“Los territorios indígenas son sumamente importantes para la conservación del jaguar” II ENTREVISTA

Monitoreos con trampas cámara muestran que la densidad poblacional de la especie es óptima en comunidades indígenas de la Chiquitania que aprovechan la madera de manera sostenible. En territorios como Izozog, en el Gran Chaco sudamericano, no se ha podido registrar individuos, un experto explica las posibles razones.

El jaguar habita en zonas de bosque y sabanas tropicales. / Foto WWF Bolivia

Se dice de él que es “imponente, majestuoso, intimidante”. Que cuando uno se lo encuentra en su hábitat natural, lo mejor es quedar inmóvil, porque “no ataca salvo que tenga crías y sienta que estas están en riesgo”. Que se lo puede ver cerca de fuentes de agua, “al acecho de presas para alimentarse y saciar su sed”.Se dice de él tanto, que ciertas culturas ancestrales hablan de un hombre-jaguar como sinónimo de seres con temple animal a la hora de enfrentar a un enemigo.

El jaguar (Panthera onca) o tigre, como se lo conoce en tierras bajas, es un animal que habita en zonas de bosque y sabanas tropicales, por debajo de los dos mil metros de altura. Habitantes de comunidades indígenas y campesinas, guardaparques y hacendados siempre se refieren a él como alguien cercano, de características singulares por las manchas en su cuerpo pero, sobre todo, de su poderío, tomando en cuenta que es el tercer felino más grande del mundo.

En Bolivia se encuentra amenazado, ello significa que tiene determinado grado de riesgo de desaparecer. Para el Libro rojo de vertebrados está en categoría “Vulnerable”, mientras que para la UICN está “casi amenazado”. Por ello, su presencia en los bosques es muy importante, porque es garantía de buen estado de conservación de un ecosistema, ya que, como depredador, ayuda a mantener el equilibrio en la cadena alimentaria donde vive.De ahí la importancia de trabajar en su conservación mediante un plan de acción que involucre a organizaciones no gubernamentales, la sociedad civil y, por supuesto, el Estado.

Marco Pinto, oficial técnico del paisaje Chiquitania norte de WWF Bolivia, precisamente de la situación actual de la especie en el país, con base en estudios de monitoreo y proyectos que tiene la oenegé en zonas donde habita el felino.

La Región (L R)¿Cómo podemos catalogar la situación del jaguar a 2023?

Marco Pinto (M P) Su estado poblacional, a nivel internacional, se ha reducido en un 50%. Es decir, de un 100 por ciento de su hábitat, ahora solo vive en la mitad. Eso nos da una pauta sobre cómo se encuentra la especie.

Las principales amenazas siguen siendo la destrucción de hábitat por desmonte, deforestación, cacería ilegal, que se ha logrado frenar, y la disminución o pérdida de sus presas naturales a causa de la sobrecacería que el ser humano practica. Y obviamente el fuego, que es una transversal no solo para el jaguar, sino para el contexto en general.

L R ¿El fuego es una amenaza reciente?

M P En Bolivia no es reciente. El país tiene una relación histórica con el fuego. En 2010 se quemó la mayor superficie (seis millones de hectáreas, según los registros de FAN), pero a partir de 2019, los incendios entraron en el escenario social. Hace más de 20 años el fuego afecta las poblaciones y el impacto es alto, porque por donde pasa, degrada los ecosistemas y hace que las presas que le jaguar consume mueran o escapen. Y el jaguar es un indicador de ecosistemas saludables, entonces, donde no tiene presas ni agua, se va.

L R ¿Cuál es la situación en Bolivia?

M P Nosotros (WWF) tenemos un proyecto de conservación con comunidades indígenas de Chaco, Chiquitania y Amazonia. Empezó hace un año y seis meses y se instaló más de cien trampas cámara dentro de las áreas de manejo forestal de comunidades indígenas. Los resultados fueron muy alentadores, porque (vimos que) existe jaguar en la región donde estamos trabajando (Chiquitania), en densidades comparables a bosques en buen estado de conservación. También se registró individuos en Amazonia. En Chaco se está midiendo el tamaño poblacional, pero los resultados no fueron muy positivos, no se encontró ningún jaguar y es porque la presión por cacería es mayor que en las otras ecorregiones.

La presencia del Jaguar en los bosques es garantía de buen estado de conservación de un ecosistema. / Foto: WWF

L R ¿A qué cree que se deba eso, que haya presencia en Chiquitania, teniendo en cuenta que es una de las ecorregiones más golpeadas por la deforestación?

