Por Michelle Carrere / Mongabay Latam 

Hoy empieza en Madrid la vigésimo quinta Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, luego de que la crisis social en Chile obligara al Gobierno a anunciar su cancelación.

Las 196 naciones que conforman el tratado, más la Unión Europea, buscarán esta vez en Madrid avanzar hacia la implementación del Acuerdo de París, el tratado internacional más importante en la lucha contra el cambio climático alcanzado en el 2015.

Lo que se espera este año es avanzar en las discusiones para establecer, finalmente, el reglamento del Acuerdo de París que comenzará a regir en 2020. Esta COP es entonces clave para poder avanzar en dicha tarea y llegar a la siguiente Conferencia de las Partes, que se realizará en Glasglow, Escocia, lo más preparados posible para echar a andar el acuerdo.

Esto implica que los países lleguen al próximo año con planes nacionales de acción climática más ambiciosos que los presentados hasta ahora. Esto es fundamental para lograr que el aumento de la temperatura global no sobrepase los 1,5°C y evitar así impactos irreversibles en los ecosistemas, en la vida de las personas y en la economía global. Convencer a las partes de que trabajen por una mayor ambición es sus planes de acción es el principal objetivo de esta COP.

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¿Qué se espera de esta COP?

El Acuerdo de París determinó que el objetivo principal sería mantener, en este siglo, el aumento de la temperatura global debajo de los 2°C y proseguir con los esfuerzos para limitar aún más el aumento de la temperatura a 1,5°C. Para ello se le solicitó a las partes que presentaran el 2020 sus planes nacionales de acción climática, las llamadas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), donde cada país tendría que exponer de qué manera y en cuánto disminuiría sus emisiones de gases de efecto invernadero.

Oceanógrafos midieron indicadores como la temperatura del agua, salinidad, acidificación, sedimentación. En ellos incide el cambio climático. Foto cortesía de Irene Méndez.

Pero desde entonces hasta ahora la situación ha cambiado y el mundo se encuentra en emergencia climática. Por ello la meta ya no son los dos grados, sino limitar el aumento de la temperatura global a 1,5°C. Para lograrlo, habrá que tener neutralidad de carbono, es decir, cero emisiones netas de CO2 para el 2050.

No cumplir con esto “tendría un efecto dominó en cada gran desafío de desarrollo que enfrenta la humanidad, aumentaría la pérdida de vidas debido a emergencias climáticas extremas y retrasaría drásticamente la economía global”, señaló el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres.

Para lograr el objetivo de los 1,5°C, los países deberán proponer el próximo año unos NDC que sean más ambiciosos que los presentados hasta ahora, puesto que estos no están permitiendo alcanzar la meta.

El informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), publicado el año pasado, indica que los compromisos actuales hechos por los países para cumplir con lo establecido en el Acuerdo de París no son suficientes y que de quedarnos en ellos llegaríamos a los 3°C en 2030. Un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), lanzado el pasado 26 de noviembre en Ginebra, confirma este pronóstico:  el Planeta enfrentaría impactos climáticos aún más destructivos y de mayor alcance.

Los anfibios son unos de los animales más susceptibles al cambio climático. Foto: Diego Gómez Hoyos.
Los anfibios son unos de los animales más susceptibles al cambio climático. Foto: Diego Gómez Hoyos.

Chile, que a pesar del cambio de sede continúa presidiendo el encuentro, tiene como misión principal: lograr que un mayor número de países se comprometan a ser más ambiciosos en los planes de recorte de gases de efecto invernadero que presenten en 2020. “Lo que esperamos es que ya desde inicios del año próximo [las partes] vayan enviando sus NDC para que cuando lleguemos a la cumbre de Glasgow veamos si se alcanza la meta con los objetivos planteados”, explica Vanessa Pérez, subdirectora del programa global de clima y energía para WWF internacional.

“El año 2020 está a la vuelta de la esquina y debemos darnos cuenta que las decisiones deben tomarse ahora. Somos la primera generación que sufre los efectos del cambio climático y la última que puede hacer algo al respecto”, dijo el Presidente de Chile Sebastián Piñera en septiembre durante la Cumbre de Acción Climática de la ONU.

