La Región
Hace algunos días se conoció que el agua -ese recurso natural al que todo ser humano tiene derecho- empezó a cotizar en la bolsa de valores de Wall Street. Esta calle es considerada el corazón histórico del distrito financiero del mundo, y hogar de la Bolsa de Valores de Nueva York; el mayor mercado de valores en volumen monetario y el primero en número de empresas adscritas.
La noticia generó impacto, aunque lo que más bien debiera llevar es a pensar cómo llegamos a este punto.
“Sin una gestión eficaz de nuestros recursos hídricos, corremos el riesgo de intensificar las disputas entre comunidades y sectores y aumentar las tensiones entre las naciones”, dijo Antonio Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Desde la semana pasada, empezó a cotizarse en el mercado de futuros de materias primas de Wall Street, debido a su escasez.
“El mercado de futuros tiene dos diferencias con el mercado normal: pago un precio y en una fecha que puede no ser ahora. Es decir, pago hoy, garantizo un precio e intento que esté blindado hasta dentro de varios meses. Para eso sirven los mercados de futuros. Para garantizar un precio”, explicó Guterres en Cadena Ser, una de las emisoras más grandes de España.
Dicha escasez en el mundo se puede deber a la sobreexplotación para consumo humano, uso en la industria y cambio climático. Se espera que, en el caso de sequía, el mercado de futuros permita acceder a este líquido con precios ya establecidos que impidan la quiebra de productores agrícolas. Pero también existe el riesgo de la especulación de gobiernos y empresarios.
“No se puede poner un valor al agua como se hace con otros productos básicos comercializados. El agua es de todos y es un bien público. Está estrechamente ligado a todas nuestras vidas y medios de subsistencia, y es un componente esencial para la salud pública”, advirtió Pedro Arrojo-Agudo, relator especial de Naciones Unidas sobre el derecho al agua potable y al saneamiento, al diario El Universo.
El experto alertó sobre un posible riesgo de especulación por el precio del agua, por parte de bancos y fondos de cobertura, generando una burbuja especulativa como sucedió con el mercado de alimentos en 2008.
“En este contexto, el riesgo es que los grandes actores agrícolas e industriales y los servicios públicos a gran escala sean los que puedan comprar, marginando e impactando al sector vulnerable de la economía como los pequeños agricultores”, explicó.
Con la cotización del agua en el mercado de valores, este derecho humano básico “ahora está amenazado”, pese a que Naciones Unidas reconoció ese derecho hace una década.
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