M P Una explicación importante es que los territorios indígenas son sumamente importantes para la conservación del jaguar, debido a diversos factores. Uno de ellos es que estas comunidades hacen un aprovechamiento sostenible de madera. No se olvide que la principal actividad económica que se debería realizar en la Chiquitania es el manejo forestal, que no conlleva cambios deuso de suelo, como tumbar monte para meter soya.

Es evidente que la deforestación (en la región chiquitana) va subiendo de sur a norte y choca con el territorio indígena Monte Verde. Como la principal actividad económica dentro de este territorio es el aprovechamiento forestal, que sí es responsable y sostenible en el tiempo, conserva el hábitat del jaguar.

L R ¿De qué cantidad de individuos de jaguar específicamente estamos hablando?

M P Palmarito de la Frontera (en el Territorio indígena Monte Verde) identificó nueve jaguares en su área forestal y nos dio una densidad de cuatro individuos cada cien kilómetros. Hay indicadores de que todavía tenemos una cantidad óptima en la región chiquitana. En jaguares, la densidad poblacionalse mide cada cien kilómetros cuadrados o cada diez mil hectáreas. El número ideal es de cuatro a cinco (ejemplares), en un bosque en buen estado de conservación.

L R Sin embargo, la situación no es igual en el Chaco, ¿a qué se debe esto?

M P En el Chaco, por fuentes confiables se sabe que hay muchas comunidades menonitas y los jaguares se están viendo arrinconados, porque están entrando en conflicto con la ganadería y están matando mucho tigre. En Amazonia las trampas cámara instaladas (en la zona de trabajo de WWF), mostraron al menos tres a cuatro individuos distintos, porque debe saber que los jaguares se pueden identificar individualmente porque sus manchas son únicas, son como sus huellas digitales. Actualmente se está evaluando la densidad, pero los resultados preliminares muestran que (el felino) está. En cambio, en Chaco, no. El próximo año se instalará cámaras nuevamente, para ver si esto mejora, se está trabajando en Izozog.

L R ¿Cómo evalúa la respuesta de las comunidades indígenas en las que están trabajando frente a la imagen del jaguar?

M P Palmarito (de la Frontera) ha dado un paso adicional. Lo primero que hicieron fue ponerles nombre a los nueve jaguares registrados en su territorio. Los bautizaron con nombres de personas importantes para ellos como: tigre Rivera, en honor a Jesús Rivera, autoridad mayor; Katiana, en honor a Katiana Putaré, quien trabaja en el lugar.

El siguiente paso, a través de una asamblea comunal, fue reconocer al jaguar como animal emblema y el compromiso a su conservación, investigación y cuidado. Actualmente tienen un mural grande, donde el actor principal es el felino.

En general, el proyecto apoya la asistencia técnica para fortalecer el aprovechamiento de madera. Pero este año hemos empezado a apoyar asociaciones productivas de mujeres que trabajan con no maderables, como labial de cusi o cremas antiedad con el mismo fruto.

L R Aun así las amenazas son fuertes, ¿no?

M P Tenemos una gran oportunidad para trabajar en favor de la especie en la Chiquitania, ya que puede ser el último reducto en toda esta región. Eso muestra la importancia de la ecorregión chiquitana como un corredor ecológico de conexión con Chaco y Amazonia.

Sin embargo, hay una amenaza que estamos viendo ahora, que es la llegada de colonias menonitas que están en la orilla del Territorio Indígena Monte Verde. Ellos entran al territorio y con la Ley PDM20, que permite planes de desmonte de 20 hectáreas con un papeleo simple, les dicen: júntense 20 familias, que suman 200 hectáreas, y vamos a alquilarles la tierra.

¿Y ese alquiler cómo funciona? Entran al monte, limpian, hacen los chacos, aprovechan cuatro años y les hacen creer que dejan el chaco hecho. Entonces, no es que el menonita les pague, sino que les dice: estoy pagando al trabajar la tierra para chaco. Después de cuatro años devuelven la tierra y se van.

Pero, cuatro años, bajo suelo poco profundo, baja cantidad de nutrientes, esa tierra se vuelve improductiva y solo queda sembrar pasto. Y eso es lo que estamos tratando de frenar para revalorizar el trabajo forestal sostenible con miras a conservar el jaguar.