Teresa Camacho: “Mostrar mi trabajo abrirá puertas para hacer más investigaciones sobre anfibios”

La bióloga boliviana recibió un premio que entrega la Amphibian Survival Alliance a los líderes de conservación de anfibios en el mundo. Uno de sus mayores logros fue liderar el equipo que encontró a “Julieta y darle compañía a “Romeo”, la solitaria rana acuática de Sehuencas en peligro de extinción. En esta entrevista cuenta detalles del reconocimiento y cómo ha cambiado su vida.

La bióloga boliviana lideró el proyecto para salvar a la rana de agua de Sehuencas. Foto: Robin Moore/Global Wildlife Conservation

La Región 

Cuando en febrero de 2018 se empezó a viralizar la campaña #Match4Romeo en una popular plataforma de citas, al principio nadie imaginó que el objetivo era recaudar 15 mil dólares para financiar la búsqueda de una rana.

Lo que no se pensó era que el éxito sería tal, que finalmente se reunió unos 25 mil dólares, dinero con el cual un equipo de profesionales del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny de Cochabamba (MHNC), en alianza con la Global Wildlife Conservation, emprendió una expedición a un bosque nuboso de Bolivia para encontrar a la “novia” de “Romeo”, hasta ese momento, una rana única en su especie. Así, el hallazgo de cinco anfibios — dos de ellos hembras— de Telmatobius yuracare se convirtió en la esperanza para evitar la extinción de la especie y comenzar a trabajar en un programa de cría para su conservación.

La bióloga a cargo de la expedición se llama Teresa Camacho Badani, cuyo nombre empezó a resonar, porque los ojos del mundo estaban puestos en el plan de acción para salvar a la rana de agua de Sehuencas, conocida también como “la rana más solitaria del mundo”, porque durante una década “Romeo” se mantuvo solo en el programa de cría en cautividad del MHNC.

Este y otros trabajos como jefa del Departamento de Herpetología de la institución cochabambina citada, así como la responsabilidad del Centro K’ayra, considerado el único de custodia exclusiva para anfibios amenazados de Bolivia, le valieron a Camacho un premio. En enero pasado, fue reconocida como una de las líderes de conservación de anfibios en el mundo por la  Amphibian Survival Alliance. El evento fue parte del Anphibian Conservation Research Simposum, que esta gestión se realizó en Nueva Zelanda.

El galardón se entrega a conservacionistas de carrera temprana de todo el mundo, identificados como futuros líderes de la conservación de anfibios. De hecho, la web oficial detalla que buscan personas “en las primeras etapas de su carrera, que tengan evidencia de contribuir a iniciativas de conservación exitosas en el pasado y que deseen llevar a cabo o continuar con un proyecto particular de consrvación o agenda de investigación que mejorará la supervivencia de los anfibios en vida salvaje”.

María Teresa con el equipo que la acompañó a la expedición en busca de una “novia” para la rana más sola del mundo. Foto: Robin Moore/Global Wildlife Conservation

¿Cómo recibiste la noticia que la Amphibian Survival Alliance te reconoció como futura líder de la conservación de anfibios en el mundo?

Era algo que simplemente no me esperaba, uno tiene que mandar una postulación para ganar ese premio y yo no lo había hecho. Este año, excepcionalmente, el evento se realizó en un lugar tan alejado como Nueva Zelanda, así que la gente que lo recibió fue directamente invitada por la Amphibian Survival Alliance (Alianza de Supervivencia de Anfibios, por su sigla en inglés). Fue una emoción tan grande que hasta no aterrizar en Dunedin (la ciudad donde se celebró el acontecimiento) no creía que estaba pasando.

¿Qué implica este reto y cómo lo asumes?

Fue un honor ser elegida por ASA como futuro líder, porque uno representa a un país en el trabajo de conservación. Había mucha presión personal por hacerlo bien y dejar en alto nuestro trabajo.  Pero todo salió bien, hasta mejor de lo esperado.

¿Qué tal la experiencia de estar en el Amphibian Conservation Research Simposum (ACRS) en Nueva Zelanda?

