Amazonia boliviana, cuna de grandes civilizaciones

El autor plantea que los pueblos precolombinos que ocuparon este territorio llegaron a desarrollar sistemas de agricultura muy avanzados.

En esta recreación de Kuhikugu se ve la plaza principal, las zonas residenciales mezcladas con el bosque y las carreteras que la conectaban al complejo de aldeas. Imagen de Luigi Marini

*Vincent A. Vos

Las interpretaciones sobre la Amazonia prehistórica han cambiado drásticamente en los últimos años. Estudios científicos permitieron establecer la complejidad y diversidad de estas culturas en tiempos precolombinos.

Pese a situaciones desfavorables, como la rápida desintegración de vestigios vegetales por el clima húmedo/cálido de la zona; la densa vegetación; y la gran dinámica de los ríos amazónicos, se ha revelado una impresionante y creciente cantidad de sitios arqueológicos.

Cada vez queda más claro que en especial Beni fue poblado por numerosas poblaciones indígenas, que dejaron gran cantidad de construcciones y modificaciones de paisaje. Sitios moxeños, como “El Cerrito”, por sí solos, sobrepasan la escala de similares andinos, como Tiwanaku, en La Paz. Se trata de lugares con fines de producción o manejo de recursos naturales.

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Las investigaciones dan cuenta que los antiguos habitantes de la Amazonia boliviana tenían una capacidad impresionante de adaptación a las características biofísicas de cada lugar. No solo lograron sobrevivir en el contexto de alta variabilidad climática – con sequías e inundaciones extremas -, sino que lograron aprovechar la fuerte estacionalidad climática a su favor. Esto les permitía garantizar fuentes constantes y suficientes de alimento.

Mientras actualmente Beni importa cerca del 80 por ciento de los alimentos, para su casi medio millón de habitantes, existen vestigios de que poblaciones precolombinas, se acercaban a los tres millones y se alimentaban en base a la producción local. Tenían campos agrícolas elevados, inteligentes complejos de canales y diques para desviar y almacenar el agua. También trampas de pesca y otras construcciones que aún ni comprendemos.

Piezas de cerámica, huesos, conchas y otros restos expuestos en uno de los sitios arqueológicos benianos.

Se han encontrado, por ejemplo, las famosas “terras pretas” ampliamente descritas en Brasil como: suelos llenos de cerámica y restos de carbono, que revelan su origen antropogénico. Con una acidez casi neutral y altos niveles de nutrientes y materia orgánica, son muy aptos para los cultivos.

Bosques domesticados

Un grupo de arqueólogos en «El Cerrito», Beni, una loma artificial de dimensiones mayores a Tiwanaku.

Los antiguos habitantes de la Amazonia no solo manipularon la tierra y el suelo; ahora sabemos que también influenciaron de gran manera las vegetaciones. Actualmente la cuenca del Madera, que incluye la Amazonia boliviana, es reconocida como uno de los grandes centros de agrobiodiversidad del mundo. Un lugar donde los pobladores prehispánicos domesticaron una gran variedad de especies, que seguimos aprovechando.

La yuca, la pupuña, el urucú, el tabaco fueron adaptados a la Amazonía boliviana, mientras que recientemente se descubrió que en la actual frontera entre Beni y el Estado de Rondonia, Brasil, se consumía una variedad de arroz, mucho antes de la introducción de las variedades asiáticas que actualmente cultivamos.

Especies como la castaña y el cacao fueron introducidos a la Amazonia boliviana por pueblos indígenas precolombinos.

Es difícil determinar cuáles fueron las prácticas utilizadas para esta “domesticación”. Los especialistas aún debaten si realmente hubo una planificación o si fueron procesos inconscientes. Lo cierto es que en la cuenca del río Madera, los bosques amazónicos se asemejan tal vez más a grandes huertos frutales, que a selvas “vírgenes”, como se presumía hasta hace poco.

Estos nuevos descubrimientos son muy reveladores, ya que muestran que los pueblos indígenas de la Amazonia no eran bandas reducidas y nómadas que vivían en forma primitiva, sino que existían civilizaciones densas y complejas, que contaban con prácticas sofisticadas para manipular su entorno.

El hecho que aún tenemos una imagen distinta se debe en gran medida a las descripciones racistas de algunos historiadores y la extrema reducción de las poblaciones indígenas en tiempos coloniales.

* Vincent Antoine Vos es biólogo holandés. Desde 2002 vive en la Amazonia boliviana y tiene investigaciones ecológicas. Este artículo está basado en un análisis de literatura arqueológica, histórica y paleoecológica, presentado en el IV Encuentro Internacional de Arqueología Amazónica (Trinidad, 2017).

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente la postura del medio.