En San José de Chiquitos, al este de Santa Cruz, se preserva parte valiosa del Patrimonio Cultural de la Humanidad: el conjunto misional que resguarda la riqueza histórica del oriente boliviano, plasmada en su iglesia y edificaciones coloniales, tallados y pinturas, entre otros. Además, se mantiene viva la cultura chiquitana, que se manifiesta a través de sus danzas, música, artesanía variada y su exquisita gastronomía.
Para conocer este destino, ubicado a 290 kilómetros de Santa Cruz de La Sierra, se requiere al menos tres días. Una opción es la ruta turística “SaboreArte Chiquitos”, que ofrece un itinerario que incluye al menos 15 atractivos, con paquetes personalizables, que pueden variar desde uno a cuatro días.
Esta iniciativa permite a los turistas participar con los anfitriones locales en la elaboración de tejidos, tallados, masas tradicionales y en la degustación de platillos preparados con productos locales. Además, dependiendo del paquete seleccionado, se puede asistir a conciertos de música barroca a cargo de la Escuela Municipal, visitar el nuevo Museo Santa Cruz La Vieja, el Parque Nacional Histórico Santa Cruz La Vieja y el Conjunto Misional Jesuítico.
El tour está organizado en paradas o “pascanas”, término que hace referencia a los antiguos lugares de descanso en un viaje. “Estas paradas simbolizan un espacio de intercambio y conocimiento de diferentes realidades, de disfrute y de saborear la experiencia gastronómica y patrimonial de la zona”, explica Rubens Barbery, presidente del Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (Cepad), organización que apoyó y trabajó en el diseño de la iniciativa.
Entre las “pascanas”, se visitan La Tranquera, donde el artesano Luis Felipe Pari Melgar, conocido como “Pitágoras”, cuenta parte de la historia josesana y de su vida mientras enseña a tallar la máscara tradicional del “Abuelo”, que según cuentan era un elemento de burla que los mayores de San José utilizaban con los jóvenes chiquitanos, que seguían las enseñanzas de los misioneros jesuitas.
Otro punto es “La Siesta del Posoka”, hogar de doña Juanita Tomichá, donde el turista deja de ser un mero espectador y comienza a interactuar con la anfitriona en la elaboración de horneados típicos como el pan y la empanada de arroz; una experiencia con todos los sentidos. Durante la visita, se tiene la oportunidad de admirar el proceso de “pilado” o limpieza de granos de arroz utilizando el viento, así como moler los granos en tacú y presenciar el encendido del fogón. El ambiente se llena de un “aroma de campo”, que proviene del horno a leña o del “mate quemado”, una infusión preparada con yerba, azúcar y carbones ardientes. Además, se puede saborear y hasta armar su propia empanada, sumergiéndose por completo en la experiencia.
El recorrido continua por la “Pascana Las Hamacas”, donde la tejedora María Faldín utiliza estructuras de madera, verticales y horizontales, para entrelazar hilos con gran destreza formando patrones que dan textura y firmeza a las hamacas, piezas que servirán para el descanso, colgadas entre dos árboles o en las columnas de las casas modernas en la ciudad.
Similar experiencia se vive en “El Telar”, donde la familia Posiva vende artesanías elaboradas en su patio y recibe turistas que buscan conocer sus talentos en el tejido de carteras, centros de mesa y monederos, entre otros. Allí, después de escuchar una explicación didáctica del uso del telar, desde el hilado hasta el tejido, los visitantes se unen a la práctica.
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Otro punto destacado es la Casa del Bastón, sede del Cabildo Indigenal, donde los líderes de las comunidades chiquitanas se reúnen para tomar decisiones. En este lugar, los turistas o posokas, como los anfitriones los llaman en lengua bésiro, pueden degustar la patasca, una sopa que se elabora en al menos seis horas, con cabeza de chancho o de res y que lleva maíz pelado, entre sus ingredientes principales.
