El ayllu San Agustín de Puñaca se encuentra en el municipio Poopó de Oruro. Hace años en este territorio se podía vivir de la agricultura y la ganadería, además de gozar de un hermoso paisaje con peces, parihuanas rosadas y otras aves en el extinto lago Poopó, pero la contaminación minera dejó un pueblo prácticamente sentenciado a muerte. La tierra es infértil, el agua imbebible, y el aire lleva consigo partículas de los residuos mineros, según denunciaron los propios comunarios, en conferencia de prensa este jueves 10 de noviembre en la ciudad de La Paz.
La contaminación se hace innegable una vez más al desvelarse los resultados de una prueba de laboratorio en la cual se establece que los comunarios dieron positivo a intoxicación por arsénico, cadmio y plomo.
A través de un comunicado de prensa emitido por el Centro de Comunicación y Desarrollo Andino (Cenda), se informa que el 7 de septiembre se tomaron muestras de sangre y de orín de 20 individuos pertenecientes a las comunidades de Puñaca y Yuracari. Los resultados revelaron que todos presentan niveles de arsénico que varían entre 17,6 y 215,64 µg/L (microgramos por litro), superando el límite establecido por la Unión Europea, fijado en 15 µg/L.
Asimismo, según el estudio, cuatro personas presentaron niveles detectables de plomo en sangre y otras dos presentaron niveles detectables de Cadmio en su organismo.Los estudios se realizaron en coordinación con el Centro de Salud Poopó, CENDA y el Laboratorio CETOX de Perú.
Los comunarios temen que la presencia de metales pesados en su cuerpo derive en enfermedades graves como cáncer. La Organización Mundial de la Salud clasifica al arsénico y al cadmio como elementos cancerígenos y al plomo como posible cancerígeno.
“Tengo dolor de cabeza, de los ojos me salen lágrimas, no tengo ganas, estoy perdiendo la fuerza.Me duelen los riñones, como infección urinaria, los pulmones me duele, los huesos y con esa complicación me encuentro. Pensaba que era otro, pero ya en la sangre salió los resultados. Estamos preocupados”, manifestóApolonia Chambi, una mujer de 54 años que vive desde su nacimiento en San Agustín de Puñaca.
Apolonia es madre de tres hijos y se dedica a la ganadería, comenta que hace tiempo el agua dejó de ser apta para su consumo, pero que los animales que cría no tienen opción y se ven obligados a beberla. Cuenta que los pobladores se trasladan hasta otros lugares para traer agua para su consumo.
“Encima del agua está una tela grasa, medio amarillenta y verdosa, nuestro ganado toma a la fuerza. Traer agua de otro lugar para las vacas, no podemos. Toman agua dos veces al día y a lo que podemos estamos sosteniendo a las vacas. Nos traemos de Oruro para beber, a veces tenemos cosecha de agua, es medido, es muy triste”, relató.
Ella lamenta los daños que causó la contaminación minera, y siente gran preocupación porque, según reclaman, hasta el momento nadie se hace responsable del tratamiento que deben seguir por la intoxicación de metales pesados.
“Eso más tenemos que gastar nosotros, es insulso que nos hagan la maldad, el daño a nuestro campo y encima que nosotros tengamos que ir a curarnos”, reclamó.
Una sentencia burlada
El 14 de noviembre de 2022, la Sala Tercera Tribunal Constitucional Plurinacional, resolvió “ordenar al Ministerio de Medio Ambiente y Agua, que en el primer semestre de la gestión 2023, en coordinación con el Ministerio de Salud, el Gobierno Autónomo Departamental de Oruro y el GAM de Poopó, en el marco de sus competencias y atribuciones, planifiquen conjuntamente las autoridades del Ayllu San Agustín de Puñaca, y ejecuten la realización del estudio sobre el agua de la que se provisiona dicho colectivo indígena”.
Con este estudio se debía constatar si el agua es apta o no para el consumo humano y uso agropecuario ydimensionar su repercusión en la salud de su población; a fin de que, en su caso, se asuman las acciones pertinentes para rehabilitar el uso del recurso hídrico óptimo para su aprovechamiento.
