¿Restaurar o reforestar? Un experto explica qué es lo mejor para las zonas afectadas por los incendios

René Guillén Villarroel estuvo a cargo de la regeneración del bosque en el Parque Nacional Kaa Iya, después que el gasoducto Bolivia-Brasil atravesó el corazón de la reserva. Cuenta a La Región qué hizo y sugiere cómo actuar ahora.

El guaradaparque Becker Barba registró parte de la devastación de la Chiquitania.
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La Región

En la zona afectada por los incendios en Santa Cruz el año pasado, muchos lugares han reverdecido. En algunos lugares pareciera que el fuego no pasó por allí devastando lo que encontraba a su paso; en otros, todavía hay cenizas y carbón, huellas de aquel infierno que se vivió entre agosto y octubre. Más de cuatro millones de hectáreas se quemaron en el departamento oriental.

A cuatro meses del desastre ecológico, expertos de distintos ámbitos han sido convocados para hablar de restauración y prevención para prevenir un evento similar. René Guillén, doctor en Biología, estuvo a cargo de la regeneración del bosque del derecho de vía en el Parque Nacional ANMI (Área Natural de Manejo Integrado) Kaa Iya del Gran Chaco, el único en el país que fue atravesado por un gasoducto (Bolivia-Brasil) en la década de los 90. Por entonces, uno de los compromisos tanto de la constructora como de la estatal petrolera fue cerrar aquella herida de 168 kilómetros. En su afán de lograr el objetivo, surgió un libro con la metodología correspondiente para actuar en este tipo de casos, el mismo contiene cuatro capítulos y fue motivo de felicitación por expertos extranjeros para el autor.

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¿Qué es lo primero que se debe saber antes de empezar un trabajo de regeneración?

El primer paso es conocer el bosque que se quiere restaurar, la estructura y composición florística. La zona donde ocurrieron los incendios –Bosque seco chiquitano, Cerrado, Chaco y Pantanal- tienen estudios de los lugares donde ocurrieron las quemas. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que en la meseta (situada en Roboré) se dan quemas todos los años y hay plantas ya adaptadas al fuego, lo mismo en el Abayoy (cerrado chaqueño). Entonces, se necesita saber cuánta masa vegetal se ha perdido.

 

Para restaurar el Kaa Iya se trabajó con parcelas, ¿cómo fue ese método de trabajo?

Cuando me encargaron la restauración del Kaa Iya, tuve que crear un método propio, porque no había información en esa época. Se trata de parcelas permanentes de estudio para hacer seguimiento. Se pone placas a los árboles, dependiendo su diámetro, y cada año se ve cuánto han crecido. Una parcela de una hectárea se subdivide en 25 parcelitas, para hacer un inventario de las especies. Con esa información se conoce el tipo de suelo, no es lo mismo el bosque de transición, que el chaco.

Guillén muestra el libro que se imprimió en 2011 y que contiene detalles tanto de la investigación, como la metodología.

¿Con cuántas personas es ideal trabajar?

Generalmente se requiere un informático que sepa de imágenes satelitales, un ecólogo y un taxónomo. Básicamente esos tres y luego personal de apoyo, guías, jornaleros y demás. El que va a hacer el estudio de imágenes satelitales es vital, porque debe dar las coordenadas de la zona afectada. Con eso se instala una parcela. A lo que tienes que llegar es a obtener estos resultados: cuántos árboles hay, en cuántas subparecelitas están para ver cómo distribuirlas después y el número de especies. Saber la abundancia y frecuencia.

Entonces el siguiente paso ¿sería?

Con estos datos se puede pensar en producir (plantines), porque la mayoría de estas plantas, no se producen en viveros de la ciudad como la gente cree. No es que uno va y compra cierto tipo de tajibo, guayacán o cuchi. Hay que conocer el tipo de suelo, observar la humedad e incluso detalles como que ciertas especies solo germinan en zonas inundadas, entonces hay que replicar eso. Cuando yo llegué al Kaa Iya ya tenían un vivero en la zona, pero allí había hasta naranjas.

Por eso es necesario que cada bosque tenga su inventario. No se puede mezclar los bosques de la Chiquitania con el Chaco.

Una vez producidos los plantines y la siembra, ¿cuánto tiempo más se requiere para llegar al éxito?

Se necesita determinar los porcentajes de germinación. Para ello, por ejemplo, plantamos 200 semillas y ahí se ve cuántas germinan. Con esa información se sabe ya cuántas van a sobrevivir y en qué circunstancias.

Todo el proceso duró cuatro años, porque luego se hizo un seguimiento. Me pasó con el saó que no germinaba en el vivero, pero en el bosque había regeneración natural, entonces se tuvo que agarrar e ir al mismo suelo, arcilloso, replicar lo que pasa en la naturaleza.

Nosotros sembramos en diciembre de 2004, volví para diciembre de 2005 y más del 80 por ciento de los plantines estaban vivos. Para 2010 los árboles estaban más grandes que yo.

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Retrato de los animales víctimas de incendios

 


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