En este punto, las ancianas de la comunidad conocidas como las mamas, y los abuelos hacen rondas, y toman del brazo a los turistas para unirlos a las danzas que bailan al ritmo de un conjunto tradicional que utiliza instrumentos de viento y percusión.
Como parte de la experiencia, las mamas comparten también los secretos de la elaboración de la chicha de maíz, una bebida esencial en la alimentación de las familias chiquitanas.
Los visitantes también tienen la oportunidad de explorar y disfrutar de la riqueza gastronómica de esta región de una forma más estilizada y otro tipo de platillos en tres restaurantes que son parte de esta iniciativa: Bistró Chiquitano, que ofrece un bufet de comida tradicional chiquitana, nacional y una fusión de platos internacionales; el restaurante Sabor Chiquitano, ubicado en la plaza central del pueblo, que ofrece una variedad de platillos a la carta, comida rápida y platos típicos de la región; y el restaurante de la Escuela Taller de Chiquitos, donde jóvenes chiquitanos ofrecen manjares elaborados con productos locales como la almendra chiquitana y otros frutos del bosque. Estos preparados tienen la premisa de mantener los sabores chiquitanos pero sorprenden por la innovación en su presentación.
Para el alojamiento en San José de Chiquitos, los visitantes tienen varias opciones, que van desde hospedajes sencillos hasta hoteles de cinco estrellas. Los hoteles La Villa Chiquitana, Las Churapas, La Casona y El Sutó Aparthotel son parte de la ruta SaboreArte.
Esta ruta es gestionada por la Asociación Josesana de Sabor y Arte (Ajosa), que reúne emprendimientos que forman parte de este recorrido turístico, disponible durante todo el año. Se puede hacer reservas tanto para parejas como para grupos más numerosos.
La iniciativa beneficia a más de 120 familias josesanas que buscan en el turismo una alternativa para generar recursos económicos, resguardar su patrimonio y proteger su riqueza natural.
Para programar visitas se puede contactar a Jerome Maurice, gestor turístico de Ajosa, al (591) 73148872, por las redes sociales Facebook , Instagram o mediante cualquier miembro de esta organización.
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El talento de artesanos y artesanas en un solo lugar
En la calle Ovidio Barbery, frente a la Radio Popular, se encuentra el Centro Artesanal La Pauroca, donde se puede apreciar la razón por la cual el municipio de San José ha sido declarado “Capital Departamental de la Diversidad Artesanal”. En este lugar, un grupo de artesanos conformado por 22 mujeres y tres varones exhibe una amplia variedad de productos que sorprenden por su diversidad de técnicas, diseños y materiales utilizados. Entre ellos se encuentran bijoutería elaborada en madera, hilos y semillas, así como prendas de vestir, carteras y sombreros tejidos o confeccionados en telas de algodón o hilos naturales, los cuales están pintados con motivos alusivos a la Chiquitania o a sus lugares turísticos. Además, se puede adquirir máscaras del Abuelo en todos los tamaños, incluso algunas talladas de manera precisa en pequeños lápices.
Patrimonio de la Humanidad
El Conjunto Misional de San José de Chiquitos se ha convertido en un museo que cuenta con seis salas y en el que se puede apreciar la tarea evangelizadora de los jesuitas y los periodos después de la expulsión de la Compañía. Las paredes de piedra de la antigua infraestructura, entre corredores y ambientes, son el lienzo de pinturas murales que corresponden a siete etapas sucesivas, por lo que se puede observar pinturas sobrepuestas a modo de comparación entre las diferentes etapas.
Cómo llegar a San José de Chiquitos
Por cuenta propia, en vehículo particular, debes tomar la Ruta Nacional 4 con dirección a Cotoca. Sigue las indicaciones de Google Maps aquí.
En flota o taxi compartido (truffi). Desde la Terminal Bimodal de Santa Cruz, hay distintas empresas que ofrecen salidas diarias y en diferentes horarios.
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