Cómo prevenir los efectos de la crisis climática en la salud

Los expertos afirman que hay que intensificar la investigación, la financiación y las acciones para hacer frente a los problemas de salud causados por el cambio climático y las emisiones del propio sector sanitario.

Una campaña de prevención de Covid-19 en comunidades indígenas de Rio Grande do Sul, Brasil. / Foto: Sesai, Flickr, CC BY-SA

El año pasado, el mundo salió de la pandemia de Covid-19 sólo para enfrentarse a un aluvión de catástrofes meteorológicas y a los 12 meses más calurosos jamás registrados. La intersección entre el cambio climático y la salud, sus causas y soluciones interrelacionadas, ha cobrado más importancia que nunca.

La salud se convirtió en el centro de atención de la COP28 de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, celebrada en Dubái, donde los combustibles fósiles y los objetivos energéticos acapararon gran parte del protagonismo. La presidencia de los EAU incluyó el tema en el orden del día con la primera jornada dedicada a la salud en una COP y la primera reunión ministerial sobre salud climática.

En Dubái, 143 naciones, entre ellas China y 20 Estados de América Latina y el Caribe, firmaron la Declaración sobre Clima y Salud. Según un comunicado de prensa, la declaración pretende «situar la salud en el centro de la acción climática» y es la primera vez que los gobiernos se reúnen para reconocer su responsabilidad de «proteger a las comunidades y preparar los sistemas sanitarios para hacer frente a los impactos sanitarios relacionados con el clima, como el calor extremo, la contaminación atmosférica y las enfermedades infecciosas».

Un estudio publicado en vísperas de la COP28 reveló que el número de personas que mueren prematuramente cada año a causa de la contaminación atmosférica ha aumentado a 8,3 millones. Además, concluyó que cinco millones de esas muertes están relacionadas con la contaminación derivada del uso de combustibles fósiles, aunque la declaración no menciona los combustibles fósiles.

Las enfermedades y muertes relacionadas con el calor también están aumentando, con 189 millones de personas expuestas cada año a fenómenos meteorológicos extremos, según el comunicado de prensa de la COP.

¿Qué explica el repentino interés por las cuestiones sanitarias en la COP28? ¿Y cómo podría traducirse la introducción de objetivos relacionados con el clima y la salud en medidas a escala nacional?

Adaptación del sector sanitario al cambio climático

Según Wenjia Cai, director de Lancet Countdown Asia y profesor de ciencias del sistema terrestre en la Universidad Tsinghua de Beijing, la atención prestada a las cuestiones sanitarias en la COP28 refleja la importancia que se ha concedido a este tema tras la pandemia de Covid-19.

Para abordar el nexo entre cambio climático y salud, la declaración se centra en mejorar la capacidad del sector sanitario para adaptarse al cambio climático. Sus objetivos declarados son: trabajar con los pueblos más vulnerables al clima para impulsar el despliegue de políticas de adaptación; mejorar la capacidad de los sistemas sanitarios para responder a las enfermedades sensibles al clima; atender a los efectos de las repercusiones climáticas en el bienestar humano; y mitigar futuras pandemias mejorando la detección de enfermedades que se propagan a los humanos desde otros animales.

También figuran los objetivos de combatir las desigualdades entre países, erradicar la pobreza y el hambre, mejorar la nutrición y la seguridad alimentarias y potenciar la adaptación al clima en agricultura, vivienda, transporte y energía.

Aunque la adaptación al cambio climático en la sanidad es muy importante, la quema de combustibles fósiles es el principal motor del cambio climático

Yuan Yating, analista del Institute for Global Decarbonization Progress (iGDP)

El Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el organismo de la ONU encargado de la ciencia del clima, indica que el cambio climático está teniendo graves repercusiones en la salud humana, y que se esperan 2,5 millones de muertes anuales adicionales en todo el mundo de aquí a 2100 como consecuencia del mismo, señala Cai.

«La cantidad de inversión en investigación relacionada con la salud ha crecido significativamente en los últimos años», dice Cai. «Estados Unidos, por ejemplo, invirtió 260 millones de dólares en investigación sobre clima y salud en 2023, ocho veces más que en 2022, y la atención prestada al clima y la salud por otras grandes economías también ha aumentado considerablemente».

