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Por Javier Coimbra* / Fotos: FCBC

A raíz de la pandemia del coronavirus, la comercialización de hojas de eucalipto para vaporizaciones (vahos), ha tenido un incremento poco antes visto en el país. Ante esta alta demanda, cuestiones como la accesibilidad y costos de obtención podrían estar provocando ansiedad en la población rural. Por ejemplo, en la Chiquitania no existen muchos eucaliptos, pues no es un árbol nativo; sin embargo, en esta región, existen muchas plantas que pueden cumplir la misma función.

Antes de continuar, es necesario precisar que las vaporizaciones con eucalipto o cualquier otra hierba, no curan ni previenen la COVID- 19. Esta práctica es un medio auxiliar para proporcionar alivio a las vías respiratorias, ya que el vapor caliente hace más fluidas las secreciones, facilitando así la oxigenación. Este alivio podría lograrse, en cierta medida, incluso con vaporizaciones con agua pura. Al añadir plantas medicinales, lo que se está haciendo es liberar los aceites esenciales volátiles que tienen esas plantas.

Las mujeres chiquitanas aprovechan al máximo las plantas medicinales de la zona.

Estos aceites esenciales tienen efectos terapéuticos y actúan de diferentes maneras: pueden ser broncodilatadores, antiinflamatorios o antisépticos, entre otros. Similar efecto se puede obtener colocando directamente al agua aceites esenciales, tales como el eucaliptol (aceite de eucalipto) o el mentol (aceite de menta); e incluso algunos ungüentos como el Mentisán, Vaporub, etc.

En ese contexto, presentamos una breve lista de algunas plantas que se encuentran en la Chiquitania, y que pueden cumplir funciones parecidas a las del eucalipto. Muchas de ellas crecen también en zonas rurales próximas a Santa Cruz de la Sierra. Son plantas probadas por el uso tradicional y sus propiedades han sido confirmadas por investigación científica.

Pesoé (Pterodon emarginatus)

El pesoé es muy apreciado en las comunidades chiquitanas por sus propiedades medicinales.

En la Chiquitania, los frutos de este árbol se han utilizado por siglos para aliviar las afecciones respiratorias mediante inhalaciones. Contienen gran cantidad de aceites esenciales aromáticos, y la práctica tradicional consiste en quemarlos e inhalar el humo que despiden. Sin embargo, es mejor hacerlo en vaporizaciones, donde se parten o machacan unas cuantas frutas y se colocan en el agua caliente. Este árbol es abundante en la zona de Santa Rosa de Roca, en el Abayoy entre San José y Roboré, Santiago de Chiquitos y San Matías.

Isiga (Protium heptaphyllum)

La isiga tiene un alto poder desinflamatorio.

La resina de este árbol, fuertemente aromática, se usa desde tiempos inmemoriales como desinflamante en el mundo rural. Posee gran cantidad de aceites esenciales, pero no es soluble en agua. Para utilizarla en vaporizaciones, debe diluirse previamente en aceite comestible caliente, se coloca la resina y el aceite comestible en partes iguales en un recipiente al fuego, sin que llegue a hervir el aceite; luego, se vierte una cucharilla de este aceite en el agua de vaporización. Por otro lado, también se puede utilizar las hojas del árbol, dándoles un breve hervor. En la región chiquitana, este árbol se encuentra frecuentemente en las arboledas, y en la transición entre los campos y el monte.

Cogollos de plantas de la familia de las anacardiáceas

Muchas plantas de esta familia, tales como el cuchi (Astronium urundeuva), el pototó (Astronium fraxinifolium), o incluso el mango (Manguifera indica), poseen hojas con aceites esenciales volátiles de efecto medicinal. Estos aceites se concentran más en las hojas tiernas. De igual manera, se les da un breve hervor y se realiza la vaporización.

Plantas de la familia de las labiadas

Bira Bira blanca.

La mayoría de las plantas de esta familia son muy aromáticas y tienen reconocido valor medicinal. La albahaca, el orégano, el romero, la menta y la hierbabuena, mundialmente conocidas, pertenecen a esta gran familia y pueden ser utilizadas en vaporizaciones. Entre las labiadas nativas existen varias especies de albahacas silvestres, que crecen frecuentemente en los patios chiquitanos. La bira-bira negra o sigá también corresponde a esta familia; el alcanfor de los campos (Hyptis sp) también, y es muy abundante en toda la Chiquitania central. Ginalmente, la albahaca del campo (Hyptis suaveolens) es otra opción que puede utilizarse (tanto la planta verde, como los tallos con frutos de las plantas secas).

Plantas de la familia de las compuestas

La representante medicinal más conocida de esta familia es la manzanilla, sin embargo con la epidemia se ha popularizado el uso de la bira-bira blanca (Achyrocline satureioides), con reconocida fama medicinal para la tos y desinflamante, tanto en nuestro país como en muchos lugares de América.

Conclusión

Albahaca del campo.

El conocimiento local chiquitano es muy amplio en relación a las plantas medicinales, y las que hemos mencionado son objeto de uso tradicional de una manera u otra. Aunque para la mayoría de estas plantas no existen prácticas de comercialización establecidas, la población rural puede acceder fácilmente a ellas, y utilizarlas en las vaporizaciones para el tratamiento de las afecciones respiratorias, tanto las provocadas por la COVID 19, como por otras causas.

*Javier Coímbra es Coordinador del Programa Valoración Socioeconómica del Bosque de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC).

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura del medio.


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