Romeo y Julieta: una pareja de ranas que lucha contra la extinción| VIDEO

Tras una década en soledad, la rana acuática Romeo encontró a su Julieta. Los científicos que han fungido de chaperones de una especie que se resiste a extinguirse, esperan ahora que el apareamiento traiga como feliz resultado una nueva generación de ranas Sehuencas (Telmatobius yuracare) para Bolivia.

Aunque la campaña desarrollada por un grupo de investigadores para buscarle una pareja a Romeo promovía la idea de un romance sin precedentes, en el fondo no se trata de una historia de amor, sino de supervivencia. La rana Telmatobius yuracare, bautizada como Romeo, era el único individuo vivo de su especie en cautiverio y, en diez años, no se había visto otra en los bosques nubosos de Bolivia.


Tras una década en soledad, Romeo encontró a su Julieta. Expediciones encontraron ejemplares de la rana acuática de Sehuencas y científicos esperan lograr las primeras crías. Video: Mongabay Latam.

Por eso los científicos eligieron el día de los enamorados, 14 de febrero de 2018, como una fecha estratégica para lanzar la campaña #Match4Romeo en una popular plataforma de citas.  El objetivo: recaudar 15 000 dólares para financiar la búsqueda de Julieta. Sin embargo, la campaña fue tan exitosa que el monto final bordeó los 25 000 dólares. Con estos fondos, un equipo del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny en alianza con Global Wildlife Conservation organizaron una expedición a un bosque nuboso de Bolivia y encontraron el remedio para evitar la extinción de Romeo: cinco ranas Telmatobius yuracare, dos de ellas eran hembras.

Imágenes de las ilustraciones publicadas en el portal de citas online Match.

Tras los pasos de Julieta

Las expediciones comenzaron en noviembre de 2018. Las primeras no dieron resultado y creció  la presión sobre el equipo que asumió el desafío de encontrar a Julieta. Incluso el mismo Romeo, que tiene cuentas en todas las redes sociales y muchos seguidores, enviaba mensajes a los investigadores. “Vi el tweet de Romeo expresando todas sus esperanzas”, recuerda la bióloga Teresa Camacho Badani, líder de la expedición y jefa del departamento de herpetología del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny en Bolivia.

Ricardo Zurita busca a Julieta en las cascadas de los bosques nublados de Bolivia. Foto: Stephane Knoll/ Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny.
Ricardo Zurita busca a Julieta en las cascadas de los bosques nublados de Bolivia. Foto: Stephane Knoll/ Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny.

La búsqueda continuó imparable hasta los primeros días de diciembre, que fue cuando encontraron al primer macho. Con más expectativas salieron al día siguiente y apareció Julieta junto a tres ranas más. Era la primera vez en una década que los biólogos veían a cinco ranas acuáticas de Sehuencas en estado natural.

El equipo de investigadores buscó en hábitats muy bien conservados como algunos arroyos en los bosques nublados de Bolivia, específicamente en aquellos situados en el límite entre Cochabamba y Santa Cruz, en los dominios de los municipios de Pojo y Comarapa.   

“Estamos encantados con este resultado para Romeo y su especie. Ahora se une a la lista de millones de ‘miembros’ que han encontrado relaciones significativas en Match”, dijo Hesam Hosseini, CEO de Match, la compañía de citas más grande del mundo con la cual se recaudó el dinero para Romeo.

Teresa Camacho, líder de la expedición, sonríe frente al hallazgo de Julieta. Foto: Stephane Knoll/ Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny.
Teresa Camacho, líder de la expedición, sonríe frente al hallazgo de Julieta. Foto: Stephane Knoll/ Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny.

El plan para encontrar a Julieta consideraba 10 expediciones, ya se realizaron siete y quedan tres pendientes hasta marzo.

La primera ‘cita’ de Romeo y Julieta

Ahora que encontraron una pareja para Romeo, el equipo del Museo de Historia Natural de Cochabamba está listo para desarrollar un programa de cría para su conservación y con más de una pareja. Algo que no esperaban que sucediera.

La líder de la expedición, Teresa Camacho, sabe que el reto que tienen ahora es asegurar la reproducción de la pareja en cautiverio. Si bien la científica tiene experiencia en la conservación de anfibios, es la primera vez que trabajarán con las Telmatobius yuracare.

Julieta aguarda ahora por su primera cita con Romeo. Foto: Robin Moore/Global Wildlife Conservation.
Julieta aguarda ahora su primera cita con Romeo. Foto: Robin Moore/Global Wildlife Conservation.

Pero los expertos saben que no pueden depositar todas sus esperanzas en el apareamiento entre Romeo y Julieta. Por eso se han preparado para ensayar un nuevo escenario en caso este no funcione. Han considerado aparear a los otros machos con las dos hembras. Aunque aún es prematuro pensarlo, incluso están barajando la posibilidad de conservar los espermatozoides de Romeo para intentar una fertilización en vitro. La meta a largo plazo es devolver a las ranas acuáticas a su hábitat natural.

