*Tania Jariet Paredes Quiroga
Sin duda alguna, la pandemia del coronavirus afectó gravemente al sector turístico y la reactivación económica de este sector será lenta y gradual. Expertos informan que recién en 2024 tendremos los niveles de turismo internacional como el año 2019.
Pero el COVID-19 también mostró lo importante que es el turismo para la economía de los países, siendo generador de empleos directos e indirectos.
Con esta pausa también se ha podido notar que el desarrollo de la actividad turística tiene una cuota importante en la contaminación del medio ambiente, debido a los viajes de grupos grandes, llamado turismo de masas, los viajes transoceánicos o de larga distancia.
En 2020, Lla revista Natural Climate Change, en su artículo:“Huella del Carbono del Turismo”, da a conocer qué:
“El turismo es responsable de aproximadamente del ocho por ciento de las emisiones de carbono del mundo. Siendo el transporte aéreo, marítimo y terrestre los que más aportan a esta cifra”. Es por eso que la Organización Mundial del Turismo (OMT) ve como prioridad el desarrollar principios de sostenibilidad, basados en los aspectos medioambientales económicos y socioculturales para el manejo del turismo. Y al mismo tiempo cumplir con los objetivos de la agenda 2030.
Si bien la OMT recalca la importancia de cuidar el medio ambiente y la cultura, también es importante tomar en cuenta que la nueva pandemia mundial será el estrés y que se debe desarrollar políticas para un turismo consciente & mindfundness, y la protección de las personas.
En esta nueva realidad, después del coronavirus, marca una nueva era en el turismo receptivo y su desarrollo; obligando a cambiar los modelos de ventas, la forma de operación turística, de viajar y la oferta de nuevos destinos.
Bolivia tiene una gran oportunidad en este momento. Es un destino no convencional, poco concurrido, cuenta con varios parques nacionales, áreas protegidas, lugares con mucha naturaleza en los diferentes pisos ecológicos, siendo un destino potencial para la demanda actual, postcovid-19.
Es el momento de dar un salto importante y prepararnos a esta nueva realidad. Las entidades públicas en sus diferentes niveles: Viceministerio, Gobernación y Municipios deben realizar planes que puedan delimitar las acciones para la conservación y el manejo óptimo de los recursos turísticos, protección y respeto de la cultura y la naturaleza. Asimismo, en la distribución equitativa de los beneficios económicos provenientes de esta actividad en los diferentes destinos turísticos y finalmente la certificación de calidad y sostenibilidad para los prestadores de servicios. Además de la promoción del país.
Los municipios son el ente más importante en el desarrollo de destinos turísticos sostenibles, debiendo ordenar su territorio, delimitando y ordenando su espacio para conservación. Deben tener políticas y programas para apoyo a los emprendimientos comunitarios y privados; así como arreglo de la infraestructura dentro de sus jurisdicciones, para el buen desplazamiento de los turistas. Son los encargados de crear productos nuevos, para que las operadoras comercialicen en las ferias de turismo nacionales, regionales e internacionales.
Las empresas privadas deberán trabajar en planes de acción de sostenibilidad, cuidando a su capital humano, seleccionado bien su cadena de suministros, reduciendo la contaminación del Carbono (CO2) en sus operaciones y viendo la forma de distribuir las ganancias percibidas con los agentes locales.
Actualmente, la sostenibilidad no es un discurso de moda, es una realidad. A nivel mundial los requerimientos internacionales de destinos turísticos sostenibles son más grandes después de la Covid-19. Las empresas mayoristas internacionales a nivel mundial están exigiendo la certificación de sostenibilidad en sus aliadas comerciales bolivianas, por lo que urge tener la cancha bien marcada, para reactivar el Turismo con responsabilidad.