¿Quiénes están trabajando y quiénes no?

 

Ante este llamado, 58 países ya han señalado su intención de trabajar en mejorar sus contribuciones. Los países latinoamericanos que están en esa lista son Argentina, Belice, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, México, Nicaragua, Panamá y Uruguay.

Además, nueve países comenzaron un proceso interno en sus políticas y planes nacionales para impulsar metas climáticas más ambiciosas para el 2020. Aún no figuran países de Latinoamérica en esta lista lista.

Incendios en la Amazonía. Altamira, Para, Brasil. Incendio en Cerra do Cachimbo REBIO. Foto: Victor Moriyama/Greenpeace.
Altamira, Para, Brasil. Incendio en Cerra do Cachimbo REBIO. Foto: Victor Moriyama/Greenpeace.

Perú es uno de los países que Chile espera poder motivar para que presente un plan de acción más ambicioso, aunque por ahora “no hay ninguna evidencia de que Perú esté por anunciar un NDC mejorado”, dijo a Mongabay Latam el exministro del ambiente de Perú, hoy líder de Clima y Energía para WWF, Manuel Pulgar-Vidal. Según el experto, esta inacción de Perú se debe a “una lamentable fuerte desatención al tema climático que se debe, en parte, a las dificultades políticas que el país ha venido atravesando en los últimos meses”. Según explica, “la agenda política es de tal magnitud que algunos otros temas prioritarios de la agenda se han desatendido”. Pero, además, Pulgar-Vidal agrega que el Perú ha retrocedido en el nivel de cumplimiento de desarrollo sostenible en lo que a cambio climático se refiere, puesto que “hemos incrementado en un pequeño porcentaje las emisiones de CO2 fundamentalmente derivadas del sector energético”.

Conservación en Centroamérica. Reducir la deforestación es una tarea primordial para la humanidad. Foto: Nina Cordero.
Reducir la deforestación es una tarea primordial en la lucha contra el cambio climático. Foto: Nina Cordero.

Algo parecido ocurre con Bolivia y Venezuela. Se teme que en estos países, por estar en plena crisis política, exista poco espacio para el desarrollo de sus NDC mejorados.

A pesar de que Chile también atraviesa una grave crisis social, es una de las partes más avanzadas en proponer un plan con mayor ambición. Dicha estrategia, que aún se encuentra en etapa de negociación, no ha estado sin embargo exenta de críticas.  La bióloga Flavia Liberona, directora ejecutiva de Fundación Terram, asegura que aunque se reconoce que la propuesta es sustancialmente más ambiciosa que la presentada anteriormente, no alcanza la meta de los 1,5°C y se queda en los 2°C por lo que las NDC seguirían siendo, en su opinión, insuficientes.

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Las advertencias científicas

 

Según el informe del IPCC, para llegar a la meta de 1,5°C es necesario reducir para el 2030 las emisiones globales netas de CO2 en un intervalo del 40 al 60 por ciento respecto del año 2010. El nuevo reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) pone aún más presión puesto que advierte que “las emisiones globales de gases de efecto invernadero deben reducirse 7,6% cada año entre 2020 y 2030 para que el mundo logre frenar el calentamiento global en 1,5°C este siglo”.

En la nueva Reserva de la Biósfera se encuentran ecosistemas como el páramo, a 4700 metros sobre el nivel del mar, que almacenan grandes cantidades de carbono en el suelo y esto contribuye, en gran medida, a mitigar el cambio climático. Foto: Sebastián Crespo - CONDESAN.
En la nueva Reserva de la Biósfera se encuentran ecosistemas como el páramo, a 4700 metros sobre el nivel del mar, que almacenan grandes cantidades de carbono en el suelo y esto contribuye, en gran medida, a mitigar el cambio climático. Foto: Sebastián Crespo – CONDESAN.

