La región de los Llanos de Moxos -un inmenso humedal que forma parte de la cuenca Amazónica de Beni- es para los científicos y arqueólogos, una de las de mayor riqueza cultural y biodiversa de Bolivia. En su interior se encuentran los Grandes Lagos Tectónicos de Exaltación, un área protegida municipal de ocho cuerpos de agua que se formaron durante un gran movimiento de tierra, “hace cinco o siete mil años”; algo muy reciente, en términos geológicos.
Aunque el potencial arqueológico y biológico de la zona no es desconocido, no fue sino hasta el mes pasado que una expedición de científicos y arqueólogos del Museo Nacional de Historia Natural, el Centro de Investigación de Biodiversidad y Medio Ambient (UAB), Centro de Investigación de Recursos Acuáticos (UAB), Instituto de Ecología de la Universidad Mayor de San Andrés, Universidad de Bonn, Universidad de Bern, Institut de Recherche pour le Développement y Wildlife Conservation Society; recorrió durante 40 días, cuatro de estos lagos. Durante ese tiempo, los expertos colectaron especies de plantas, mariposas, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos; mientras que el equipo de arqueología documentó hallazgos de monumentos, hizo sobrevuelos con dron y realizó excavaciones, entre otros.
Todo esto tiene el fin de producir un informe escrito con el mismo nivel de Identidad Madidi, una iniciativa que cuenta con libros completos de las especies registradas, fotografías e informes de cada grupo. “Esa es la idea, tenemos esa experiencia previa (de Identidad Madidi). Pero con tantos investigadores y un nivel de información profundo, necesitamos tiempo para producir”, dice a La Región Robert Wallace, de Wildlife Conservation Society (WCS), líder del equipo científico.
El primer documento, al menos en digital, estará listo en abril de 2022; mientras que el de arqueología, se prevé para enero, adelantó Carla Jaimes Betancourt, de la Universidad de Bonn (Alemania), lideresa de los arqueólogos.
Los hallazgos

Los expertos iniciaron su recorrido por el río Iruyañez y los alrededores de El Cerro. Continuaron por el lago Guachuna y el Ginebra. Luego el lago Rogaguado y los alrededores de la comunidad Coquinal, porque así lo pidieron sus autoridades. La expedición concluyó en el lago Largo.
“Nosotros muestreamos los cuatro lagos más grandes: Rogaguado, Ginebra, Guachuna y el lago Largo. Todos con características diferentes. Desde el punto de vista de la ecología y todo lo que está vinculado a eso, sobre todo la ictiología, que es el estudio de los peces; el estudio comparativo va a ser súper interesante para entender la dinámica y el origen mismo de los lagos”, adelanta Wallace.
Esta zona en particular no fue sujeto de muchos estudios biológicos antes, por lo que se prevé nuevos registros de especies para el país. “Por lo menos dos mariposas están confirmadas”. Con más calma, los científicos también evaluarán si no aportan nuevas especies a la ciencia; lo cual de por sí, ya es un gran hito. “Eso va a tardar un poquito. Lo que sí, se ha logrado registrar, más de 700 especies de vertebrados y más de 150 mariposas. Es un lugar súper interesante”, se emociona Robert.

Pensar en el futuro
Si bien desde el punto de vista de la ciencia el aporte será de gran envergadura, la planificación y realización de este viaje tiene mucho que ver con que la información sea útil en manos de las personas que viven ahí y son responsables de cuidar el futuro de este sitio.
“Cuando cerramos el evento, el 28 de septiembre, en el sitio arqueológico El Cerro había como 200 personas de la población local para escuchar y celebrar lo que ha significado la expedición. Eso es un indicador muy lindo, porque estamos seguros que a nivel de la Alcaldía (de Porvenir), la Subcentral (Indígena Cuyababa) y actores locales, la información servirá para que puedan aplicar diferentes mecanismos de planificación. Pero también para planificar actividades que tienen pensadas, como el turismo”, dice Wallace.
Desde el punto de vista arqueológico, los vestigios registrados permitirán a futuro saber desde cuándo las poblaciones indígenas habitaron el área de Exaltación.
“Impresionantes” hallazgos

Carla Jaimes Betancourt, quien investiga los Llanos de Moxos desde hace 20 años, es la arqueóloga que estuvo a cargo del equipo de esta disciplina. Según cuenta a La Región, el potencial arqueológico se conoce desde los años 60. Sin embargo, durante la expedición se llegó a áreas muy alejadas a las que nunca antes se había tenido acceso.
“La zona de los Lagos Tectónicos es poco poblada. No cuenta con caminos en buen estado y es muy difícil llegar hasta ahí. Los lugares son hermosos, se nota que había mucha más gente que la que hay actualmente en el lugar. Hay pocos pueblos, bastante pequeños: El Coquinal, cerca del Lago Rogaguado; o Maravilla”, explica.
El gran enigma de estos sitios es saber desde cuándo está el ser humano ahí. Los sitios arqueológicos hallados dan cuenta que estos lagos tenían mucho más habitantes que en la actualidad. “Vemos que antes la Amazonia estaba mucho más poblada de lo que está hoy en día. Hay publicaciones científicas que confirmaron existencia humana en los Llanos de Moxos hace diez mil años. Estos lagos tectónicos son bastante nuevos y sabemos que había poblaciones antes de que se formaran”, asegura la experta.
Sobre esto, Robert Wallace, piensa que el evento tectónico o movimiento telúrico que dio lugar a los Grandes Lagos de Exaltación “debió ser catastrófico, algo de película para la gente que estaba ahí”.
¿Un nexo entre los Andes y la Amazonia?

Los sitios arqueológicos encontrados durante la expedición, permiten a la experta en arqueología, deducir que la gente que vivió hace miles de años aprovechó los recursos naturales que brindaban estos lagos. Aunque aun falta saber la data de los hallazgos, adelantó que “hay mucha monumentalidad, nuevas plataformas, sitios donde la gente ha vivido, ha construido. Plataformas cuadrangulares, datos bastante ricos”.
Los Llanos de Moxos -explica- tienen la mayor riqueza cultural de Bolivia, por la lingüística y por sus pueblos indígenas. Los estudios arqueológicos ayudan a entender el origen de esa riqueza. Conocer, por ejemplo, cómo se origina la diversidad que se expresa en un sitio arqueológico, domesticaciones de plantas y en el manejo de recursos naturales.

Los informes finales de esta disciplina estarán listos entre finales de enero o febrero. Para la experta, esta región es como una caja de pandora en la que siempre se encuentra algo que era desconocido. “En lo personal creo que es interesante ver los llanos (de Moxos), no como una región aislada, sino como una región intermedia, que está conectando el mundo andino y amazónico. Que se está nutriendo de ambos y eso me parece un gran reto”.
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