Los humedales son ecosistemas que cumplen un rol de estabilizadores del clima, nos facilitan la lluvia que requerimos en una medida adecuada y son sostenimiento de vida, en fin, son unos socios valiosos de las actividades humanas, pues su existencia nos genera estabilidad y confort. ¿Pero qué pasa cuando los secamos?
Por *Eduardo Franco Berton
La Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional RAMSAR cuenta con más de 160 países miembros, su objetivo es la conservación y uso racional de los humedales en el mundo ayudando a la gente a trabajar en colaboración. Esta Convención maneja como definición de humedal la siguiente: “Un humedal es una zona de la superficie terrestre que está temporal o permanentemente inundada, regulada por factores climáticos y en constante interrelación con los seres vivos que la habitan”. Según la Convención en esta categoría entran: “Las extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros.
En Bolivia tenemos 8 humedales reconocidos por la Convención, estos son: la laguna Colorada en Potosí, el lago Titicaca en La Paz, la cuenca de Tajzara en Tarija, el Pantanal boliviano, los Bañados del Izozog y del río Parapetí, la laguna Concepción y el Palmar de las Islas – Salinas de San José en Santa Cruz, y los lagos Poopó y Uru Uru en Oruro. Lamentablemente el uso equivocado y descontrolado de las intervenciones de las personas ha puesto a la mayoría de ellos bajo amenaza por diferentes actividades, como la contaminación de sus aguas por la minería, agricultura extensiva, sobre pastoreo, sobre explotación de recursos hídricos y el cambio climático. Esta situación es también de preocupación mundial, ya que la mitad de los humedales en el mundo se encuentren amenazados.
LOS HUMEDALES CUMPLEN FUNCIONES AMBIENTALES VITALES PARA LA HUMANIDAD, ¡TODOS DEPENDEMOS DEL AGUA!
Estos ecosistemas son reservorios valiosos de la vida silvestre, almacenando múltiples especies vegetales y animales que dependen directamente de ellos para subsistir (Plantas, aves, mamíferos, peces, reptiles, anfibios e invertebrados). Funcionan como filtros de agua, manteniendo el agua limpia, filtrando los excesos de algunos nutrientes en las aguas.
Son captadores naturales de agua que alimentan los acuíferos subterráneos de donde extraemos agua para el consumo humano. Regulan la temperatura y el régimen de lluvias, proporcionando mayor humedad y permitiendo que tengamos lluvias que benefician a la agricultura. Y por si fuera poco, también son sitios muy propicios para el turismo, ya que la fauna y sus paisajes surrealistas y coloridos atraen a muchos turistas, extranjeros y nacionales.
El Curichi, un nidal de cigüeñas en riesgo
Pero además de los humedales descritos, nuestro país cuenta con muchos otros de alta importancia, que no necesariamente están reconocidos dentro del Convenio RAMSAR. Uno de ellos es El Curichi, ubicado en el Distrito Antofagasta, Municipio de San Carlos en el Departamento de Santa Cruz.
El Curichi abarcaba un área de 1.270 hectáreas pero la deforestación y el chaqueo lo han reducido a tan solo 800 hectáreas. Este humedal se encuentra formado por un fragmento de bosques, que a la vez se encuentra rodeada por cultivos de arroz, soya y caña de azúcar y pastizales. Aquí todos los años se produce un espectáculo natural formidable; El anidamiento masivo de más de 4.500 Cigüeñas de la especie Mycteria americana, que vienen volando desde lejos a este refugio natural donde encuentran pareja, se reproducen y crían de sus polluelos. Tristemente, hoy este espectáculo natural corre el riego de desaparecer para siempre, pues existen presiones de convertir estos suelos en una plantación de arroz.
En el lugar se encuentran también otras especies animales, como monos aulladores, tejones, parabas, garzas, patos, lagartos, entre otros. Esto se debe también a que al ser este lugar el último parche de vegetación continua en los alrededores del Distrito Antofagasta funge como un refugio natural para muchas especies, que vienen en busca de alimento y que también viven en el lugar. Pero lo más importante, es que El Curichi brinda un aporte valiosísimo para el micro clima y el régimen de lluvias de sus 20 comunidades aledañas, beneficiándolos con agua de lluvia para sus cultivos.
Entonces, ¿qué pasa cuando secamos un humedal?
En su informe de evaluación científica, El Futuro Climático de la Amazonia, presentado en la reciente Cumbre del Clima en diciembre de 2014 en Lima, Perú, Antonio Donato Nobre nos reveló que uno de los estudios más importantes para simular el impacto en la deforestación total del bosque amazónico en el clima, concluyó que: Cuando los bosques son sustituidos por pasto se verifica un aumento significativo en la temperatura media de la superficie (cerca al 2,5 C°), una disminución de la evotranspiración anual (entre el 30%) así como de la precipitación fluvial (reducción del 25%) y de la escorrentía superficial (disminución del 20%).
Es tiempo de popularizar la ciencia del bosque: saber es poder, debemos reducir a cero la deforestación
Esto también sucede a pequeña escala. Entonces el costo por convertir un humedal como El Curichi en una gigantesca plantación de arroz de 800 hectáreas es bastante elevado, pues ya no solo estamos hablando de una alteración del ciclo natural exterminando consigo los animales que allí viven, sino también de una alteración al micro clima del distrito Antofagasta y del mismo municipio de San Carlos, incrementando el calor, disminuyendo la humedad, reduciendo la lluvia y finalmente ocasionando más sequía. Y los principales afectados serían las 20 comunidades aledañas y sus familias. Entonces, ¿Vale la pena destruir este precioso recurso por unas cuantas toneladas más de arroz?.
En este día de los humedales es bueno todos reflexionemos sobre la importancia de estos ecosistemas en nuestras vidas y cambiemos esa visión errónea de estos lugares como sitios tristes e inhóspitos, sucios e inútiles para el ser humano. Tal como lo menciona Nobre en su informe científico; Es tiempo de popularizar la ciencia del bosque: saber es poder, debemos reducir a cero la deforestación: para antes de ayer, Acabar con el fuego, Recuperar los pasivos de la deforestación y finalmente los gobernantes y sociedad necesitamos un choque de realidad y despertar, entendiendo que todos tenemos una responsabilidad compartida en esto, y de esa manera, tomar las acciones necesarias para la conservación de estos y otros ecosistemas.
*Abogado ambiental, conservacionista y fotógrafo naturalista.
Máster en Cambio Climático
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