Jaguares (Panthera onca), pumas (Puma concolor), monos nocturnos (Aotus Azarae) y osos hormigueros (Tamandua tetradactyla) son algunas de las especies que alberga el Área de Conservación e Importancia Ecológica Ñembi Guasu, creada en mayo del 2016.
La reserva alberga más de 100 especies de mamíferos, unas 300 aves y por lo menos 80 variedades reptiles y anfibios.
Es la segunda zona de protección más grande del Chaco Sudamericano, cuya extensión supera el millón de hectáreas de bosques bien conservados que, sin embargo, resultaron afectados por los incendios ocurridos en el año 2019.
Ñembi Guasu, cuyo nombre significa en guaraní “el gran escondite” o “el gran refugio”, también es el hogar del pueblo indígena Ayoreo, una etnia en aislamiento voluntario que vive en la frontera entre Bolivia y Paraguay.
Esta área protegida es la primera que se creó como parte de la autonomía indígena establecida en la constitución de Bolivia del año 2009 y refleja la cosmovisión conservacionista del pueblo guaraní, en un territorio donde la agricultura avanzaba sobre los bosques.
La historia de Ñembi Guasu empezó en 2005, cuando el pueblo guaraní decidió destinar el 70 % de sus bosques a la conservación bajo el esquema de área protegida.
Para la creación de este refugio natural se utilizó, por primera vez en Bolivia, la categoría constitucional de autonomía indígena. “Son los nuevos tipos de zonas reservadas que se están reclamando en todo el mundo, que no solo tienen que ver con el concepto clásico de conservación, sino que rescatan el pensamiento de los pueblos indígenas”, comenta Iván Arnold, director de Naturaleza, Tierra y Vida (Nativa).
Ñembi Guasu forma, además, un corredor de conservación, pues se ubica entre dos parques nacionales el Kaa Iya del Gran Chaco y el Otuquis, creando así un espacio de conservación de seis millones de hectáreas. “Se trata de un complejo de conservación binacional”, explica Arnold.
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Un espacio dedicado a la biodiversidad
Un monitoreo rápido con cámaras trampa que se hizo como parte del estudio para su clasificación permitió observar especies como el jaguar, el chancho tropero (Tayassu pecari), hurón (Eira barabara), urina (Mazama gouazoubira) y el gato onza (Leopardus pardalis), entre otros animales.
En la lista de aves observadas están el tinamú ondulado (Crypturellus undulatus), el halconcito colorado (Falco sparverius), la Amazona frentiazul (Amazona aestiva), el cucú ardilla (Piaya cayana) y el tirano melancólico (Tyrannus melancholicus), entre otras decenas de especies.
La relación de la fauna observada en una evaluación rápida también incluye especies de reptiles como el peni (Tupinambis teguixin), la peta de monte (Chelonoidis carbonaria), el boye (Boa constrictor) y el lagarto (Caiman Yacaré). Sin embargo, científicos señalan que se requieren estudios más amplios para conocer toda la biodiversidad de este territorio.
En cuanto a la flora, en este bosque existen especies de árboles como el quebracho colorado (Schinopsis quebracho colorado), soto negro (Schinopsis cornuta), cuchi (Astronium urundeuva), guayacán (Porlieria sp), algarrobo (Prosopis ssp), lapacho (Tabebuia ssp), palo santo (Bulnesia sarmentoi), tala (Celtis tala) y varias especies de palma, entre otros.
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El pueblo Ayoreo
Según el estudio La situación de los Ayoreo aislados en Bolivia y en las zonas transfronterizas con Paraguay, publicado en el 2016 por la organización Iniciativa Amotocodie (IA), este pueblo en aislamiento voluntario ocupa una extensión cercana a los 33 millones de hectáreas entre Bolivia y Paraguay.
La presencia de los ayoreos en ese territorio ha sido documentada con testimonios y otras pruebas dejadas por este pueblo indígena. También se han documentado avistamientos casuales que confirman su presencia en la zona, además de indígenas de este pueblo que han dejado el aislamiento.
Además del avance de la frontera agrícola que pone en riesgo al pueblo ayoreo y la biodiversidad del bosque, también existen otras amenazas. Entre estos peligros están las concesiones petroleras, debido a que el gobierno boliviano aprobó un decreto que permite la explotación petrolera dentro de áreas naturales protegidas. Otra amenaza son las invasiones ilegales que ya se han presentado en la zona.