Experto ve relación entre ola de calor, incendios forestales de 2019 y deforestación

La Región

Una ola de calor, que azotó hace algunas semanas al Oriente de Bolivia, despertó las alarmas, dados los récords históricos registrados. Tal situación se dio especialmente en el noreste amazónico y el oriente chiquitano.

El reporte del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), dio cuenta que Santa Cruz y Beni debían estar alertas frente a la situación. En una entrevista con la red Erbol, la meteoróloga Marisol Portugal, aseguró que la Cobija (Pando) llegó a los 37,8 grados. En 2008 el récord era 36,6.

En Reyes (Beni), el termómetro marcó 40 grados, medio más que los 39,5 registrados en 2012. En el mismo departamento, San Borja soportó 39,2, cuando la temperatura más alta fue de 39, en 1989. Rurrenabaque, con sus 41,3 grados, se aproximó a los 41,4 que registró en 1962, según la experta.

Similar situación vivió San Joaquín, que este año llegó a 40,2 grados de temperatura, siendo que en 2015 había marcado 38,6. Y a la lista se suman Magdalenta (39,7) y San Ramón (40,2).

Santa Cruz no se quedó atrás. Ascensión de Guarayos llegó a los 40 grados, cuando su récord histórico era de 38,8 en 2002. Lo mismo pasó en San José de Chiquitos, con 42,6, y Roboré, 41,9.

Incluso en ciudades occidentales hubo temperaturas altas, aunque no se rompió récords.

Frente a esta situación, Armando Rodríguez, gerente de proyectos de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN), explica que la situación que vive la región, con los incendios forestales y otros factores, está favoreciendo al calentamiento global.

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¿Qué sucede?

Muchos cuerpos de agua o lagunas, así como las fuentes de agua dulce se vieron afectados este año debido a la reducción hídrica.

“Estamos sufriendo los efectos de la emisión de gases contaminantes que tuvimos por la quema de bosques del año pasado. (La ola de calor) está muy relacionada a eso y también a factores estacionales. Estamos en un año seco, hay menos precipitación en toda la cuenca amazónica y parte del bosque chiquitano. Este déficit de humedad está causando elevación de temperatura”, dice Rodríguez a La Región.

Los factores para que esto suceda son varios: pérdida de bosques por el fuego y efectos de emisiones, pero también la pérdida de cobertura vegetal debido a la deforestación.

Bajo un análisis porcentual, este año la superficie afectada por los incendios fue menor a la del año pasado. La gran diferencia es que este año se quemó 60 por ciento de bosque y que el fuego alcanzó áreas protegidas; “lo único que podemos cuidar y que debemos cuidar para futuras generaciones”.

La FAN tiene una medición directa y aproximaciones de los ciclos de incendios. Gracias a ello es posible ver la pérdida de humedad y las quemas que favorecen al calentamiento global. “Lo que se ha contabilizado es que este incremento de temperatura está favorecido por la deforestación e incendios forestales. Como esto es un mal que todos los años confluimos, podemos afirmar que sí o sí va a impactar y va a incrementar la temperatura”.

La información histórica muestra un incremento de cuatro grados a nivel global. Ese cambio climático genera la profundización de la sequía y el incremento de inundaciones en época de lluvia. “Sabemos que si no tomamos acciones inmediatas como país y desde luego como planeta, vamos a tener mayor impacto en el futuro”, advierte el experto.

El impacto al que se refiere Rodríguez tiene que ver con más incendios a corto plazo, sequía, inundaciones y mayor calentamiento global favorecido por los fenómenos de El Niño y La Niña.


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