Todo lo que debes saber sobre el oso jucumari

El oso jucumari (Tremarctos ornatus) es la única especie de oso sudamericano que habita a lo largo de Los Andes. Luego del tapir, es el mamífero terrestre sudamericano más grande. Puede superar los dos metros de longitud y pesar alrededor de 200 kilos.

Foto: Rob Wallace /WCS



Se estima que en Sudamérica existen menos de dos mil individuos en estado salvaje. Bolivia y Perú contarían con las poblaciones más grandes al tener los hábitats menos fragmentados.

El Jucumari está catalogado como “Especie Vulnerable en la Lista Roja de Especies Amenazadas”. En esta publicación conoce todo acerca de esta especie:

Nombres comunes: Jucumari, Oso de Anteojos, Oso Andino, Ucumari (Tacana) Juyu tyuñuj (tsimane)

Especie: Tremarctos ornatus (F.G. Cuvier, 1825)

Categoría de amenaza: Vulnerable (MMAyA, 2009 y IUCN, 2008)

El Jucumari es un animal grande, plantígrado de cabeza redondeada, hocico corto y cola inconspicua. Su pelaje es negro, pero pueden presentarse individuos de color marrón. La característica fisonómica principal de esta especie es la presencia (o ausencia total) de marcas blancas o amarillentas alrededor de los ojos (oso de anteojos) y que en algunos casos pueden cubrir hasta el pecho. El patrón de estas marcas puede ser utilizado para diferenciar individuos. Luego del tapir, es el mayor mamífero terrestre sudamericano: el Jucumari macho puede llegar a superar los dos metros de longitud y pesar alrededor de 200 kilos; las hembras, por lo general, son un tercio más pequeñas.

Comportamiento:

Es un animal oportunista de actividades diurnas (Paisley 2001). Es terrestre, pero además un excelente trepador, lo que le ayuda a alcanzar y alimentarse de bromelias epifitas, bulbos de orquídeas y a construir nidos o plataformas donde puede descansar. Es tímido y solitario. Su alimento básico son plantas fibrosas y duras como las bromelias y los bambúes. En época de fructificación (diciembre-marzo), sin embargo, su dieta es, principalmente, frutos silvestres (Vélez Liendo 1999, Paisley 2001). Ocasionalmente, puede alimentarse de roedores, insectos y ungulados, lo que puede llegar a constituir el 4% de su dieta. Utiliza dormideros para descansar preferentemente en los lugares en los que se alimenta. No inverna, ya que la disponibilidad de comida es constante.

Distribución:

Es la única especie de oso sudamericano que habita a lo largo de los Andes, desde Venezuela hasta el norte de Argentina (Emmons 1999).

Hábitat:

Esta especie habita en diferentes tipos de vegetación a lo largo de su área de distribución y su presencia ha sido registrada entre los 250 y 4750 msnm. El Oso Andino necesita la presencia de algún tipo de bosque en su hábitat, por lo que su presencia se relaciona con bosques de altura, bosques montanos húmedos y pastos húmedos con acceso a bosque. En Bolivia, este oso habita los bosques y pastizales de toda la vertiente oriental de los Andes Tropicales, desde La Paz hasta Tarija. Sin embargo, en zonas de bosque seco montano, su presencia ha sido pobremente registrada.

Estado de conservación:

De acuerdo a Peyton (1999), se estima que en Sudamérica existen menos de 2000 Jucumaris en estado salvaje. Estimaciones poblacionales no han sido llevadas a cabo para Bolivia, pero se presume que Bolivia y Perú cuentan con las poblaciones más grandes al tener los hábitats menos fragmentados. El Jucumari está listado en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES) y dentro de la categoría de Vulnerable según el criterio A4cd para la Lista Roja de Especies Amenazadas-IUCN (Goldstein et al. 2008).

Medidas de conservación:

En 1998, Peyton et al. Reportó que menos del 20 por ciento del territorio que habita el Jucumari estaba legalmente protegido. Desde entonces, muchos de los parques se han extendido y varios otros han sido establecidos. Sin embargo, algunos no presentan los hábitats adecuados y otros son muy pequeños para sostener poblaciones viables de esta especie. Asimismo, se han realizado estudios sobre su distribución y la frecuencia e intensidad de los conflictos que se presentan en relación a esta especie; se han hecho intentos de implementar planes de manejo para reducir conflictos y consecuentemente la matanza de osos. Sin embargo, la protección para esta especie es mínima. Los parques nacionales de Sudamérica tienen poco presupuesto y los gobiernos apoyan los asentamientos agrícolas, incluso algunos agricultores tienen permiso para usar territorios protegidos. La educación local es importante para tener apoyo público para la conservación de esta especie.

Fuente: Conservación Internacional


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