Foto: Cortesía de Nidia Faúndez

Portadora de un linaje de mujeres andinas, Nidia se inspira en las historias que a su madre le contaron de niña y que más tarde ella les transmitió a sus hijas e hijos. Así, de la pluma de esta escritora, los cuentos contados por sus ancestras aymaras y quechuas toman rumbos internacionales con el apoyo del programa Originarias de ONU Mujeres. 

Sus cuentos pronto estarán disponibles en inglés en el Mercado Digital Originarias y así el legado se mantiene vivo, las voces de las mujeres indígenas se amplifican y la cosmovisión andina trasciende fronteras.  

Relatos ancestrales transformados en cuentos con enfoque intercultural es tu proyecto, ¿cuéntanos cómo nace este emprendimiento? 

Cuando yo era niña mi mamá me contaba muchos cuentos andinos, el que más recuerdo era el del cerro sagrado de Potosí, ella me metió en el mundo de la escritura y la lectura. Mi mamá no sabía leer y le gustaba que yo le leyera las noticias mientras ella cocinaba. Desde ese entonces escribo. 

La primera publicación real fue durante la universidad, en esa ocasión gané un concurso con el cuento “Desde las alturas una mujer sabia”. Pero como escritora partí oficialmente en el 2018, cuando empecé a recopilar cuentos que han sido transmitidos oralmente de generación en generación para adaptarlos, y posteriormente ilustrarlos. De eso ya van tres ediciones en donde hemos rescatado la lengua, ceremonias, costumbres y yerbas medicinales para enseñarle a niñas y niños las tradiciones propias de nuestro pueblo aymara. www.tiendanifan.cl  

Las mujeres indígenas tenemos un legado heredado de nuestras abuelas y de nuestras madres que debemos cuidar y preservar. Es momento de revitalizar nuestra lengua y costumbres para que no se pierdan, nosotras tenemos un patrimonio cultural que no está en un edificio o en un momento, está vivo porque está en nosotras, en nuestros relatos. 

Nidia Faúndez
Foto: Cortesía de Nidia Faúndez

¿Cuál es la importancia de programas como Originarias para el empoderamiento económico y social de las mujeres indígenas? 

Para mí ha sido super importante participar del programa Originarias de ONU Mujeres porque a través de las mentorías me han ayudado proyectar mi negocio, y ordenarme en los múltiples roles que tiene una como emprendedora. Lo otro es que nunca he estado relacionada con los beneficios, subsidios o ayudas estatales y Originarias también me brinda asesoría y acompañamiento para postular a estos fondos con el objetivo de invertirlos en mejorar mi negocio, pero sobre todo potenciar marketing y difusión de mi trabajo. 

También me ha permitido tener una mirada más global, por ejemplo, ahora gracias al Mercado Digital Originarias voy a proyectar mi negocio, por eso mis cuentos están siendo traducidos al inglés. Yo jamás imaginé expandir mi negocio, contar relatos ancestrales al mundo entero, ONU Mujeres llega en un momento donde yo realmente necesitaba ese apoyo para poder direccionar mi negocio y proyectarme por eso me siento muy agradecida. 

¿Cuál es la importancia de la transferencia cultural y el enfoque intercultural de tus cuentos para las nuevas generaciones? 

Hay poca gente que escribe cuentos con enfoque intercultural, lo importante es que las personas sepan que estos cuentos son ancestrales y que han sido contados por generaciones. El mundo andino tiene una visión y una mirada del mundo muy distinta, piensa y siente distinto. Las personas tienen ceremonias y costumbres que hoy se están perdiendo. A través de mis cuentos quiero revivir esos ritos y entregárselos a esta nueva generación para que no se pierda, transmitir esta forma que tienen los pueblos andinos del buen vivir, la importancia y la cooperación por eso nosotros no hablamos de solidaridad sino de reciprocidad. 

Nidia Faúndez
Foto: Cortesía de Nidia Faúndez

Las mujeres indígenas enfrentan diversos tipos de desigualdad y discriminación cruzada, tanto por ser mujeres como por pertenecer a un pueblo indígena, entre otros aspectos. Esto puede limitar su acceso a la educación, los servicios de salud, las oportunidades laborales o su participación en la vida pública. ¿Cuáles considera que serían las estrategias más importantes para poner fin a esa desigualdad y discriminación? 

Siempre hemos sido discriminadas, yo me acuerdo cuando era niña me gritaban paisana, guambiana porque mi mamá era boliviana y tenía un acento diferente, porque era hablante quechua. Entonces yo creo que las nuevas generaciones deben empoderarse, creerse el cuento de la importancia de nuestro legado cultural. Me gustaría rescatar esta filosofía andina que la tenemos presente en todos los emprendimientos, pero que las mujeres no lo saben descifrar. 

Como estrategia para poner fin a la desigualdad y discriminación creo que las mujeres indígenas tenemos que involucrarnos social y políticamente en todos los procesos que hemos estado viviendo, sobre todo los pueblos andinos. Lo que nos queda es agruparnos y visibilizarnos como agrupación, necesitamos apoyo económico para mejorar aspectos como la difusión, por eso agruparnos y promover la asociatividad que impulsa el programa Originarias es tan importante para nosotras, porque juntas somos más fuertes. 

El trabajo de cuidado, las tareas domésticas, el cuidado de los hijos e hijas, de las personas dependientes a nuestro cargo, que ya recae de manera mayoritaria sobre las mujeres, se intensificó durante la pandemia. ¿Qué retos particulares creen que enfrentan las mujeres indígenas? ¿Qué iniciativas tendrían que poner en marcha los Estados para atender las necesidades de las mujeres indígenas en materia de cuidado? 

En nuestra cultura el Chacha-warmi nos habla de la complementariedad, yo veo mucha desigualdad justamente en las labores de cuidado. Las labores de cuidado siempre han sido lo prioritarias porque no solo nos encargamos de cuidar a los hijos sino también a la tierra, los animales y la naturaleza. Si bien la cultura andina es bien matriarcal, siempre le hemos dado ese rol de proveedor a los hombres, invisibilizando a las mujeres que siempre hemos sido proveedoras porque trabajamos también. Las mujeres no solo estamos para cuidar y criar. 

Las emprendedoras indígenas, como todas las mujeres, tenemos doble o hasta triple jornada laboral, como por ejemplo yo que soy escritora, emprendedora y mamá. Esta sobrecarga de trabajo sin duda afecta nuestra salud mental. Creo que el Estado y todas las iniciativas deberían preocuparse también de la salud mental de las mujeres cuidadoras.  

La degradación del medio ambiente y el impacto del cambio climático afecta de manera especial a las mujeres indígenas, especialmente a aquellas que viven en áreas rurales. ¿Cuáles son los conocimientos ancestrales que pueden contribuir a mitigar y adaptarse al cambio climático? ¿Qué rol ocupan las mujeres indígenas en la puesta en marcha de iniciativas en el territorio? 

Lo pueblos indígenas no tenemos una mirada por sobre la naturaleza, tenemos una mirada de armonía y cuidado con ella. Entonces cuando hablamos de cambio climático vemos como las personas se han olvidado de la importancia que tiene el medio ambiente para la sostenibilidad de la vida. El mundo andino tiene una mirada cíclica, la tierra se trabaja una temporada y luego se deja descansar. Si todas las personas pusieran en práctica todo esto del buen vivir, en armonía con la tierra y los animales, podríamos contribuir de manera positiva en la mitigación del cambio climático.  Fuente: ONU Mujeres

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