Coronavirus| Una vieja ambulancia para 600 familias guaraníes

En Charagua Iyambae hay comunidades que no tienen centros médicos. Cinco de ellas dependen de un vehículo para que los traslade al hospital más cercano, que está a cuatro horas. En Kapeatindi, que sí tiene posta sanitaria, una enfermera atiende pacientes con el apoyo del médico naturista.

Kapeatindi en marzo, cuando se aprestaban a celebrar la Fiesta Grande guaraní. Foto: Doly Leytón Arnez

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Rocío Lloret Céspedes  

Si nos enfermamos (con COVID19), tendríamos que ir hasta Charagua o a Camiri, pero nos estamos apoyando con la enfermera. Ahorita a los niños están siendo atacados con diarrea, vómito y fiebre. Creo que hay dengue, porque todos hemos pasado por eso, hasta yo hace dos semanas”.

Porfirio Segundo Padilla es el médico naturista de Kapeatindi, comunidad guaraní de Alto Isoso, perteneciente al Gobierno Autónomo Originario Campesino (Gaioc) Charagua Iyambae, en la provincia Cordillera de Santa Cruz. Dedicado al estudio de semillas y plantas medicinales, cuenta que desde que se declaró la cuarentena por el coronavirus, en este lugar al que se llega después de seis horas de viaje por vía terrestre desde la capital oriental, la gente decidió resguardarse.

Solo dos vehículos ingresan con mercadería de alimentos y los mismos son fumigados ya sea que entren por Charagua, la zona urbana más cercana, o por otros dos puntos, donde también hay control.

Lo hacen porque saben que de darse un caso positivo de coronavirus, sería terrible. En este lugar de alrededor de 80 familias, la gente vive en pequeñas chozas de amplios patios de tierra, con árboles de ramas largas que dan sombra y animales domésticos regados por todas partes. Hay chivos, perros escuálidos por espacios de arena, una cancha y un pozo donde cada mañana chicos y grandes esperan su turno para sacar agua.

La organización que rige es tal, que tres personas por comunidad salen para cobrar sus bonos gubernamentales, siempre cumpliendo con medidas de prevención. Heladia Cuéllar, la capitana de Kapeatindi, explica que aun cuando no les dieron ni barbijos, ni gel para desinfectarse, tratan de cuidarse lo mejor posible. Lo hacen también, porque ya de por sí mucha gente tiene mal de Chagas.

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Una travesía en busca de auxilio

Don Porfirio, como lo conocen en el lugar, trata a la gente de su comunidad con remedios que –asegura- son efectivos tanto para el citado mal del corazón provocado por la picadura de la vinchuca, como para otros, como la diabetes. “Hasta ahora los tratamientos han sido efectivos”, dice y habla de gente que puede dar testimonios de aquello.

Lo que sí, es consciente de que si se presentara un caso sospechoso de Covid, él y la enfermera tendrían que derivarlo y ninguno tiene material de bioseguridad.

Roger Justiniano, técnico de la oenegé Savia (Asociación para la Conservación, Investigación de la Biodiversida y el Desarrollo Sostenible) explica que todo el proceso que habría que pasar con una sola ambulancia para cinco comunidades, cada una con 120 familias, aproximadamente.

“La enfermera se encargaría de reportar el caso. El paciente tendría que ser trasladado de Kapeatindi a Copere Loma, que son de 10 a 15 minutos a pie y de dos a tres minutos, en moto. De Copere Loma al Hospital de Brecha Alta, en vehículo son de 20 a 30 minutos, dependiendo del estado del camino. De ese hospital a Charagua, dos horas y media a tres. Pero hay que tomar en cuenta el tema de transporte. El hospital cuenta con una sola ambulancia, la cual está viejita y no tiene garantía de trasladar pacientes, porque a veces en un solo día hay dos o tres emergencias. Es la única que se moviliza desde el centro hasta Cuarirenda. Hay días que va a comunidades y otros a Charagua, trasladando pacientes”, cuenta Justiniano.

Por eso causó mucho temor el caso del fallecimiento de un bebé de la colonia menonita por Covid19, a principios de mayo. El TRI Andrés Caraica, que es como un alcalde del Gobierno Indígena Originario Charagua Iyambae, explicó que se aisló a los habitantes de ese lugar y se tomó medidas de inmediato.

“Nosotros como Charagua estamos asumiendo nuestra responsabilidad, coordinando con la Policía y los militares. La población no está satisfecha, tampoco el equipo médico. No sabemos dónde se ha contagiado (el bebé). Si fue en Charagua, la colonia menonita o en el hospital. Este niño fue atendido la madrugada del 27 de abril en el hospital Mamerto Egüez Soruco. Estuvo media hora en el hospital de Charagua, presentaba fiebre y estaba convulsionando. Lo estabilizaron, le bajaron la temperatura y ese rato lo llevaron a Santa Cruz. El médico que lo atendió está en aislamiento, porque pasó una semana y recién supimos esto. En total tenemos nueve personas aisladas, a las que se les está haciendo el seguimiento”, dice.

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Alimentación, la base de las defensas

Los comunarios aprovecharon las bondades del río Parapetí. Foto: Facebook Kaa Iya del Gran Chaco

Hasta ahora en Kapeatindi como las comunidades que forman están en el área de amortiguamiento externo del Parque Nacional Kaa Iya del Gran Chaco no han sufrido tanto por alimentos. Por usos y costumbres, los guaraníes son conservadores de la naturaleza, solo pescan y cazan para alimentarse.

Este año, según cuentan, el río Parapetí fue muy benevolente con ellos. Los pescados bagres permitieron que la gente de esta pueda alimentarse pese a las restricciones. “Aunque han faltado algunas cosas, no hemos sufrido tanto de comida”, explica doña Heladia, quien también es la partera del lugar.

Esto, sumado a que una de las bases de su alimentación es el maíz, hace que en estos lugares no se extrañe alimentos que no provienen de la naturaleza.

Eso sí, los habitantes aseguran que es necesario dotarles de implementos de bioseguridad, barbijos y alcohol en gel, porque se están cuidando, pero en algún momento, tendrán que salir nuevamente.

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