El Ministeriode Medio Ambiente y Agua mediante una comisión integrada por el Viceministerio de Agua Potable y Saneamiento Básico, el Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios Climáticos y Gestión y Desarrollo Forestal, el Viceministerio de Recurso Hídrico y Riegos y, la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Agua Potable y Saneamiento Básico realizó la colecta de muestras de agua para su análisis en siete puntos del Ayllu San Agustín de Puñaca, el 19 de junio de 2023.
Los comunarios denuncian también que pese a que los resultados de estas muestras evidenciaron presencia de metales pesados como: arsénico, cadmio, hierro, manganeso, aluminio, plomo, sodio, boro y antimonio, con valores mayores a los límites permitidos en seis puntos (ver pág. 19 del informe), el Ministerio de Medio Ambiente y Agua emitió un informe en el cual concluyó que “no existe contaminación generada por la mano del hombre”. Además señaló que corresponde a la Alcaldía de Poopó velar por los servicio de agua potable y saneamiento de su población.
Durante la conferencia de prensa, Teodoro Blanco Mollo, abogado constitucionalista que acompaña a los comunarios en sus demandas, denunció que después de los análisis de agua que se realizó en la zona, el Ministerio de Medio Ambiente y Agua emitió un informe parcializado. “Señalan de que prácticamente no hay ninguna contaminación, que los niveles de metales que se encuentran allá, no afectan nada y en ese sentido ha hecho un informe con el que ha dado por cumplido la sentencia, por eso hemos activado un recurso de queja ante el mismo Tribunal Constitucional”, informó.
El jurista informó que junto al recurso presentado se adjuntaron los informes de las pruebas de laboratorio que respaldan la denuncia sobre la intoxicación en su organismo, para que se revierta el supuesto “cumplimiento” de la sentencia constitucional.
Tres demandas fundamentales
“Son años que hemos presentado este reclamo y nadie nos ha escuchado y si nos escuchan es como si no hubiera pasado nada (…). A nosotros nos han engañado prácticamente las autoridades nacionales, no estamos conformes con eso, por eso hemos impugnado, hemos hecho otro tipo de laboratorios de sangre y orina y en los resultados salen que tenemos enfermedades, quizá hasta cáncer”, expresó el Mallku del Ayllu San Agustín de Puñaca, Prudencio Poma.
La autoridad originaria dio a conocer que en Asamblea se determinaron tres demandas fundamentales:
1. La implementación de un programa de salud especializado que esté destinado a la atención integral de los afectados por la contaminación minera. Este programa debe abordar la prevención, detección temprana y el tratamiento gratuito para las condiciones de salud derivadas de la exposición a metales pesados.
2. La paralización inmediata de todas las empresas mineras y cooperativas que operen sin contar con la debida licencia ambiental.
3. La provisión inmediata de agua potable y forraje para los territorios que están siendo gravemente afectados por la contaminación y la escasez hídrica.
Justicia ante los derechos vulnerados
“Nos han violado con el extractivismo todos nuestros derechos, el derecho a la vida, al trabajo, a la salud, a la tierra y territorio, a la consulta libre previa e informada, el derecho a la economía, a vivir en una ambiente sano, al agua, nos han quitado, nos han despojado de nuestro derecho al agua”, manifestó Margarita Quino, una mujer de 70 años de la comunidad de Yuracari perteneciente al Ayllu San Agustín de Puñaca.
Ella pide que se aplique una justicia restaurativa, pero siente ese anhelo muy lejano ya que en su opinión no hay justicia para los pueblos indígenas cuando se enfrentan a la minería.
“En el lago Poopó teníamos una diversidad de animales, se han extinguido, ya no hay la Parihuana rosada, era tan lindo ver ese lago, teníamos pejerrey sabroso. No hay justicia para los pueblos indígenas más hablan defendiendo el trabajo de los mineros, pero nosotros como indígenas, como campesinos también defendemos nuestro trabajo, porque el trabajo de los indígenas es labrar la tierra, criar ganado, alimentar a la ciudadanía”, comentó.
Margarita recuerda también que en la pandemia de covid-19 se vieron abandonados, lo único que les decían para protegerse era que debían lavarse con agua y jabón para evitar la enfermedad, pero no tenían fuentes de agua limpia.