Ganadería sostenible en Beni: el reto entre conservar y optimizar la producción

Mientras en Santa Cruz la ganadería depende del desmonte y la deforestación, los Llanos de Moxos, Beni, poseen pastizales naturales, lo cual permite pensar en sistemas productivos compatibles con el cuidado del ecosistema y especies como la Paraba Barba Azul.

En el Museo de la iglesia parroquial San Ignacio de Moxos, en Beni, una maqueta ayuda a entender la vocación ganadera del departamento amazónico de Bolivia. En ella se observa la evangelización de los misioneros jesuitas a los indígenas de tierras bajas, allá por el siglo XVII, con la ganadería como herramienta de autosostenibilidad. Aunque aquello era a pequeña escala y únicamente como medio de subsistencia familiar, con el tiempo Beni pasó a ser, junto a Santa Cruz, el mayor productor del rubro en el país. Aunque entre ambos hay marcadas diferencias.

Santa Cruz tiene ecorregiones boscosas, por lo que su actividad ganadera depende del desmonte y deforestación para la habilitación de potreros con pasto sembrado (ganadería intensiva). En los Llanos de Moxos, en cambio, gran proporción de sus territorios son pastizales naturales, alimento básico para las reses (ganadería extensiva). Esta diferencia básica hace que, para los expertos en desarrollo sostenible, Beni tenga oportunidades de trabajar en mejorar su producción y aquello sea compatible con la conservación.

En ese contexto, hace poco la Asociación Civil Armonía, una organización que trabaja en conservación de aves amenazadas, bajo la iniciativa del Grupo de Trabajo para los Llanos de Moxos, presentó el estudio “La cadena de valor de la ganadería en los Llanos de Moxos; un diagnóstico sobre cómo se está haciendo ganadería actualmente en esta región, para pensar en un plan de sostenibilidad a largo plazo.

¿De qué se trata?

Las islas de bosque son escasas en las haciendas ganaderas, por lo que aquí se presenta un ejemplo de “rotación de refugios”, para dar lugar a la restauración de las palmeras.

Hablar de ganadería sostenible abarca muchos aspectos, desde el trabajo para lograr un menor impacto en el medio ambiente, el uso eficiente de los pastos nativos, la reducción a la dependencia del fuego , y una serie de medidas que se adaptan a cada realidad. En el caso de Beni, en 2019 Armonía presentó una guía sobre “ganadería de armonización”.

En ella, los expertos plantean el aprovechamiento de pastos nativos, que caracterizan a la región beniana, para trabajar en un plan de desarrollo sostenible a largo plazo.

“Lo que calificamos como ganadería sostenible en el Beni tiene que ver con el no desmonte, por tanto, no causar deforestación; el uso de pastos nativos y el manejo responsable de fuego”, detalla Luz Mercado, una de las autoras tanto del estudio como de la guía sobre la temática. Aunque se trata de tres principios básicos, hay otros como enfocarse en el bienestar animal mediante prácticas que no generen estrés, el tema social, género y una serie de variables que hacen de esta práctica una alternativa sostenible.

Experiencias al respecto ya se han dado en Colombia y Venezuela, países que tienen el mismo tipo de sabanas inundables de los Llanos de Moxos. También, proyectos como la Alianza del Pastizal, que se lleva a cabo en el cono sur, han implementado sistemas que permiten a ganaderos proteger fauna de pastizales nativos y exportar carne certificada a mercados que valoran este tipo de producción. 

Lo que todavía se puede hacer

Aunque la ganadería sostenible es posible en cualquier realidad, con los esfuerzos correspondientes, en Beni existe una razón más fuerte para iniciar un camino hacia ella.

En 2019, la Asamblea Departamental aprobó un cambio del Plan de Uso de Suelo (PLUS). Entre otras facultades, la medida permite ampliar la frontera agrícola sin tomar en cuenta consideraciones ambientales y abre paso al cambio de las pampas naturales a los monocultivos como la soya y el arroz, entre otros. “Entonces, para nosotros, esto (el estudio sobre ganadería sostenible) es una respuesta a (prevenir) lo que puede suceder con el nuevo PLUS”, asegura Mercado.

El sector ganadero se ha visto interesado en estos planteamientos. Entre otras cosas, porque como se vio al principio, la región está muy ligada a la actividad, pero no solo desde el punto de vista comercial, como sucede en otros departamentos, sino desde lo cultural y lo tradicional. En esa línea, se busca mantener esa vocación, para no dar lugar al monocultivo.

Desde la conservación

La principal fuente de ingresos en Beni es la ganadería.

“La cadena de valor de la ganadería en los Llanos de Moxos”, estudio que puede ser descargado en línea, ofrece una serie de datos del contexto nacional de la producción de carne de res, la descripción de los Llanos de Moxos (Beni) como contexto de aplicación, y cómo se desarrolla actualmente la actividad en ese departamento. Pero más allá del tema productivo, está el tema de la conservación de especies.

Quien sobrevuela Beni, se dará cuenta que la descripción de sabanas inundables tiene que ver con extensiones de pastizales no boscosas. Solo en ciertas partes, existen islas de palmeras, donde hábilmente habita la Paraba Barba Azul (Ara glaucogularis), especie que solo se encuentra en Bolivia y que está en peligro crítico de extinción. Así, las estancias ganaderas tienen entre sus extensiones, estos espacios muy apetecidos por las aves, que se alimentan de frutos de motacú, por ejemplo. Pero no son las únicas.  

“En la Reserva Natural Barba Azul (Santa Ana de Yacuma, Beni), desarrollamos una estancia (ganadera) modelo donde tenemos sistemas experimentales de ganadería sostenible y cada año monitoreamos aves migratorias como el tibibi (Calidris subruficollis), que busca lugares con pastos  cortos donde, de alguna manera, el ganado ha estado comiendo. Ellas prefieren esos sitios antes que aquellos donde no estuvo el ganado. Por otro lado, existen aves de pastizal que en Argentina y Brasil están desapareciendo, pero que nosotros las tenemos en Llanos de Moxos, donde existe ganadería. Por ejemplo, el avioncito (Alectrurus tricolor)”, explica Mercado, bióloga especializada en desarrollo sostenible.

Con todos estos argumentos, los expertos ven posible practicar ganadería sostenible, porque más allá de los impactos que causa la ganadería en general, ciertos cambios todavía pueden marcar la diferencia. “En Beni ya se hace algo muy diferente al resto del mundo, porque se usa pastos nativos, no introducidos ni africanizados (para el ganado); entonces, hacer ciertos ajustes con ganaderos, les va a permitir mejorar sus índices productivos”, concluye Mercado.

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