Luribay: un valle de historia, viñedos, huertos ecológicos y apicultura

En este municipio paceño encontrarás un pedazo de historia en la casa del expresidente José Manuel Pando, serás parte de la cosecha en la huerta “Eco Feliz” y aprendiz de gastronomía. Además, conocerás la dulce esencia de la miel, y degustarás vinos y una “agüita” singular.

La localidad paceña de Luribay. / Foto: Erika Segales, La Región

En Luribay, la historia, la naturaleza y las experiencias auténticas convergen para ofrecer un viaje enriquecedor. La población paceña, ubicada entre montañas majestuosas de la cordillera Quimsa Cruz y un camino serpenteante, se propone reavivar el turismo comunitario, afectado por la pandemia por Covid-19, y busca relanzarse ante Bolivia y el mundo como la tierra de las “dulces experiencias”.

“Con el turismo comunitario nos beneficiamos todos. Acá está uno, pero detrás de nosotros, hay muchas personas más”, destaca Omar Apaza, representante de la asociación La Cabaña Unión, una organización que trabaja con emprendimientos de Turismo en Luribay desde 2008.

Demetrio Alavi presenta los productos apícolas de su emprendimiento familiar. / Foto: Erika Segales

Con un enfoque centrado en las familias, el desarrollo, la preservación histórica, la producción orgánica y el cuidado de las abejas, Luribay busca florecer como un cálido destino turístico, con experiencias vivenciales.

El proyecto de “turismo como motor desarrollo sostenible”, del Observatorio Boliviano para la Industria Turística Sostenible (Órbita), apuesta por este eje. “Hemos querido dejar de ser simples observadores, hay que meter las manos en la masa. El turismo genera mejores empleos, más oportunidades para mujeres, es el sector más noble”, dice Andrés Aramayo, gerente de Órbita.

Un pedazo de historia en la casa de un expresidente

Luribay es una tierra marcada por su legado histórico. Cuna del expresidente José Manuel Pando (1899-1904), todavía conserva la vivienda donde nació el personaje. Las paredes de adobe y piedra, los muebles antiguos y algunas herramientas ya oxidadas, susurran historias y crean un ambiente que transporta a los visitantes a través del tiempo.

Luis Calle uno de los guías de esta casa, ahora convertida en un centro cultural turístico en favor de la población, acompaña el paseo y con su relato hace que la historia cobre vida.

“José Manuel Pando fue presidente de Bolivia, nació en Luribay en 1840, fue militar y cumplió con el mandato del Estado. Esto data de mucho tiempo, el expresidente tenía dos haciendas una en la Isla del Sol, otra aquí en Luribay y tenía mucha producción de vino”, explica Luis.

El patio de la casa del expresidente José Manuel Pando, en Luribay. / Foto: Erika Segales

Al recorrer las habitaciones, señala que, hasta las sillas y sillones, en las que tantas veces estuvieron militares y en donde se tomaron decisiones de importancia, evocan un relato propio. Recuerda, por ejemplo, una popular anécdota y cuenta que un día Pando llegó acompañado de candidatos a la presidencia al lugar y les dijo: “El que se sienta en esa silla, será presidente”, como una especie de presagio.

Una puerta camuflada en la pared, pintada con el mismo color verde que del muro, indica que esos espacios fueron como las cajas fuertes de la época, en los que se guardaban los “secretos y tesoros”.

Al explorar las habitaciones, impregnadas de nostalgia, se observa también una amarillenta página de un periódico que lleva medio siglo en una de las paredes. Monedas y billetes antiguos sobre una de las mesas, y un espacio con herramientas y máquinas para procesar vino, desde el estrujado de las uvas hasta su envase en botellas con corcho.

El guía Luis Calle muestra una de encorchadora antigua en la casa del expresidente José Manuel Pando. / Foto: Erika Segales

Hoy este espacio es resguardado por los pobladores, quienes aspiran establecer un centro cultural con registro de la visita de turistas.

Huáscar y Abigail cultivan sueños en la Huerta “Eco Feliz”

En el hogar de Huáscar Lara y Abigail Cachaca, propietarios de la hacienda Lara, se ofrece una experiencia vivencial inigualable. Los visitantes pueden sumergirse en la práctica de la cosecha, descubrir el placer de degustar alimentos recién cultivados y tomar consciencia de la generosidad de la tierra.

“Esta es una huerta en la que estamos apuntando al lado ecológico, más saludable. Si nuestro cuerpo está sano, la vida misma nos permite ser más felices, esa es nuestra meta”, dice Huáscar.

Esta joven pareja transformó su hogar en un pequeño emprendimiento de cultivos orgánicos y un espacio de aprendizaje culinario.

