“Alarmante” tráfico de ranas del Lago Titicaca

En Perú se decomisó un cargamento con 1.750 individuos de la especie Telmatobius culeus, catalogada en “Peligro Crítico” de extinción. La experta boliviana Teresa Camacho advierte que se estaría colectando estos anfibios incluso en Bolivia para venderlos en Perú.

La reciente intervención de un cargamento con 1.750 ranas del Lago Titicaca (Telmatobius culeus), transportadas ilegalmente con destino a Lima, Perú, muestra la gravedad del tráfico de esta especie, categorizada en “Peligro Crítico” de extinción, tanto en la lista Roja de Bolivia como Perú, y “En Peligro” por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Entre otras cosas, porque por la cantidad decomisada, se presume que varios individuos fueron colectados en Bolivia.

El operativo fue realizado por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) del país vecino, junto con la Intendencia de Puno, según un reporte del diario El Peruano.

Los anfibios estaban hacinados y eran transportados en una caja de madera dividida en diez compartimientos con pequeñas ranuras, la cual estaba envuelta en un saquillo, “como encomienda”. El documento de manifiesto detallaba que se trataba de truchas y el paquete estaba en el vehículo de una empresa de transporte.

Al momento de la intervención, las ranas estaban deshidratadas, sin alimento ni espacio para movilizarse. La nota refiere que, tras la evaluación de su estado de salud, especialistas del Serfor Puno determinaron que podían ser devueltas a su hábitat natural.

Una situación compleja

Personal de Serfor puso a salvo a los animales que fueron encontrados en cajas con pequeños compartimentos. Foto Serfor.

Para la bióloga Teresa Camacho Badani, jefa del centro K’ayra de Investigación y Conservación de Anfibios Amenazados, la rana gigante del Titicaca sufre cada vez más amenazas. Una de las principales es la contaminación, pero también lo es el vertido de aguas servidas, desechos de poblaciones aledañas y la minería. En el caso del tráfico, “no es nuevo”. De hecho, según Serfor, entre 2012 y 2019, 15.000 ranas fueron decomisadas. “Esto no supone que hay muchas ranas en el lago. Esto es producto de varias colectas en muchos lugares, por lo que cuando se logra obtener un alto número, se realizan estos envíos hacia Lima. Por la cantidad, estamos asumiendo que también colectan ranas de Bolivia. Es muy probable, y las llevan a Perú, donde está el mercado”, asegura.

La demanda del anfibio en la capital peruana es alta, debido a que se tiene la creencia de que consumirla como jugo puede aliviar problemas de asma, bronquios o cansancio, entre otros. “Es alarmante la cantidad de ranas que son traficadas y es necesario tomar medidas al respecto”, advierte la experta.

Pero, además, el otro peligro al que se enfrenta la especie está en la devolución a su hábitat, como sucedió con las 1.750 rescatadas. Camacho advierte que al no saber de qué parte del lago proviene cada individuo, surge otro riesgo para la especie. “Justamente ahora estamos haciendo este estudio genético, para saber si es una sola especie, si son más. Hasta podrías estar haciendo más daño, devolviéndolas al Lago que manteniéndolas en cautiverio. Es bien difícil esa parte de los decomisos”.

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La esperanza de los anfibios

Frente a esta situación, existen iniciativas, como la del Centro K’ayra, del Museo d´Orbigny de Cochabamba, donde se mantiene poblaciones de ranas, que se espera que puedan volver a la naturaleza una vez se hayan mitigado las amenazas en su hábitat natural.

Asimismo, existen esfuerzos binacionales (entre Bolivia y Perú), para el monitoreo de las poblaciones y sus amenazas, lo cual ayuda no solo a conocer a la especie, sino también tomar mejores decisiones para su conservación.

Por ejemplo, en 2018 se firmó el Plan de Acción Binacional para la conservación de la Rana Gigante (Telmatobius culeus) y del Zambullidor del Titicaca (Rollandia microptera), elaborado en cumplimiento del segundo compromiso de la Declaración de Lima III.

Para la experta, fue un gran paso para comenzar un trabajo conjunto, para realizar monitoreos poblacionales, hábitat y estudios genéticos. El equipo está liderado por la Fundación para las Ciencias de Cochabamba, conformado por el Museo de Historia Natural Alcide d´Orbigny, la Universidad Cayetano Heredia, de Perú; la Pontificia Universidad Católica de Ecuador; el Zoológico de Denver, Estados Unidos, y la organización NaturalWay. Además, cuenta con el respaldo de los gobiernos peruano y boliviano, así como del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Mucho por recorrer

Y aunque Bolivia no cuenta con una entidad como el Serfor de Perú, y es solo el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, el que se ocupa de tales situaciones, desde la ciencia se trabaja más en la conservación de estas especies.

Esto porque las ranas acuáticas del genero Telmatobius son uno de los grupos más amenazados de Los Andes. “El 86 porciento de las especies se encuentran en algún grado de amenaza”, lamenta Camacho.

Además, de las 15 especies reportadas por la UICN, las 15 se encuentran amenazadas; diez son endémicas; tres, clasificadas como Vulnerables; tres, en Peligro; nueve, en Peligro crítico, y de esas nueve, cuatro están consideradas posiblemente extintas.

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