Vanessa Pérez de WWF señala que “si multiplicamos 7,6% por 10 años da 76%”, es decir, que sería necesario reducir aún más las emisiones de lo que indicó el IPCC el año pasado. Según el informe de UNEP, la ambición del Acuerdo de París debe quintuplicarse para evitar una catástrofe climática. Pérez, sin embargo, advierte que “el  documento más robusto en términos científicos que existe en la mesa es el del IPCC del 2018”, aunque asegura que sin duda el reporte de la UNEP es importante pues confirma, una vez más, que “tenemos que empezar con reducciones de emisiones muy fuertes ya”.

Si no lo hacemos, el IPCC advierte que aumentará la frecuencia e intensidad de los impactos climáticos, como las olas de calor y las tormentas presenciadas en todo el mundo en los últimos años. «Entendemos que a 1,5°C, el 75% de los arrecifes de coral morirá, a dos grados prácticamente todos los arrecifes de coral desaparecerán. Entendemos que los insectos que necesitamos para la polinización para tener nuestra producción de alimentos se verán significativamente afectados y es probable que perdamos hábitats masivos», explica Inger Andersen, directora ejecutiva de UNEP.

Queda claro entonces que el esfuerzo debe ser mucho mayor y esa es la razón por la que esta Conferencia de las Partes ha sido llamada la COP de la ambición.

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Un mecanismo para apoyar el financiamiento

Otro de los puntos en los que se espera tener avances importantes es la definición del artículo 6. En él se establece un sistema de mercado de carbono en el que los países puedan intercambiar, comprar y vender reducciones de emisiones.

Para explicar lo que es el mercado de carbono, utilicemos un ejemplo de transacción entre empresas. Según una gráfica explicativa diseñada por AFP, si una fundición de hierro tiene una cuota de emisiones de 300 mil toneladas anuales, pero emitió 360 mil debido a la antigüedad de sus instalaciones, tendrá que comprar una cuota de 60 mil toneladas a modo de compensación. Se la comprará a otro centro industrial, por ejemplo, a una central térmica que ha reducido sus emisiones y que vende en el mercado su cuota de emisión sobrante. Ese dinero que recibe la central por la venta de su cuota de emisiones, le permite recuperar la inversión que hizo para modernizar su planta y contaminar menos. De ese modo, este sistema busca alentar a las empresas y a los gobiernos a que disminuyan sus emisiones mediante la inversión en tecnologías limpias.


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Entradas al bosque de Várzea por el río Mata Mata en el Parque Nacional Natural Amacayacu. Foto: Sebastián Ramirez.

Pulgar-Vidal explica que aunque el mundo ya cuenta con experiencias en la implementación de mercados de carbono, estos fueron muy criticados “principalmente porque benefició a aquellos [los países] que más emitieron”. Es por ello que es necesario “regular y calibrar el mecanismo para que incentive una mayor ambición”, explicó a Mongabay Latam Fernanda Carvalho, Gerente de Política Global en Clima y Energía de WWF.

Carvalho señala que tienen que poder hacerse avances en este punto para apoyar a los países en la implementación de sus planes de acción y sobre todo en el aumento de ambición que es lo que se espera que esta COP sea capaz de lograr. “Creemos que hay voluntad política para resolver este instrumento que puede contribuir si está bien hecho”, asegura.

A 1,5°C, el 75% de los arrecifes de coral morirá, a dos grados prácticamente todos los arrecifes de coral desaparecerán. Foto: Greg Asner

Pero no basta la voluntad política, se necesita también que los sectores económicos se comprometan. Algunas empresas, por lo pronto, muestran interés en ello. Según Carvalho, entre ellas están las aerolíneas que “van a tener obligaciones de reducción de emisiones por lo que también quieren ser beneficiadas con el mecanismo de mercado”.

Aunque Pulgar-Vidal se muestra incrédulo ante la posibilidad de que el tema de la implementación de los mercados de carbono se resuelva en Madrid, insiste en que este instrumento ayudaría notablemente a alcanzar mayores ambiciones. Es por ello que al menos se espera que los negociadores sean capaces de avanzar sustancialmente hacia un acuerdo que efectivamente ayude a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y alcanzar la urgente meta de los 1,5°C.