Huáscar Lara muestra una de las trampas para atrapar a los mosquitos de fruta, una técnica para evitar el uso de insecticidas. / Foto: Erika Segales

Cebollas, acelgas, rábanos, zanahoria, nabo y manzanitas son algunos de los alimentos que se cultivan de forma ecológica (sin agroquímicos) junto a los visitantes, y con ellos se cosecha también la promesa de un futuro sostenible.

En Eco Feliz se opta por reciclar agua de lluvia para el riego y se usa el sistema de riego por goteo para ahorrar este líquido. También se coloca trampas hechas con botellas en los árboles para espantar los mosquitos de fruta.

“Estamos felices. Cuesta el cambio, pero hemos visto resultados. Los alimentos (orgánicos) son deliciosos, tienen un sabor distinto. Con el apoyo de Órbita hemos visto como apoyar a la comunidad y en un futuro la meta que tenemos es ofrecerles alimentos sin malograr su salud”, expresa Huáscar.

Las verduras orgánicas recién cosechadas en la huerta “Eco Feliz” de la hacienda Lara. / Foto: Erika Segales

Luego de un recorrido completo también por otros sembradíos y, con las verduras y frutas que aún llevan consigo el aroma fresco de la tierra, Abigail invita a los visitantes al último punto de este paseo: el “taller de cocina”.

“Con lo que ustedes han recolectado, con lo que está en temporada, vamos a enseñarles a hacer un platillo en casa”, dice.

De pronto Abigail se convierte en una chef e imparte una clase efímera, donde cada uno de los visitantes es protagonista en la receta hojas de parra (de uva) rellenas con arroz y carne, además de una creativa ensalada de pepinos, uvas y sésamo. La degustación es una explosión de sabores.

Los visitantes de la hacienda Lara aprenden a preparar sus alimentos recién cosechados. / Foto: Erika Segales, La Región

Vinos que elevan los sentidos y la famosa “agüita” de Luribay

En la Cabaña Unión también se descubre el éxtasis sensorial con una exquisita selección de vinos y el singani conocido en el lugar como “agüita” de Luribay.

Destacando la altitud del municipio —más de 2.500 m.s.n.m.—, superior a otras regiones vitivinícolas, Omar Apaza enfatiza que la uva producida acá permite obtener un mejor vino por el resveratrol, una molécula antioxidante que es mayor en zonas altas.

En la cata especial preparada para este viaje, los sentidos se despiertan y el arte del vino cobra vida con una explicación sobre su proceso que puede durar incluso más de 10 años, según cuenta Max, ingeniero agroindustrial y encargado del vino en la Bodega de la familia Apaza.

Los expertos invitan a los visitantes a descubrirlos aromas y sabores que envuelven cada tipo vino. Los enólogos pueden percibir en cada sorbo el tipo de uva con la que se trabaja, el tipo de suelo y el manejo de los viñedos, la infraestructura de la bodega y el envase en que se almacena.

“Por ejemplo, con estos vinos se puede sentir un aroma a durazno y manzana verde, porque estos frutos rodean los viñedos, y se puede sentir si su envase fue un tarro de arcilla, madera de roble, estaño, plástico o acero inoxidable”, asegura.

Para los productores, los vinos son una obra de arte. Cada botella resulta exclusiva y no hay una que se parezca a otra.

Los reconocimientos entregados a Bodegas y Vinos Luribay. / Foto: Erika Segales

Luribay tiene 22 bodegas de vino, en las cuales se producen vino blanco, vino tinto y vino rosado, dulce y semidulce, además del vino especial sabor a chocolate, entre otros. “Nosotros estamos trabajando en vinos de alta gama, de altura, dulzones”, destaca Omar.

Asimismo, resalta la producción de singani como un símbolo cultural de la región. El agua ardiente hecho con uvas moscatel de Alejandría se obtiene a partir de tres procesos de destilado en el que a cierta temperatura se eliminan los alcoholes malos como el etanol.

La bodega que se encuentra en la Cabaña Unión es una herencia de conocimientos, adquiridos por el padre de Omar, don Samuel, un personaje reconocido en Luribay por ser impulsor en el rescate de la producción de vinos y singanis.

“Mi papa trabajaba con hacendados, me ha transmitido todo ese conocimiento y nosotros junto a Max elaboramos los vinos y singani. Desde pequeña, desde mis siete años me interesó este trabajo. Estamos transformando nuestras frutas, así nos ayudamos entre las comunidades”, dice Rocío, hermana de Omar.

Viñedos que resisten la plaga y devuelven esperanzas

Recuperar la identidad de municipio productor de vinos de altura es un desafío que tiene Luribay. En los años 80 los viñedos fueron devastados por la filoxera, un parásito que carcomió las raíces de las vides causando la muerte de las plantaciones.

“Nosotros estamos recuperando la producción de uva, antiguamente Luribay era capital de la uva, de aquí han llevado sarmientos a Tarija en la época de colonia, eso estamos recuperando. Como técnicos de Luribay comentamos en recuperar la identidad de la uva, acá tenemos esa zona y clima para vinos y singanis”, comenta Juan Carlos Quino, ingeniero agrónomo.

