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Por Zurab Pololikashvili* 

En el mundo los países siguen contabilizando el costo de la COVID-19: en pérdida de vidas, en disrupción económica y en la amenaza para el desarrollo sostenible donde más se necesita.

Esta semana, las Reuniones de Primavera del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional dibujaron el panorama para que los líderes mundiales impulsaran una respuesta inmediata y unas políticas económicas que permitan señalar un camino hacia una recuperación sostenible. Las reuniones siguen a las decisiones adoptadas por la Unión Europea y los gobiernos nacionales de todo el mundo.

El turismo debe reconocerse como pilar clave para construir un futuro mejor en todas las regiones del mundo. Las recuperaciones del pasado demuestran que la importancia de nuestro sector no pueden sobreestimarse.

En Europa, el principal destino turístico del mundo, el sector generó el pasado año más de 407 mil millones de dólares de los EE. UU. en ingresos por turismo internacional, lo cual proporcionó más de 27 millones de puestos de trabajo. Y esos puestos de trabajo son una cuerda salvavidas para las comunidades, así como para los miembros más vulnerables de la sociedad.

Europa puede ser un ejemplo a seguir: reconociendo la excepcional fuerza del turismo no solo con palabras sino con acciones concretas.

En la OMT, apremiamos a nuestros asociados en la Comisión Europa, en las Naciones Unidas y en las instituciones de Bretton Woods a contar con el turismo como nunca antes.

Con ello se conseguirá que el turismo vuelva a crecer y lo haga mejor y con más fuerza, pero solo será así si recibe el apoyo adecuado desde las más altas esferas de los gobiernos y de las organizaciones internacionales.

Despertar rápido para poner en marcha acciones concretas es esencial para que podamos hacer frente a este reto compartido.

*Zurab Pololikashvili, Secretario General de la Organización Mundial de Turismo