Financiamiento millonario para la salud

La financiación es central. El mismo día en que se firmó la declaración, el Reino Unido, el Banco Asiático de Desarrollo y nueve fundaciones benéficas prometieron 1.000 millones de dólares para hacer frente a la crisis climática y sanitaria. El Día de la Salud, los Estados Árabes Unidos (EAU) junto con varias organizaciones filantrópicas anunciaron 777 millones de dólares para erradicar las enfermedades tropicales desatendidas. Así pues, en sólo dos días, los compromisos de financiación combinados alcanzaron los 1.777 millones de dólares.

La cantidad parecía haber aumentado aún más en una rueda de prensa ofrecida por la presidencia de la COP28 el 4 de diciembre. Haciendo balance de los cuatro días anteriores, el presidente de la conferencia, Sultan Al Jaber, dijo que se habían comprometido 2.700 millones de dólares para sanidad, aunque no especificó de dónde procedían los mil millones adicionales. La oficina de prensa de la COP28 no ha respondido nuestras preguntas sobre esta cifra.

Faltan detalles sobre cómo se utilizarán estos fondos para ayudar a los sistemas sanitarios a afrontar el cambio climático, afirma Yuan Yating, analista del Institute for Global Decarbonization Progress (iGDP), un think tank con sede en Beijing.

Un anciano que sufre una enfermedad relacionada con el calor es llevado a un hospital en Ballia, Uttar Pradesh, India, el 19 de junio de 2023. / Foto: Rajesh Kumar Singh, AP via Alamy, Diálogo Chino

«La capacidad de los países para adaptarse al cambio climático y mitigar sus efectos depende en gran medida de su capacidad fiscal», afirma. «Pero los más vulnerables al cambio climático ―los países en desarrollo y los pequeños Estados insulares, por ejemplo― a menudo tienen que depender del apoyo fiscal internacional para actuar sobre el clima. En la actualidad, sólo el 2% de la financiación para la adaptación al clima y el 0,5% de la financiación multilateral para el clima pueden destinarse a la salud».

«Ese dinero aún puede suponer una gran diferencia si se utiliza para la eficiencia energética y la reducción del carbono en los sistemas sanitarios de los países en desarrollo. Aunque la adaptación al cambio climático en la sanidad es muy importante, la quema de combustibles fósiles es el principal motor del cambio climático», añadió.

La salud en los planes climáticos nacionales

Cabe destacar que la declaración establece que las naciones firmantes «(tendrán) en cuenta la salud, según proceda, en el diseño de la próxima ronda de contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por su sigla inglés)».

Las NDC son los planes de acción climática que todos los Estados miembros de las Naciones Unidas deben presentar cada cinco años, y los próximos vencen en 2025. ¿Cómo incorporarán los países las cuestiones sanitarias a sus NDC? Para Wenjia Cai, se debe hacer a través de tres elementos: principio rector, acción y fijación de objetivos.

En primer lugar, según Cai, el objetivo principal de la lucha contra el cambio climático es proteger la vida y la salud, y esto debe figurar en las NDC como «principio rector».

Luego viene la acción, explica Cai: «Si tres proyectos de acción por el clima están respaldados con niveles similares de inversión, pero uno aporta mayores beneficios para la salud, ese puede obtener mayor prioridad».

Por último, la fijación de objetivos, es decir, que los efectos sobre la salud se tengan en cuenta a la hora de fijar metas de reducción de emisiones. «Si la incorporación de los efectos sobre la salud pública a los objetivos de reducción de emisiones revela que mantener el aumento de la temperatura dentro de los 2ºC no es una ambición suficientemente audaz, entonces los esfuerzos deberían centrarse en 1,5ºC», añade Cai.

Reducción de las emisiones del sector sanitario

Además de la adaptación, la declaración también apunta a la mitigación, es decir, a la reducción de las emisiones de carbono derivadas de la propia asistencia sanitaria.

