
El hallazgo de una pieza de piedra con un clavo de oro incrustado es, hasta ahora, la prueba más clara de que en Tiwanaku se decoró bloques líticos o de piedra con láminas del metal precioso.
El descubrimiento se realizó en 2019, en el templo de Kalasasaya, por los arqueólogos bolivianos Julio Condori, Hugo Ávalos y Mary Luz Choque. Por primera vez, el Centro de Investigaciones Arqueológicas, Antropológicas y Administración de Tiwanaku (CIAAAT) muestra el material a La Región.
En el bloque, de 20 x 20 x 25 centímetros, es posible ver los orificios donde estaban los clavos, con un remache de piedra semipreciosa, presumiblemente turquesa, que es un mineral de cobre. Esta técnica de laminado se usa actualmente en Europa.

“Nunca antes se había encontrado una pieza de piedra con un clavo de oro. Se encontraron gotas de oro sobre piedra fundida, pero nunca clavos, que son la prueba de ensamblaje de oro sobre piedra”, dice Luis Callisaya, arqueólogo del CIAAAT.
Ello significa que había bloques líticos (piedras) que estaban recubiertas con oro para aparentar que la fachada era de oro macizo. Se estima que tal técnica data de más o menos 1500 años atrás.
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El oro en cuestión provendría de la faja aurífera de Bolivia, que inicia en Perú y termina en Cochabamba. Por otras evidencias se sabe que los antiguos tiwanakotas fundían cobre, oro, plata y bronce arsenical.
Pronto la pieza lítica con el clavo incrustado estará en una de las vitrinas del museo de Tiwanaku. “Es una muestra histórica muy importante, puesto que es la única evidencia descubierta por arqueólogos”, insiste Callisaya.
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