Nuevo estudio sobre la Paraba Frente Roja permitirá mejorar las estrategias de conservación

Un equipo liderado por un investigador español, encontró que existen cuatro grupos genéticos de esta especie endémica de Bolivia. El hallazgo se publicó justo cuando se realiza un censo de individuos después de diez años, con lo cual será muy tomado en cuenta.

Un equipo de científicos liderado por el biólogo español Guillermo Blanco, del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con participación de un investigador del Zoo de Fauna Sudamericana de Santa Cruz y el respaldo científico del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, estudió la estructura genética de la Paraba Frente Roja (Ara rubrogenys). Entre los hallazgos más importantes, los expertos encontraron cuatro grupos genéticos de esta especie considerada endémica de Bolivia y en peligro crítico de extinción. . 

La investigación se publicó el 12 de enero pasado en la revista Scientific Reports, de los editores de la prestigiosa publicación científica Nature, justo cuando se realiza un censo de individuos en el país después de diez años (2011), por lo que los resultados serán vitales para definir más y mejores estrategias de conservación de la especie.

“Desde el punto de vista de la conservación, el hecho que haya diferencias genéticas quiere decir que se ha producido algún proceso ecológico a lo largo de miles de años durante su evolución como especie. Si esta estructura es la que se ha fijado en términos evolutivos, es porque alguna ventaja de adaptación debe tener para los individuos y sus poblaciones, por tanto, debe ser tenida en cuenta para su conservación”, dice Guillermo Blanco a La Región

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Citando un ejemplo, si se detectara pocas parejas reproductoras en uno de los grupos genéticos, allí no se debería liberar individuos de otro núcleo, porque se rompería la estructura genética con consecuencias impredecibles.

La información permitirá aplicar distintas estrategias para cada grupo. Ese sería uno de los mayores aportes a tener en cuenta de aquí en adelante.

“Un grupo genético pequeño podría estar más afectado por el robo de pichones o la persecución de adultos por ataques a los cultivos, lo cual haría disminuir su variabilidad genética. Otro puede estar más afectado por la pérdida de hábitat en sus áreas de alimentación y no tanto por la persecución directa. Todos estos factores afectan de una u otra manera a la conservación, directa o indirectamente a través de la genética. Por tanto, los problemas de conservación hay que estudiarlos de forma independiente tratando cada núcleo como una unidad de conservación independiente”, explica Blanco.

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Un censo esperanzador tras una década

Biólogos, ingenieros ambientales, voluntarios y guardaparques trabajan en el censo de la especie.

Los resultados de este estudio se conocen justo cuando la Fundación CLB, la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), el Centro de Biodiversidad y Genética, el Parque Nacional Torotoro y el Área Protegida Municipal Jardín de Cactáceas, junto a otras instituciones y asesores científicos, llevan adelante un censo poblacional de la especie después de diez años.

El último fue realizado por la Estación Biológica de Doñana, dependiente del CSIC de España y el más reciente comenzó a mediados de enero. Se prevé que la primera fase del censo terminará a finales de mayo. Para ello se visitará los sitios muestreados en el primer conteo, además de otros de reproducción que aún no fueron registrados.

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Para Paola Montenegro, coordinadora de Programas de la Fundación CLB, la oportunidad es importante para que las instituciones que trabajan en conservación de la especie lo hagan de forma coordinada. “Gracias a este nuevo censo, se evaluará el tamaño poblacional y la estructura de cada uno de los núcleos genéticos identificados en el estudio publicado”, dice.

Así se podrá diferenciar entre parejas reproductoras, juveniles e individuos adultos no reproductores, tanto en los sitios de reproducción como en los de alimentación y descanso durante la temporada no reproductiva, que será la segunda fase del censo poblacional a desarrollar en la segunda mitad del año.

El trabajo es posible gracias al financiamiento de Keefe Foundation, el Houston Downtown Aquarium, la IAATE y la World Parrot Trust.

“El éxito de las acciones de conservación estará basado en gran medida en la cooperación que exista entre las instituciones y profesionales involucrados en el trabajo de conservación, dada la gran distribución de la especie. Esperamos se sigan sumando más por el bien de la paraba frente roja”.  



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