Se calcula que el sector es responsable de alrededor del 5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y, al ritmo de crecimiento actual, estas emisiones podrían triplicarse de aquí a 2050. Provienen de tres fuentes: directamente de las instalaciones sanitarias (incluidas las ambulancias); de la generación de electricidad para alimentar dichas instalaciones; y de las emisiones indirectas de las cadenas de suministro, incluidas las de la producción y el transporte de medicamentos, alimentos y equipos hospitalarios. Estas emisiones indirectas representan la mayor parte (71%) de las emisiones sanitarias.

La declaración propone: «Promover medidas para frenar las emisiones y reducir los residuos (…) como, por ejemplo, evaluar las emisiones de gases de efecto invernadero de los sistemas sanitarios y elaborar planes de acción, objetivos de descarbonización determinados a nivel nacional y normas de adquisición para los sistemas sanitarios nacionales, incluidas las cadenas de suministro».

En la reciente cumbre de la ONU sobre el clima, los Emiratos Árabes Unidos y otros donantes prometieron destinar casi 800 millones de dólares a la erradicación de enfermedades tropicales, que se prevé empeoren a medida que las emisiones de combustibles fósiles sigan elevando la temperatura global. / Foto: Christopher EdralinUN climate changeCC BY-NC-SA 2.0

Ya existen planes que los firmantes pueden seguir. En 2021, la ONG internacional Salud sin Daño publicó su Hoja de Ruta Global para la Descarbonización de la Sanidad. En ella se establecen tres vías fundamentales para reducir las emisiones de los sistemas sanitarios en todo el mundo: descarbonizar las infraestructuras y el funcionamiento de los servicios, descarbonizar las cadenas de suministro del sector, y descarbonizar el entorno social y económico en general.

«Planificar y ejecutar proyectos acordes con las tres vías descritas en la hoja de ruta de Salud sin Daño ayudará a la sanidad mundial a reducir significativamente sus emisiones de gases de efecto invernadero», afirma Yuan Yating. Si se siguen las vías, «la reducción acumulada de emisiones en el sector entre 2014 y 2050 podría alcanzar los 44.800 millones de toneladas de CO2 (equivalente)», añade.

Más atención a la salud

En la presentación de la declaración, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, reiteró que se ha descuidado mucho el vínculo entre clima y salud: «La crisis climática es una crisis sanitaria, pero durante demasiado tiempo la salud ha sido una nota a pie de página en los debates climáticos».

Por el número y el tipo de actividades incluidas en la agenda de la COP28, parece que se ha prestado una atención sin precedentes a las cuestiones climáticas y sanitarias en una COP. Sin embargo, su cobertura en los sitios web de los principales medios de comunicación internacionales ha sido comparativamente limitada.

Wenjia Cai también cree que el tema no recibe suficiente atención pública. Refiriéndose a los datos del informe de The Lancet Countdown sobre la salud y el cambio climático en China, Cai afirma: «En los principales medios de comunicación que rastreamos en Weibo (una plataforma china de redes sociales), el cambio climático aparece en una media de más de 1.400 publicaciones al año, y las cuestiones de salud sólo se mencionan en el 8,5% de ellas. En los medios impresos oficiales, a nivel provincial, las cuestiones sanitarias sólo aparecen un 6% de las veces en el contexto del cambio climático. Es una proporción bastante baja».

En China, Cai cree que es necesario invertir más en investigación sobre la intersección entre el clima y la salud. Actualmente, sólo dos proyectos de este tipo forman parte del Programa Nacional Clave de Investigación y Desarrollo de China, y «la inversión puede ser inferior a 30 millones de yuanes (4,223 millones de dólares) por proyecto».

El año pasado, The Lancet Countdown también publicó un informe sobre salud y clima centrado en Sudamérica, en el que se detallaban las graves repercusiones que están sufriendo las personas de todo el continente debido a los crecientes cambios ambientales. Tras calificar sus conclusiones sobre las tendencias sanitarias y las respuestas a las mismas como «sombrías y verdaderamente preocupantes», sus investigadores lanzaron un mensaje claro: «Confiemos en la ciencia. Ahora que lo sabemos, debemos actuar».