río denominado Negro.


El cauce del río

En Otuquis se encuentra Puerto Busch, donde de a poco se observa el curso del río Paraguay, pero también se divisa la Terminal de Carga de la Siderúrgica.

Promontorios de yeso, maquinaria pesada y estructuras de puerto son la antesala del puesto de control de guardaparques, desde donde se patrulla y se hace guardia. Por aquí salen las exportaciones bolivianas, especialmente de soya.


Ya en Puerto Suárez, municipio en el que se encuentra el Parque Nacional Otuquis, la laguna Cáceres es otra muestra de la realidad climática que vive el Pantanal boliviano. Hasta hace menos de diez años,  solía ser una parada indispensable para el transporte de mercancías y era, además, el principal atractivo turístico de la localidad. Imagen de de archivo, tomada en 2015. Foto: Doly Leytón Arnez

Hace tres años, en 2020, una temporada de sequía muy parecida a una registrada hace medio siglo, dejó el espejo de agua seco. Con el paso del tiempo, el recurso volvió a fluir hacia el estanque, pero no retornó a sus niveles históricos. Imagenes actuales, registradas en febrero de 2024.


Los lugareños coinciden en que los períodos de sequía son cada vez más extensos y lluvias demoran en llegar. Por la ciudad porteña, incluso el ganado deambula a paso cansino, arreado rumbo a los pastizales y en busca de agua.

Este contenido es parte del especial «Pantanal: La fábrica de agua, ¿se queda sin agua?» fue realizado por

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