Yamil Calustro-Ibañez siempre supo que quería estudiar una carrera ligada a las Ciencias Naturales. Por eso, cuando terminó el colegio, su madre le llevó un libro que detallaba las carreras que impartían en la Universidad Gabriel René Moreno de Santa Cruz. Allí conoció, por primera vez, la Biología, y tras conocer los detalles, dijo: “esto es para mí”.

Hoy, con 24 años por cumplir, es uno de los futuros científicos cruceños más prominentes del país. Próximo a defender su tesis de grado que no solo le permitirá titularse, sino que aportará de sobremanera a la lucha contra el Dengue, Zika y Chikungunya.

Según cuenta, durante sus años de estudio universitario, sabía que quería ayudar a conservar la fauna silvestre, pero desde un enfoque integral. Tras la pandemia por Covid-19, debía realizar sus prácticas preprofesionales y eligió el Centro Nacional de Enfermedades Tropicales (Cenetrop), donde se dio cuenta que había mucha relación entre la salud humana, medio ambiente y las enfermedades zoonóticas, que son las que transmiten los animales a las personas.

Por ello, cuando debía decidir el tema de su tesis, escogió la biología molecular como eje, porque “es el presente. La biología molecular se volvió una transversal después de la pandemia para un diagnóstico más confiable de enfermedades”, dice Yamil.

Y es que esta rama de la Biología, entre otras cosas, estudia la estructura y función de los componentes más pequeños de la vida como, el ADN, el ARN y las proteínas.

Una propuesta innovadora

Gentileza Yamil Calustro-Ibañez.

Cuando planteó el tema, su asesora, Ana María Montaño, responsable de la Unidad Funcional de Entomología Médica del Cenetrop, quedó muy contenta. Calustro-Ibañez se había propuesto estudiar los virus que pueden estar presentes en Aedes aegypti, el mosquito transmisor del Dengue, Zika, Chikungunya; para estratificar zonas de riesgo, En pocas palabras, generar información útil para aplicar medidas de prevención ante una epidemia y que la gente pueda entender de manera sencilla esta problemática.

 “Creo que a todos nos ha dado Dengue en algún momento de nuestras vidas. El Covid pasó, pero el Dengue sigue, y ha estado en regiones tropicales durante mucho tiempo. Se lo erradicó y de nuevo resurgió. Es una problemática propia de la región y de hecho Bolivia es una zona endémica para dengue y otras enfermedades transmitidas por mosquitos”, explica el joven.

Pero la investigación no se limita a identificar cómo el mosquito transmite el virus a los humanos, sino que también hace relación con los ambientes. Para ello, se tomó como área de estudio el municipio de Santa Cruz de la Sierra, incluyendo en Montero Hoyos y Paurito. Se colectó muestras de larvas de mosquitos de los 15 distritos municipales de la ciudad

El otro detalle fue que se apuntó a un enfoque integral entre medio ambiente, salud humana y salud animal; algo que en el mundo científico se conoce como el paradigma de “Una Sola Salud”.

“Santa Cruz de la Sierra está en constante conflicto con la fauna urbana, desde el Urubó hasta la zona sur. Muchas personas no lo saben, pero la fauna silvestre puede actuar como amplificadora de viremia o reservorios. Esto significa que, cuando los mosquitos no infectados piquen a estos animales, pueden adquirir el virus y luego transmitirlo a los humanos.

Asimismo, se tomó como año de estudio 2022, justo un año antes de que se registrara la peor epidemia de Dengue en la historia del país.

Los resultados

Así, durante un monitoreo virológico exhaustivo en el mosquito, se buscó, por ejemplo, la persistencia de del fenómeno de transmisión vertical (de madre a hijo). Este detalle aporta información valiosa, ya que —de ser así— se acelera el proceso de transmisión del mosquito hembra al ser humano. “La transmisión horizontal (de Dengue, Zika o Chikungunya) se da cuando un mosquito sano pica a una persona enferma. Puede pasar o no puede pasar (que contraiga los virus), pero si el mosquito nace ya con el virus, facilita la transmisión en el municipio, porque acorta el tiempo en que alguien pueda contraer alguna de estas enfermedades”, dice Calustro-Ibañez.

De confirmarse tal hallazgo, sería un gran reporte para Bolivia, porque si bien Mirian Cruz una de las asesoras de Yamil comprobó la ocurrencia de la transmisión vertical, en esta tesis también se relaciona el hecho con factores ambientales, socioeconómicos y la infestación de larvas de mosquitos en las viviendas.

“El aporte que estamos haciendo es el monitoreo virológico a estas muestras que siempre se suelen tomar. El detalle fue que teníamos que mantener vivas a las larvas (de mosquitos), porque las colectamos en ese estadio. Luego las identificamos para ver si eran Aedes aegypti, las criábamos en el insectario hasta que se convertían en mosquitos. Una vez adultos, los aspirábamos con un aspirador bucal, los congelábamos, luego teníamos que separar hembras de machos, para solo trabajar con hembras ya que son ellas las que pican, y luego recién armar tubos (pools de mosquitos) para hacer el proceso de biología molecular. Suena complicado, pero rinde muchos furtos, porque (el proceso) nos permitió calcular los índices de infestación de vivienda, tipos de criaderos, ver qué criadero es el más productivo, entre otros”, detalla el futuro biólogo.

Los logros

Ni bien defienda la tesis, Yamil irá a Santiago de Chile para presentarla el “VI Congreso Latinoamericano de Mastozoología”. Esto porque, los mosquitos no solo transmiten enfermedades al ser humano, sino también a otros mamíferos. Por ejemplo, los monos pueden actuar como una persona que se enferma, replicar el virus ser picados por mosquitos sanos que pueden adquirirlo y contagiar a los humanos. Vivimos tan cerca de poblaciones de primates, como la zona del cordón ecológico, que es un riesgo enorme que también debería ser monitoreado, asegura.

Antes de ello, el joven ya participó de tres congresos; uno de los cuales —el II Congreso Nacional de Biología Molecular realizado en La Paz— le otorgó el premio a la mejor presentación oral. Para la actual presidenta de la Sociedad Boliviana de Biólogos Moleculares, Karen Losantos Ramos, Calustro-Ibañez es una promesa cruceña en la especialidad.

 “Pienso que estoy en camino a ser un científico y lo que muchos hacen es hacer ciencia para otros científicos, pero me gusta ser parte de una nueva generación, que busca que la población en general entienda lo que está pasando”, finaliza Yamil.

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