El ingeniero agrónomo Juan Carlos Quino muestra la producción en una de las parcelas donde se trabaja con injertos de raíces para combatir la filoxera. / Foto: Erika Segales, La Región

Tannat, Syrah e Italia son las variedades de uva que se producen y degustan en esta parcela, las dos primeras destinadas para hacer vinos, y la última es uva de mesa. En otras parcelas también se cultiva la uva moscatel de Alejandría para los singanis y el vino blanco.

Demetrio y el “team” pro abejas

Las abejas son guardianas vitales de nuestro entorno natural y su importancia se extiende más allá de la producción de miel. De ellas depende la biodiversidad, la seguridad alimentaria y el equilibrio del ecosistema. Así lo entienden Demetrio Alavi y su familia, quienes han formado un equipo para cuidar a las abejas y su entorno.

“El 75% de los alimentos que nosotros consumimos son gracias a las abejas, sean frutales o leguminosas”, comenta Demetrio.

Él es responsable del Centro de apicultura Luribay, un emprendimiento en apiturismo familiar establecido hace más de 15 años, aunque cuenta que su trabajo con estos insectos empezó con su padre en su infancia, en los años 80.

Los visitantes conocen el trabajo de las abejas en el apiario de la familia Alavi. / Foto: Erika Segales, La Región

Aquí cada producción es única, el néctar dorado no es el mismo ni siquiera en el tono del color. No es igual una miel de flores del duraznero que es más dulce y clara que una miel de flores de algarrobo, cuyo sabor es más fuerte y es más oscura, o una de producción multifloral. Cada cucharada es un testimonio del arduo trabajo y la dedicación de las abejas.

En el Centro de apicultura Luribay los visitantes también disfrutan de un paseo por el apiario de la familia Alavi, donde la dulce fragancia de las flores se funde con el aroma de la miel en el aire, mientras el zumbido de las abejas se convierte en una sinfonía en un hábitat armonioso.

Demetrio es casi parte de la colonia de las pequeñas obreras, cuando presenta a la colmena como algo más que un conjunto de cajas y panales, para él esta es una sociedad en constante movimiento y con un trabajo muy importante en el planeta.

En este espacio también se practica la apiterapia, un tratamiento recomendado para las personas con artritis, reumatismo, artrosis, o con problemas de circulación sanguínea, como las varices. Para Demetrio, según las toxinas que deja una abeja en la piel, también puede ser considerado anticancerígeno.

Tras esta experiencia educativa la familia Alavi invita a los visitantes a ser parte de “team” pro abejas a cultivar flores en los jardines de nuestros hogares para hacer frente a las amenazas contra las abejas.

“Las abejas son importantes en nuestro planeta tierra, pero lastimosamente, a comparación de los años pasados están desapareciendo a causa de la contaminación del medioambiente, el uso excesivo de plaguicidas y las redes de telefonía celular que interfieren con sus ondas. Esa abejita ya no llega a su destino se desvía o lastimosamente va muriendo», lamenta.

El deleite culinario

En Luribay la experiencia culinaria se convierte en un recuerdo imborrable. En la Cabaña Unión se pueden degustar platillos acompañados de verduras y frutas que la región produce.

Un jugoso lechón con la piel crujiente, cocido en un horno de barro, y el conejo lambreado, son especialidades de la región, que transportan a los visitantes a la esencia misma de la tradición.

El lechón cocido en horno de barro es una de las especialidades de Luribay. / Foto: Erika Segales

El maridaje perfecto es un vino dulce de la reserva, una copita de singani y jugo natural de duraznos. Cada sorbo juega con los matices de los platillos y eleva cada sabor.

Mientras que en el mundo de los postres destaca el helado de vino, que equilibra la dulzura con la sofisticación. Los diferentes tipos de duraznos también implican una experiencia sensorial única, entre los más jugosos destacan la variedad Texas y jade, los mismo que solo pueden consumirse en la región.

Órbita resalta que en dos años de trabajo se firmaron 27 convenios con municipios universidades, cámaras asociaciones y emprendimientos de turismo comunitario, para potenciar el turismo en Bolivia.

Hasta el momento, la organización tiene mapeadas 139 iniciativas de turismo y próximamente lanzará la plataforma visitBolivia.travel para dar a conocer al país como un destino para hacer turismo con atractivos naturales, seguro y confiable.

“El turismo no es un rincón en una esquina de la economía, es transversal a todas las actividades de la economía. El Atlas municipal de objetivos de Desarrollo sostenible concluye que todos los municipios que tienen actividad turística tienen mejor desempeño en los 17 objetivos de desarrollo sostenible”, dice el gerente de Órbita.

Las consultas sobre el emprendimiento turístico La Cabaña Unión y el paquete turístico pueden hacerse al correo electrónico [email protected] o al teléfono 68099663.