Fue maravilloso. El ACRS es el único simposio internacional dedicado específicamente al intercambio de investigación y estrategias para potenciar el futuro de la conservación de anfibios. En este caso se realizó como parte del Congreso Mundial de Herpetología (área de la biología que estudia anfibios y reptiles), por lo que mostrar nuestro trabajo y conocer gente de todo el mundo —estoy segura — abrirá puertas para hacer más investigaciones en ese tema.

Redescubrir la rana acuática de Sehuencas ha sido un gran aporte para la conservación en Bolivia, mucho más cuando se encontró una “Julieta” para “Romeo”, ¿cuánto ha significado en tu vida personal y profesional ese logro?

Hubo un gran cambio tanto personal como profesional. Muchas veces el trabajo que nosotros realizamos pasa desapercibido, pero esta noticia llegó a más de 72 países y 1,2 billones de personas, eso hizo que mucha más gente se entere qué hacemos como Museo, como biólogos, y por supuesto, como bolivianos. Durante el evento en Nueva Zelanda mucha gente me reconocía por las noticias y se acercaba a hablarme.

Hace poco publicamos experiencias de biólogas que enfrentaban más obstáculos que los varones a la hora de trabajar, por distintos factores, ¿podemos conocer la tuya cuando te toca liderar equipos?

A veces no es un camino fácil. La gente asume que (por ser mujer) no puedes hacer el mismo trabajo, que no aguantarías las salidas de campo por el desgaste físico que implica. Para algunos, tener una mujer sola en el campo representa un peligro extra. También está el trato hacia tu persona y los comentarios que surgen “entre bromas”, como que uno aprovecha la condición de ser mujer, o los adjetivos no adecuados.

Recuerdo una vez hace mucho tiempo, yo era la única mujer y la encargada del equipo. Al llegar a un retén de la zona donde teníamos que quedarnos, pidieron que se acerque el responsable para hablar con la empresa y la que bajó del auto fui yo.  Lo primero que dijeron fue: “¡pero es mujer!”. Y yo respondí: “claro que soy mujer, ¿hay algún problema con eso?”. Al enfrentarlos me dieron varias razones, incluso que un oso podría llevarme. Con el pasar de los días esas ideas se disiparon.

En las expediciones para buscar a las ranas de Sehuencas, no tuve ningún problema de ese tipo, en mi equipo actual, la mayoría de los integrantes son mujeres. Creo que hablar con seguridad y confianza de tu trabajo hace que se rompa ese estigma de género.

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¿En qué etapa se encuentra actualmente el proceso reproducción de “Romeo” y “Julieta?

Aún no tenemos pequeños Romeos. En este momento estamos en el proceso de implementación de un container nuevo en el programa de cría en cautiverio del Museo Alcide d´Orbigny, llamado K´ayra, que será el nuevo hogar de las ranas que trajimos del campo. También estamos avaluando la opción de hacer reproducción asistida para esta especie con especialistas de Australia.

¿Qué desafíos te has planteado a partir de este reconocimiento?

Creo que la mayor presión que sentí fue saber que el mundo estaba a la expectativa de encontrar pareja a “Romeo” y si las decisiones que tomaba al estar a cargo de ese proyecto, eran las correctas (luego hubo un final feliz al encontrar a “Julieta”). Este reconocimiento ha impulsado mi carrera y me llena de energía para seguir trabajando por la conservación de los anfibios de mi país.

¿Qué te gustaría que vieran en ti las chicas que piensan estudiar Biología y hacer ciencia?

Las mujeres han ido ganando espacio en la ciencia en los últimos años, pero representamos menos del 30% de los investigadores de todo el mundo. Por lo que les diría que ¡la ciencia sí es cosa de chicas! y que no se desanimen de seguir ese camino. El esfuerzo y dedicación siempre son recompensados.

*Teresa Camacho Badani es bióloga. Comenzó a trabajar con anfibios cuando aún era estudiante de pregrado en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) de Cochabamba. Tiene un máster en Biología de la Conservación en la Universidad Pontificia de Ecuador y en la División de Herpetología del Museo de Zoología QCAZ del mismo país. Ha sido reconocida por instancias regionales, departamentales y nacionales por su trabajo en investigación y conservación. También como Héroe de Conservación de Disney y Defensora de Anfibios del Arca de los Anfibios.

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