Pero por ahora las cinco ranas se mantienen en cuarentena en un ambiente construido especialmente para este fin. Los científicos necesitan analizarlas para establecer si portan o no alguna enfermedad que podría comprometer la salud de los demás anfibios que viven en el Centro K’ayra de Investigación y Conservación de Anfibios Amenazados de Bolivia. Saben que 200 especies diferentes podrían verse afectadas.

Lo que buscan los investigadores, aplicando análisis de parasitología y de ADN, es determinar si albergan el hongo quítrido, que en la última década ha diezmado a las poblaciones de anfibios en el mundo y que también está presente en Bolivia. La quitridiomicosis es una enfermedad que ataca la piel y provoca la muerte masiva de los anfibios.

La rana Telmatobius yuracare se encuentra en estado Vulnerable, según la UICN. Foto: Robin Moore/ Global Wildlife Conservation.
La rana Telmatobius yuracare se encuentra en estado Vulnerable, según la UICN. Foto: Robin Moore/ Global Wildlife Conservation.

La líder del equipo de científicos explicó que suelen aplicar un tratamiento preventivo para el hongo, sin embargo, en esta ocasión, no lo harán para no estresar al quinteto de ranas por la importancia que tienen en este momento.

Si están libres del hongo, lo más probable es que en febrero Romeo y Julieta tengan su primer encuentro para aparearse, de lo contrario recién en marzo o abril se daría la tan esperada ‘cita’. “Todo dependerá de las siguientes semanas”, puntualizó Camacho.

En su cuenta en Twitter, Romeo le cuenta a sus seguidores que se está preparando para su "primera cita con la encantadora Julieta. Espero que aparezca".
En su cuenta en Twitter, Romeo le cuenta a sus seguidores que se está preparando para su «primera cita con la encantadora Julieta. Espero que se note».

El objetivo final con el programa es asegurar la conservación de los animales y devolver a las crías a su hábitat natural cuando las amenazas a la especie se hayan controlado.

Hábitat bajo amenaza

La pérdida de hábitat por el crecimiento de la frontera agrícola afecta en general a los anfibios y en particular a las ranas de Sehuencas. El lugar en el que hallaron a Romeo por primera vez prácticamente ha desaparecido, como lo señalaron los científicos del proyecto.

En Bolivia, 10 de las 14 ranas acuáticas, incluida la rana de Sehuencas, enfrentan algún grado de peligro. Los anfibios han disminuido precipitadamente como resultado de la quitridiomicosis, la destrucción de su hábitat, la introducción de especies exóticas, la contaminación y el cambio climático.

La Telmatobius yuracare es totalmente acuática y alguna vez su presencia fue tan abundante, que no significaba una preocupación para los científicos. Era usual entonces encontrar renacuajos de esta especie en el fondo de las pequeñas quebradas o ríos, o en estanques de bosques nublados en Bolivia.

Fue descrita por el biólogo Ignacio De la Riva en 1994. Y catorce años después, en 2008, ya estaba ingresando al Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia en la categoría En Peligro (EN) de extinción. Ese mismo año, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la clasificó como Vulnerable (VU) y no se volvieron a registrar actualizaciones en una década.

Es una especie endémica de Bolivia y es conocida solamente en algunas localidades como Sehuencas, Jatun Potrero y la Siberia, en Cochabamba; y Karahuasi en Santa Cruz, entre la ecorregión de los yungas.

Los investigadores Rodrigo Aguayo e Ignacio De la Riva sostienen, como figura en el Libro Rojo de Bolivia (2008), que en monitoreos realizados durante los tres años posteriores al descubrimiento de esta especie —en áreas como el Parque Nacional Carrasco, donde la presencia de la Telmatobius yuracare era abundante—, encontraron únicamente tres individuos y muy pocos renacuajos, “evidenciando una drástica disminución”.

Pero existen otras zonas que aún se mantienen en buen estado de conservación, como los bosques nublados que albergan los municipios de Pojo (Cochabamba) y Comarapa (Santa Cruz).

Bosque nublado en el que fueron hallados las cinco ranas acuáticas de Sehuencas. Foto: Robin Moore/ Global Wildlife Conservation.
Bosque nublado en el que fueron hallados las cinco ranas acuáticas de Sehuencas. Foto: Robin Moore/ Global Wildlife Conservation.

Se trata de un ecosistema con un clima lluvioso, brumoso y húmedo donde existen arroyos de menos de un metro de ancho con corrientes que forman cascadas y estanques, explicó Camacho. La investigadora guarda las esperanzas de encontrar más individuos en las próximas expediciones que tienen programadas hasta marzo de este año.

“Seguiremos buscando si hay otros sitios que aún albergan ranas de agua Sehuencas, queremos saber qué hábitat prefieren y qué amenazas enfrenta cada población. Al entender su hábitat y sus preferencias, podemos cuidar aún mejor de los individuos en nuestra cría de conservación, además de programar y desarrollar estrategias para garantizar la protección de su hábitat”, indicó la líder del proyecto.

En los próximos meses, el equipo de la expedición también estará en la búsqueda de otras dos especies de ranas de agua que no se han visto durante muchos años en la naturaleza: la Telmatobius sibiricus y la Telmatobius edaphonastes. La primera de ellas lleva veinte años sin ser observada por  los biólogos.

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