Recibe nuestra revista impresa, haz click para saber cómo.

Por Mongabay Latam

Los jaguares se enfrentan a una serie de amenazas que van desde la destrucción y fragmentación de su hábitat, muchas veces promovido por la agricultura, hasta la caza furtiva, la caza de trofeos y las matanzas por venganza de los ganaderos. Se estima que estos felinos han perdido casi la mitad de su área de distribución histórica y han disminuido de un 20 a 25 por ciento en las últimas tres generaciones, razón por la cual la especie figura como Casi Amenazada en la Lista Roja de la UICN.

Según una investigación publicada en la revista Conservation Science and Practice a principios de este mes, el auge de la industria turística de la ayahuasca puede representar también una amenaza que ha sido pasada por alto y que afronta la más emblemática de las especies.

Lee también | ‘Hernán’, el jaguar que iba a ser vendido, se va a Yungas

‘Kusiy’, el jaguar al que le arrebataron a su madre


La historia en 1 minuto: Catorce países de America Latina se unen para salvar al jaguar. Video: Mongabay Latam.

El comercio de las partes del cuerpo de este animal está aumentando en toda América Latina, particularmente en Bolivia, Brasil, Costa Rica, Perú y Surinam. En los últimos años, la amenaza nueva y más grave para los jaguares es el comercio ilegal de colmillos para el mercado chino. Aunque, según un equipo de investigadores dirigido por Alexander Braczkowski, de la Universidad de Queensland (Australia), «el turismo comercial de la ayahuasca puede ser un impulsor infravalorado del comercio [ilegal]» que se realiza con las partes del cuerpo del jaguar.

Piel de jaguar a la venta en la sección Passage Paquito del mercado de Belén, Iquitos. Fotografía: Steve Winter/National Geographic.

«En el sudeste asiático, las garras y los dientes de jaguar se usan como joyas; sus pieles se compran para decorar el hogar; y se consume una pasta de pegamento [hecha con partes hervidas] para curar diversas dolencias», detallan Braczkowski y los coautores del artículo. «La mayor parte del tráfico organizado parece realizarse por contratistas que trabajan para empresas extranjeras contratadas para cazar felinos con el fin de exportar sus partes. Con el actual auge turístico de la ayahuasca y el chamanismo en América Latina surge una demanda adicional de productos de jaguar».

Braczkowski y su equipo llevaron a cabo una investigación, entre agosto de 2016 y agosto de 2019, sobre el comercio de piezas de jaguar en los mercados de tres ciudades peruanas consideradas como los principales destinos turísticos de la ayahuasca: Lima, Iquitos y Pucallpa. Encontraron pieles de este animal a la venta a precios que oscilaban entre 49 $ y 152 $, patas que se podían comprar por 9 $, carteras de piel de jaguar disponibles por 6 $, y cráneos cuyo precio de venta oscilaba entre 30 $ y 91 $. Los colmillos pueden costar entre 61 $ y 122 $ cada uno.

«A cada lugar que acudimos para buscar pieles y dientes de jaguar, los encontramos», dijo a Mongabay Sharon Guynup, coautora del artículo.

En conversaciones con vendedores ambulantes, chamanes y personas que trabajan en la industria del turismo, los investigadores descubrieron que los colgantes de colmillo de jaguar, los brazaletes de piel y otras partes de este animal se venden a los turistas bajo el pretexto de que de alguna manera mejoran la experiencia de la ayahuasca. Esta bebida psicoactiva es elaborada precisamente a partir de la liana de la ayahuasca (Banisteriopsis caapi) y de las hojas de un arbusto conocido como chakruna (Psychotria viridis). Tradicionalmente se ha utilizado para la curación espiritual y física en ceremonias chamánicas rituales, pero en las últimas décadas, también se ha popularizado entre los consumidores aficionados.

Dientes de jaguar a la venta en la sección de Passage Paquito del mercado de Belén, Iquitos. Fotografía: Steve Winter/National Geographic.

«Esto parece ser un caso de cambio de marca, específicamente utilizando el ‘marketing de ayahuasca’ para que los vendedores ganen con las venta de las partes de jaguar», escriben los investigadores en el documento. “Los chamanes y curanderos indígenas locales del área de Pucallpa negaron la noción de que las partes de jaguar mejoran la experiencia de ayahuasca para los turistas visitantes, y señalaron que esta práctica está siendo comercializada por ‘chamanes charlatanes’ que buscan obtener ganancias a partir del boom de la ayahuasca «.

Los investigadores sugieren que una forma de detener de forma efectiva este creciente comercio ilícito es mediante una regulación estricta del turismo de la ayahuasca y la educación tanto de los turistas como de los operadores turísticos. «Los chamanes que encontramos en Iquitos y Pucallpa subrayaron la importancia del jaguar para el ecosistema amazónico y su papel como un poderoso tótem en el mundo espiritual», escriben en el artículo. «El liderazgo de los retiros de ayahuasca podría convertirse en un importante impulsor para la conservación del jaguar en Perú, Costa Rica, Colombia, Brasil y otras regiones donde se usa la ayahuasca, lo que podría desalentar a los turistas de utilizar partes de jaguar».

Dientes de jaguar y una calavera en venta en un mercado artesanal en el mercado de Yarinacocha, Pucallpa. Fotografía: Alex Braczkowski.

Perú ya tiene una política nacional contra el tráfico de vida silvestre que castiga a los traficantes con penas de prisión de 3 a 5 años. Guynup afirmó que, durante su estudio de los mercados locales, los investigadores encontraron un número de proveedores de productos de jaguar que actuaban con precaución en sus tratos con los posibles compradores, lo que sugiere que ha habido cierta aplicación de las leyes contra el tráfico de vida silvestre. Pero pidió que el gobierno de Perú sea más estricto en la aplicación de su normativa.

Lee más | ¿Por qué entramos en “la” década clave para actuar ante el cambio climático?

«El gobierno peruano tiene que reconocer que esto está sucediendo y enfrentarse a ello. Existen leyes adecuadas sobre vida silvestre en Perú, creo que necesitan de una mejor aplicación y si no se hace, hay muy pocas razones para que este comercio termine», explicó Guynup.

«Un gran factor aquí es también la educación, para los turistas de la ayahuasca y para los turistas en general, no solo sobre la difícil situación de los jaguares, sino la de las especies en peligro de extinción en general. No es que este comercio [se deba] en particular al turismo de la ayahuasca, hay un comercio mucho más amplio que incluye el comercio a Asia. Pero esta es una pieza del rompecabezas y es realmente importante que los consumidores potenciales sean conscientes de ello y no participen».

Un jaguar en Mato Grosso Sur, Brasil. Fotografía: Steve Winter/National Geographic.